Con relación al artículo publicado por Brújula Digital el 31 de mayo de 2025, titulado “FMI: la banca obtuvo más rentabilidad por negociar dólares y pide fortalecer la supervisión del sistema financiero”, es imprescindible aclarar ciertos puntos para evitar malentendidos y garantizar una información precisa a la ciudadanía.
En primer lugar, la afirmación de que en Bolivia existe un “corralito bancario”, término asociado a la crisis argentina de 2001, es inexacta. En Bolivia no se han implementado medidas que restrinjan el retiro de depósitos. Los usuarios del sistema financiero operan sus depósitos en bolivianos con total libertad, el sistema de pagos funciona normalmente y, aunque existen limitaciones temporales en el acceso a divisas debido a problemas coyunturales de liquidez, estas no comprometen la solidez del Sistema Financiero Nacional (SFN) donde se están ejecutando las acciones pertinentes para devolver al público los depósitos en moneda extranjera.
El llamado del FMI a realizar ajustes estructurales y fortalecer la regulación financiera debe ser abordado con responsabilidad. Las reformas económicas no pueden recaer exclusivamente en la ciudadanía, sino que deben incluir a los sectores que concentran privilegios en el sistema actual. La rentabilidad del sector financiero debe alinearse con el bienestar colectivo.
Es importante destacar que la supervisión financiera en Bolivia es robusta e independiente. La Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) cuenta con la capacidad técnica y operativa para monitorear el sector bancario, garantizar su solvencia y aplicar medidas prudenciales. Un ejemplo de ello es el coeficiente de adecuación patrimonial, que se mantiene en un sólido 13,5%, superando los requerimientos legales, incluso en un contexto económico desafiante.
Por otro lado, la afirmación de que la banca obtuvo mayor rentabilidad por la negociación de divisas no se sostiene al analizar los Estados Financieros de las Entidades de Intermediación Financiera (EIF). Estos demuestran que, en 2024, el 81% de las ganancias (un 5% más que en 2023) provino de operaciones de intermediación financiera, mientras que solo el 19% corresponde a otros servicios, incluida la compraventa de divisas.
Aunque el FMI recomienda fortalecer los mecanismos de monitoreo y planificación ante escenarios adversos, esto no implica una deficiencia en la supervisión actual. Bolivia cuenta con un marco regulatorio reconocido internacionalmente por su capacidad de prevención y respuesta, lo cual se refleja en los indicadores positivos del SFN.
El país no requiere ajustes económicos desordenados ni shocks, sino una transición responsable basada en el diálogo social, la transparencia institucional y una reestructuración progresiva del modelo económico. La disciplina fiscal debe implicar una revisión equitativa de la carga tributaria, los beneficiarios de subsidios y las prioridades del gasto público, en lugar de recortes indiscriminados.
Finalmente, cualquier duda sobre la asignación de divisas inyectadas por el Banco Central de Bolivia debe ser abordada con responsabilidad institucional. La confianza en el sistema financiero se fortalece mediante transparencia, datos claros y diálogo entre los sectores público, privado y social, no con alarmismo o suposiciones infundadas.
///