Octubre 27, 2025 -HC-

Las señales que nadie esperaba: Paz y Tuto y la lección de madurez que Bolivia necesitaba


Lunes 27 de Octubre de 2025, 7:00am




Quienes percibíamos que el lineamiento político e ideológico de Rodrigo Paz,  era tendiente al continuismo del MAS, nos equivocamos. Pero también en el bando del masismo —principalmente en el grupo de Evo Morales— que lo veían más afín a sus intereses, y por eso, con seguridad, están más sorprendidos. Y acaso disgustados.

Esa doble sorpresa es, paradójicamente, una excelente noticia. Cuando un líder político incómoda simultáneamente a quienes esperaban su sumisión ideológica y a quienes temían su radicalismo, quizás está encontrando un centro de gravedad más sensato: el pragmatismo. No el de las calculadoras, sino el de quien entiende que Bolivia no necesita más confrontación, necesita soluciones.

Paz está asombrando a unos y otros, dando muestras de que, efectivamente, Bolivia puede estar primero. Y eso es fundamental. Porque independientemente de corrientes políticas, colores partidarios o adhesiones ideológicas, la crisis económica, política, social y moral atañe a todos. No hay privilegiados en un barco que se hunde.

La madurez que no esperábamos

Pero hay algo igualmente loable en esta historia, algo que merece ser destacado con la misma fuerza: la acritud de Tuto Quiroga, aún cuando no todo su entorno haya mostrado la misma cordura.

Hemos llegado a un punto en que parecía inevitable que la polarización y los escupitajos políticos serían más intensos, más venenosos, más destructivos después del balotaje. Sin embargo, tanto Paz como Tuto han dado muestra de madurez política y humana. Una lección de la que todos —absolutamente todos— debemos aprender.

Reconocer la derrota con altura, felicitar al ganador, llamar a respetar los resultados, no atizar el fuego del resentimiento. Estas no son acciones menores en una Bolivia acostumbrada a décadas de fraudes, violencia postelectoral, ‘golpes de Estado’ y conspiraciones permanentes. “Nuestro apoyo es a cambio de nada  (...)”, aseguró Tuto en el momento más álgido después del balotaje.

¿Son gestos menores? Para algunos sí. Pero para un país con la esperanza hecha añicos por la crisis económica, política, social y moral, son movimientos que permiten respirar un rato más largo antes del siguiente sobresalto. Y no es poca cosa.

Ahora, Rodrigo Paz tiene la oportunidad histórica de comportarse como un economista de los barrios del fondo, no solo de aquellos que visitan el Banco Mundial. De escuchar a los empresarios cruceños, pero también a los campesinos del altiplano. De tomar decisiones políticas acertadas que generen riqueza mediante la fuerza del mercado, sin olvidar que un país no se construye solo con PIB, sino también con justicia social.

El camino pedregoso que comienza

Este nuevo ciclo recién comienza, y hay que ser conscientes de que queda mucho por avanzar. Ordenar la casa —pero, sobre todo, desinfectarla de tanta podredumbre— no será fácil. Menos aún con las huestes de los movimientos sociales afines al MAS que ya han comenzado a amenazar, a su mejor estilo, porque sienten que van a perder privilegios. Esos mismos privilegios que les permitieron ser cómplices activos durante 20 años y los coloca como coautores del desastre actual.

Los próximos cinco años podrán ser los más tediosos o los más llevaderos, dependiendo de dos factores: la firmeza del gobierno electo y el respaldo del resto del país que votó por un cambio. Aquí está el nudo crítico: cuando Evo Morales ganó las elecciones, el resto de Bolivia lo respetamos con civismo. Por tanto, es un deber ético y democrático exigir que ahora también se respete la decisión de millones de bolivianos que escogió al nuevo gobierno.

La peor carga que Paz y Lara deberán enfrentar no será la económica —aunque sea devastadora—, sino la política: Evo y sus milicias, sus movimientos sociales, los mismos que al perder sus prebendas querrán boicotear la gestión con bloqueos, paros, enfrentamientos. Es aquí cuando el resto de Bolivia deberá hacer respetar su voto. No con violencia, sino con firmeza cívica.

Si algo no puede permitirse Bolivia es otro ciclo perdido, otra década desperdiciada, otra oportunidad histórica que se esfuma por incompetencia, rigidez ideológica o estupidez.

Que estas primeras señales sean el comienzo de algo mejor. Por Bolivia. Por todos nosotros.

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