En tiempos de las tribus esteparias (escitas, sármatas, xiongnu, hunos, partos, mongoles, etcétera) la organización de los clanes era caótica, aunque eficiente pues se basaba en pactos, extremadamente frágiles y a menudo impredecibles, ya que los objetivos consistían en rapiñar aldeas, intercambiar y comerciar productos, unirse contra otro pueblo que pretendiera atacarles, entre otros.
Así pues, si por ejemplo un pueblo tenía lapislázuli, el otro lo respetaba debido a su necesidad del producto, pero tan pronto dejaba de necesitarlo o éste se terminaba, las monedas se sustituían por armas y los mercados por campos de batalla; quienes eran amigos un día, se convertían en enemigos impresentables al otro. Era un mundo duro y de sobrevivencia del más fuerte. Las sociedades de la estepa se caracterizaban por ser guerreros consagrados que aprendían a tomar las armas y a montar a caballo antes que a caminar.
Este escenario me ha hecho pensar en la conformación de la Asamblea Plurinacional posterior a las elecciones. Todavía no se puede ver a un ganador absoluto, pero queda claro que ese ganador no tendrá mayoría en la Asamblea, por lo que tendrá que pactar. Se han oído voces de varios analistas que están seguros de una posible alianza entre Samuel y Tuto si uno de ellos gana; el escenario menos imaginable es una victoria de Andrónico y una alianza con... ¿quién? ¿Samuel quizás? Difícil, peor Tuto. Manfred y Rodrigo podrían negociar sus asambleístas, pero con el porcentaje que parece que obtendrán no les alcanza para que sus asambleístas logren una diferencia importante.
Pero ojo, es un error creer que Samuel y Tuto serán aliados naturales. De hecho, la posibilidad de que ocurra lo opuesto no es descabellado. Primero porque ambos están obsesionados con sentarse en la silla y, por lo visto, no tienen una buena relación personal entre ellos. Segundo, porque sus seguidores se han venido haciendo la guerra y se han dicho de todo desde el quiebre del llamado acuerdo de unidad. Tercero porque, aunque lo sabio aquí sería hacer una alianza fuerte para tener gobernabilidad y evitar que el MAS Evista, Androniquista o Arcista arremetan bajo el pretexto de que es un gobierno débil e ilegítimo, lo cierto es que nuestros políticos han demostrado que no tienen mucha sabiduría.
Así que existe la posibilidad, no tan remota, de que el perdedor, en lugar de aliarse al ganador, se dedique a hacerle la vida imposible, cual, si se tratara de una telenovela mexicana en la que la villana persigue hasta el final a la pobre protagonista, y le hace mil maldades en el camino, just to make a point, como dicen los gringos.
Ahora, ese es el peor escenario, pero, desde mi punto de vista, lo que habrá será una alianza de la estepa. En caso de una victoria de Tuto o Samuel, el vencedor hará el esfuerzo de pactar, pero el pacto será frágil y circunstancial. Los veremos aprobando leyes y, de un momento al otro, peleando por alguna otra cosa y haciéndose la guerra; es decir, deberán renovar el pacto y esto provocará tropiezos que ansía la “izquierda” desplazada, desde los intelectuales light, que dejarán de beneficiarse con consultorías del Estado, hasta los incendiarios Evistas, que aprecian el conteo de muertos y no de votos.
Pero bueno, estas son sólo especulaciones. Lo primero será ganar y despojarse de egos y ver si las encuestas están en lo cierto. Primera vez en mucho tiempo que las elecciones son emocionantes y, en serio, podemos decir que no se sabe quién ganará. Los debates aumentan la emoción y el morbo, las barras se enfrentan y los memes no faltan.
Parece en serio una fiesta democrática que nos hace olvidar, por un momento, los chaqueos en el oriente, la inflación y la escasez de combustible. Los bolivianos estamos sintiendo una mezcla de esperanzas y miedos en esta pausa a la angustia por la crisis económica e institucional. Los candidatos se muestran amigables y accesibles; se siente como una calma antes de la tormenta.
Este es sólo el principio. En dos semanas nos tocará votar y después de eso todavía quedará un largo y tortuoso camino después del 17 de agosto. Ojalá nuestros políticos se porten a la altura de las circunstancias y busquen lo mejor para el país, y no para sus egos o bolsillos.
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