17 de junio (Urgente.bo).- Los campesinos y productores, tanto del altiplano como del oriente y los valles, ven con impotencia su producción perdida. Desde el 2022, se han reportado bajos niveles de lluvias y esto afectó en demasía a sus cultivos, pero no conforme con eso, las inclemencias del tiempo también han golpeado con fuerza al sector con las heladas, especialmente en enero, una época inusual. Pero además, en estas fechas, el frente frío y las bajas temperaturas causan estragos en el ganado y algunos cultivos.
Esta pérdida es significativa en términos económicos, los productores se hacían de buenas ganancias tras la cosecha, ahora el panorama es diferente.
“Estamos preocupados por las heladas, y la falta de lluvias, no llueve a su época. El único ingreso económico que tenemos es a través de la venta de la papa, este año no es como en otros años, directamente nos afectará a los bolsillos de las familias, de los productores”, relata a Urgente.bo, Juan Demetrio Apaza, responsable de la Central Agropecuaria Murumamani, un pueblo en La Paz.
Las pérdidas son grandes; Freddy Villagómez, director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA) Altiplano, que comprende La Paz, Potosí y Oruro, asevera que la pérdida de cultivos es de aproximadamente el 50%. Lo mismo ocurrió con el forraje, que se perdió entre el 60 y 70% en producción.
Villagómez además indica que al menos 200.000 unidades productivas que se dedican al cultivo de papa han sido afectadas en el altiplano. Según el director, esto repercutirá en que haya una subida de papa, por ejemplo la variedad de la huaycha, que tiene un costo de entre 50 y 60 bolivianos la arroba, pero este precio podría aumentar.
Pánfilo Misme Choquehuanca, responsable de la unidad de Agropecuaria de Achacachi, La Paz, relata que las inclemencias del tiempo hacen de las suyas. Los campesinos se dedican principalmente a la producción de semillas de papa, además de forraje, entre avena y alfalfa en al menos 4 comunidades, y hoy hay desesperación por las pérdidas.
Misme menciona que los productores han sufrido esta mala racha desde el 2019. Este año, la producción de papa tuvo una afectación de hasta 60% debido a las heladas en enero y la prolongada sequía.
“Las familias afectadas son aproximadamente 5.999. Casi 6.000 familias, y las mismas están cuantificadas por las solicitudes que hicieron, es decir, se estima que podrían ser más. Se trata de 121 comunidades”, expone Misme.
En dicho municipio, anualmente se producen de 40.000 a 45.000 quintales al año, pero esta gestión se prevé una obtención de solo 20.000.
Incluso, Misme indica que había un rendimiento por hectárea de 18 a 20 toneladas, pero ahora bajó hasta a 8 toneladas.
“Yo vendía semilla fortificada como 5 toneladas, que equivale a 100 quintales, para consumo era como 2 toneladas, 20 quintales. Este año ha rebajado, tenemos 40 o exagerando 60, una pérdida de por lo menos 2 toneladas. Nuestro mercado frecuente era Quime, Sorata, Achacachi, La Paz y hasta Sucre”, relata, por su parte, Juan Demetrio Apaza.
Severo Mamani labra la tierra en la comunidad de Caluyo, La Paz, y al igual que sus compañeros, perdió gran parte de su producción.
“La helada en el mes de enero totalmente nos ha perjudicado, entonces no hay producción de papa, yo sé un poco del manejo de suelos, he tenido que buscar alternativas para hacer producir la papa, pero me ha costado, aunque otros hermanos no han recuperado nada”, menciona.
Campesinos se ven obligados a cambiar de rubro
Severo Mamani, relata que los comunarios en Caluyo se han tenido que dedicar más al cuidado de su ganado que de la producción de alimentos. Mientras, otros se han visto obligados a trabajar como albañiles en ciudades.
Otros decidieron irse a otros países, entre Argentina y Brasil, para encontrar mejores condiciones de vida. Ese contexto ha hecho que el pueblo se quede vacío poco a poco, de hecho, en su mayoría hay ancianos que aún trabajan la tierra.
“Se están quedando más personas de edad, yo tengo 55 años, no hay suficiente tierra para cultivar, entonces mis hijos se han ido a otros países, otros se han ido a la ciudad”, relata Mamani.
“Por la sequía y helada se han ido, otra causa es que no hay suficiente terreno. Un comunario tiene 10 hectáreas y lo tiene que dividir a 5 y a cada uno le cae 2 hectáreas, y con eso no puede hacer nada el joven, tampoco hay riego, y la producción se pierde, entonces tienen que buscar su vida en otro país”, agrega.
Por su parte, Juan Demetrio, de Murumamani, menciona que debido a que el sustento era la producción de papa en las comunidades; mucha gente está empezando a migrar, en este caso a Sorata y Achacachi.