El cielo de Santiago se tiñó de celeste. Bolívar, con temple y talento, venció con autoridad 3 a 0 a Palestino en el Estadio Municipal de La Cisterna, consolidando una actuación que no solo enaltece al club paceño, sino que también reivindica el poderío boliviano en el fútbol sudamericano.
Desde el primer silbato, La Academia se mostró decidida. Con presión alta, manejo del balón preciso y una mentalidad ganadora, no tardó en tomar el control del partido. El primer gol fue una obra colectiva que culminó con maestría en el área rival, mientras que los dos siguientes reflejaron tanto la contundencia ofensiva como la solidez táctica que el técnico había trabajado en silencio durante los pasados días, lejos de los focos, pero cerca de la perfección.
Este resultado no es un simple marcador favorable. Representa una declaración de principios: Bolívar no solo compite, también conquista. Ganar de visitante en Chile, y de forma tan contundente, es una muestra de carácter y evolución. El equipo que años atrás buscaba hacerse escuchar, hoy grita fuerte y claro entre los grandes.
Más allá de lo deportivo, esta victoria genera un impulso emocional para el país. Bolivia, muchas veces subestimada en el ámbito futbolístico continental, encuentra en este triunfo una reafirmación de su talento, pasión y potencial.
Tras un duro golpe en la Copa Libertadores, Bolívar encontró en la Copa Sudamericana no solo revancha, sino redención. Y lo hizo gracias a un grupo de recién llegados que, en apenas semanas, ya se ganaron el corazón de los hinchas. Este miércoles, en Santiago de Chile, la Academia volvió a brillar con un contundente 3-0 sobre Palestino, sellando un global de 6-0 y avanzando a los octavos de final.
Los protagonistas del nuevo Bolívar
Daniel Cataño: El colombiano abrió el marcador con oportunismo y clase. Su visión y precisión en el mediocampo lo han convertido en el motor del equipo.
José Sagredo: El defensor nacional anotó el segundo tanto con un cabezazo impecable. Su liderazgo y entrega lo consolidan como referente. Pasaron los malos momentos.
Martín Cauteruccio: El delantero uruguayo, uno de los refuerzos más esperados, cerró la goleada con un remate certero. Su experiencia y olfato goleador ya lo posicionan como ídolo en potencia.
Otros refuerzos que dejan huella en la cancha
Damián Batallini: Aunque no anotó, su despliegue por la banda derecha durante el primer tiempo lo hicieron destacar. Su potencia y dinámica son claves en el nuevo esquema.
Santiago Echeverría: Con experiencia en la altura, aportó seguridad en la zaga y liderazgo silencioso. Ahora brilla también en el llano.
Robatto, el cerebro detrás del golpe
Con ideas claras y valentía, Flavio Robatto transformó a Bolívar en una máquina ganadora. Su apuesta por los refuerzos fue clave: los hizo brillar y le devolvió identidad al equipo.
De la frustración al fervor
La eliminación en Libertadores en este año de su centenario, dejó heridas, pero con estos refuerzos y la estructura del plantel base, se ha comenzado a sanar el alma celeste. En tiempo récord, se metieron en el once titular, marcaron goles decisivos y, sobre todo, conectaron con la hinchada. Hoy, Bolívar no solo tiene un equipo renovado: tiene una ilusión que vuelve a latir con fuerza.
Lo que ocurrió este miércoles en Santiago no fue una casualidad, sino una repetición gloriosa. Bolívar volvió a golear a Palestino por 3-0, tal como lo hizo en La Paz hace una semana, completando un global de 6-0 que lo catapulta a los octavos de final de este certamen internacional. Pero lo más llamativo es que no es la primera vez que la Academia logra este tipo de actuación: el 4 de abril de 2024, por Copa Libertadores, fase de grupos, le ganó sin atenuantes.
En Santiago de Chile, la Academia goleó 4-0, mostrando una superioridad técnica y física que dejó sin respuestas al conjunto chileno. En La Paz, Bolívar ganó 3-1, con una actuación destacada de “Chico” da Costa, autor de dos goles.
Ese antecedente no solo confirma la hegemonía celeste sobre Palestino, sino que también refuerza la narrativa actual: Bolívar ha vencido y goleado a Palestino en dos series consecutivas, tanto en Libertadores como ahora en Sudamericana. Un dato que seguramente será recordado por los hinchas como parte de una rivalidad que ha tenido un claro dominador.
La afición celeste celebra, y con razón. Pero también sueña. Porque este Bolívar no parece conformarse con lo conseguido: quiere más, y tiene con qué.
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