Marzo 29, 2024 [G]:

Wist’u Estado


Lunes 7 de Noviembre de 2022, 5:30pm






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Como República, hemos nacido con una cesárea mal practicada. Un grupo de exrealistas devenidos en independentistas que no querían perder sus privilegios, ignoraron a nuestros progenitores para el alumbramiento: Juana Azurduy, Gregorio Lanza, Cumbaé, Lira, Arenales, Juan Maraza y las naciones indígenas que eran mayoría en estos territorios, no participaron del alumbramiento.

Esa sangre del mal parto todavía corre por las calles y campos de los que hoy llamamos Bolivia. Las últimas fueron el año 1979, en la Masacre de Todos Santos, 43 años atrás que una bala del Regimiento Tarapacá atravesó nuestro cuerpo y el de centenares de bolivianos. Todos los genocidas siguen impunes. Después, embebidos de sangre, tramaron otras el año 1980 y 1983 y la primera del siglo XXI, el año 2019. Los autores siguen siendo los mismos, no aceptan que su proyecto de Estado republicano ya no existe más, pero tienen en las FFAA a grupos de cachorros adiestrados que roen el hueso de la impunidad con el encargo de cuidar los privilegios de una casta decadente y lejos de su compromiso formal de enaltecer su proyecto de Estado; todo lo contrario, lo depravaron hasta vivir en un espejismo demencial.

Nuestros orígenes históricos, tal como lo definiera Vásquez Machicado, está en la unificación del oriente y el occidente generada por  la corriente conquistadora procedente del Río de La Plata, cuando llega hasta las tierras del Guapay  el 15 de febrero de 1560, Ñuflo de Chávez y es nombrado por el Virrey del Perú, lugarteniente del gobernador de la provincia de Moxos; con lo cual se desprendían todo el oriente y el Chaco de la órbita de Asunción del Paraguay y quedaban bajo el gobierno del virreinato de Lima.  Según este historiador, el factor que unió estas dos grandes regiones fue la riqueza del Cerro de Potosí que generaba un mercado para la producción agrícola y ganadera de Santa Cruz, ejerciendo de esa manera, una influencia aglutinante sobre la economía del oriente. Otro factor fue la creación de la Audiencia de Charcas que implanta una autoridad centralizadora, administrativa y jurídica en todo el territorio, con una jurisdicción de Arica a Montevideo. Toda esa estructura fue demolida a medias durante la creación de la República y los resabios fueron adaptados a la primera constitución que cuidaba los privilegios de una casta que excluyó a las mayorías indígenas y a las clases empobrecidas.

Para Zavaleta Mercado, estas asimetrías condujeron a la conformación de una sociedad abigarrada entendida como la sobreposición de diversos tipos de culturas y sus respectivos modos de producción que coexisten de manera desarticulada, estableciendo relaciones de dominación y distorsión de una sobre otras.

Esta vieja estructura, corroída por estas distorsiones, después de la Guerra del Chaco (1932-35) generó las condiciones para la revolución del 52 y la Reforma Agraria.  Fue otro espejismo que permitió una nueva colonización con la otorgación de préstamos de honor (Banco Agrícola) en el oriente.  Otro Ñuflo de Chávez, propietario de grandes extensiones, entonces a la cabeza del Ministerio de Asuntos Campesinos, no tocó las grandes propiedades, a decir de varios economistas, sino que fueron entregadas a extranjeros en desmedro de los empresarios bolivianos. Eso se puede constatar fácilmente leyendo la lista de las corporaciones agroindustriales y comercializadores en los apellidos extranjeros de segunda generación. El proyecto del MNR de crear una burguesía nacional asimilada al proyecto revolucionario burgués, fue fallido: creó un estado dentro de otro y confirmó lo que Zavaleta Mercado decía: la oligarquía boliviana es ajena en sangre y hueso a la cultura boliviana.

En el occidente, la Reforma Agraria más bien destruyó los cimientos de las unidades de producción, convirtiendo a los comunarios en propietarios unipersonales de minifundios, estimulando la distorsión territorial.

La dependencia de estos grupos del oriente que monopolizan la producción capitalista de alimentos, los convierte en un poder que permite poner en jaque al estado; sin embargo, existe un escenario  con actores sociales nuevos que aíslan a estas élites que persisten en una actitud conservadora y feudal, aferrados al pasado.

Una razón de estado, ahora, es promover otros polos de desarrollo agroindustrial en territorios que fueron excluidos, como el sur y norte de Bolivia y articular las diversas formas de sociedad.

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