Desde octubre de 1982 los bolivianos hemos optado vivir en democracia y adoptado este modelo político, que con sus errores y virtudes, sus logros y fracasos, sus injusticias y avances, se ha ido consolidando para que cada cinco años acudamos a las urnas para elegir a los nuevos gobernantes de Bolivia.
Este rito político fue parte de nuestro diario vivir en dos oportunidades este 2025: las elecciones generales con nueve candidaturas el 17 de agosto y la segunda vuelta electoral con los dos candidatos más votados el 19 de octubre. En ambas ocasiones el pueblo, los electores hemos cumplido con la democracia, porque no solo acudimos a las urnas a ejercer nuestro derecho al voto, sino que somos conscientes del abanico de derechos políticos que tenemos cada uno de los bolivianos que somos parte de este Estado.Y hay que ejercerlos cada día.
Bolivia tiene nuevos gobernantes productos de la democracia: Rodrigo Paz, presidente, y Edman Lara, vicepresidente serán posesionados el próximo 8 de noviembre, dando inicio a cinco años de una gestión que desde sus inicios está marcada por grandes problemas a resolver y grandes retos a enfrentar. Pero las esperanzas están a flor de piel.
Mientras sectores empresariales, transportistas, agropecuarios y otros están reuniéndose con el presidente Paz para plantearles en primera persona sus problemas y a la vez propuestas para encarar las soluciones, que es lo que corresponde en estos tiempos difíciles que afrontamos los bolivianos, hay otros que están en contrarruta. Con seguridad, los nuevos mandatarios escucharán a todos ellos, bajo la premisa de no crear falsas expectativas ni nuevos temores, de los cuales ya estamos cansados de vivir con miedo y con incertidumbre.
Pero, por otro lado, tenemos otros sectores radicales que anunciaron que desde el primer día de asunción del poder no dejarán dormir tranquilos al Presidente Paz y Vicepresidente Lara y sus ministros: la COB con sus nuevos ejecutivos han advertido que si el gobierno hace una cosa que no les gusta marcharán y boicotearán la gestión gubernamental. Incluso le dan plazos para que cumpla o si no se van a sus casas. Están los evistas y cocaleros que claramente han afirmado que si tocan a su jefe, Evo Morales, que afronta delitos graves de violencia sexual y trata de personas, se irán con todo para evitar tal extremo. “Si tocan a evo, nos vamos a levantar”, en clara posición de estar defendiendo a una sola persona y no así un proyecto de país o un programa para un determinado sector.
Ellos están de espaldas al país, a la democracia y al nuevo gobierno que tiene todo el derecho a la duda y a la libertad de gobernar según sus planes, las propuestas que vaya recibiendo y los aportes de los diferentes sectores que vienen aportando a que el Estado salga de su actual crisis múltiple que enfrenta.
La COB y su dirigencia, Evo Morales, sus seguidores y los cocaleros están boicoteando una gestión gubernamental desde sus inicios, sin darle la oportunidad de que Paz y Lara empiecen sus acciones como los nuevos gobernantes de esta Bolivia diversa, plural, enorme, rica y con ganas de salir adelante.
Precisamente es bueno recordarle a todos ellos que si han asumido una dosis de poder político, sindical, gremial es gracias a la vigencia del sistema democrático, que ha sido un proceso lleno de contradicciones, deficiencias, sombras, pero que con el esfuerzo colectivo hemos avanzando significativamente.
Es bueno recordarle lo que decía Evo Morales el 22 de enero de 2006, cuando fue posesionado como Primer Mandatario de Bolivia: Estamos acá en democracia y quiero que sepan: queremos cambiar Bolivia, no con bala, sino con voto, y esa es la revolución democrática.
Pues precisamente eso hubo este 19 de octubre: una revolución democrática que favoreció a la dupla Paz-Lara con una clara victoria de 10 puntos porcentuales sobre la dupla Quiroga-Velasco que en clara actitud democrática aceptaron los resultados y afirmaron que apoyarán sin condiciones al nuevo gobierno. Esperamos que se está iniciando una forma de hacer política en Bolivia, ya no más aquel ejercicio del poder para destruir al enemigo, para boicotear a un gobierno, para silenciar a opositores, para usar la justicia como instrumento político y recurso económico.
Pero Evo Morales y sus seguidores entienden al revés y como han sido marginados de la lucha por el poder político, acuden ahora a otras armas innobles y violentas de la lucha: amenazas, bloqueos, advertencias, ejércitos paralelos, impunidad, burlarse de la justicia y desmerecer la victoria electoral de Rodrigo Paz, que sin duda tiene sus méritos.
Ya no estamos para ensayos ni para laboratorios de conejillos de indias, quizás han experimentado durante más de 20 años, con resultados y fracasos, con logros y derrotas, con delitos y errores, con luces y sombras, pero que una vez que el pueblo con su voto decidió encaminarse hacia otros rumbos, es la obligación social y política de cobijarnos en esta dinámica de los nuevos gobernantes, quienes deben tener la capacidad de hacer gestión, bajo dos premisas: gobernar es conducir hombres y mujeres, y eso hay que hacerlo con decencia y respeto.
Si al gobierno le va mal, pues a todos nos irá mal. Si al gobierno lo boicotean algunos cuantos, nos irá feo a los millones de bolivianos. Si al gobierno lo quieren tumbar, es a la democracia que quieren cercenar. Si no dan respiro al gobierno, es a todos que nos quieren asfixiar. Si amenazan con violencia al gobierno, es a los millones que nos quieren golpear y marginar. Si no creen en el gobierno democrático, están desconociendo el voto de más del 54% que apoyaron a Paz y Lara.
Así que seamos conscientes de esta delicada situación y como reflexionaba el líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, que lo peor que nos puede pasar es no haber actuado bien en su momento: “¡Y no podríamos soportarnos a nosotros mismos si no cumpliéramos nuestro deber!”.
///



