La segunda vuelta electoral ha sido desafiante para las campañas de los binomios del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Alianza Libre. Desde el día después de las elecciones de agosto pasado, los contrincantes tuvieron que apelar a gestos simbólicos, polémicas públicas, pedidos de disculpas, incluso a la guerra sucia en un escenario desconocido para los bolivianos: el balotaje. Ambos partidos políticos buscaron el voto de la gente en un ambiente marcado por la confrontación, desconfianza y crisis.
Alianza Libre
La imagen del candidato la vicepresidencia de Libre, Juan Pablo Velasco, se volvió tendencia en redes sociales luego de difundirse fotografías en las que aparece vestido con ropa tradicional indígena y mascando coca. También se mostró participando en un apthapi y con ropa típica de la localidad potosina de Uncía. El candidato también bailó morenada junto a vecinos durante la entrada folclórica de Villa Dolores, en El Alto. Y poco antes incluso se llego a quitar la barba, luego de haber perdido una apuesta.
Estas actividades fueron interpretadas por el electorado como una estrategia para conectar con la gente del occidente y generaron opiniones divididas. Para algunos fue un “gesto de respeto cultural” y para otros, una “maniobra política de último momento”. Luego de que salieran a la luz antiguos “twits” de Velasco, con presunto contenido racista y discriminatorio hacia los pobladores del occidente del país.
No obstante, el candidato negó su autoría y denunció una “guerra sucia” porque reaparecieron unos mensajes racistas publicados hace más de 15 años. SIn embargo, las plataformas de verificación Bolivia Verifica y ChequeaBolivia confirmaron la autenticidad de las publicaciones, lo que incrementó la presión sobre su candidatura.
Partido Demócrata Cristiano
Por su parte, Edman Lara, compañero de fórmula de Rodrigo Paz, también ha sido protagonista de múltiples polémicas durante la campaña. El excapitán es conocido por su presencia en redes sociales y fue duramente criticado por declaraciones ofensivas, entre ellas “comparar la corrupción con el cáncer” y utilizar expresiones “homofóbicas” en actos públicos.
Luego de la ola de repudio en contra el candidato vicepresidencial del PDC, se vio obligado a pedir disculpas en muchas ocasiones por sus comentarios. “Si alguien se sintió aludido por mis palabras, me disculpo. No fue mi intención ofender”, dijo y aseguró que sus comentarios fueron “mal interpretados” y que su objetivo era “despertar conciencia sobre la corrupción en el país”.
A pesar de las disculpas, su estilo confrontacional y sus ataques verbales hacia adversarios, periodistas y hasta su propio candidato presidencial han dejado huella en la campaña y se han mantenido hasta la recta final, pruebo de ello es la conferencia de prensa posdebate presidencial.
Debate
El debate vicepresidencial también estuvo marcado por ataques mutuos. Lara cuestionó los presuntos mensajes discriminatorios atribuidos a Velasco, mientras el candidato de Libre respondió criticando la “falta de coherencia” de su rival. Según la población las propuestas quedaron opacadas por las acusaciones, reforzando la idea de una campaña más centrada en la imagen que en el contenido.
Mientras la fuerza política de Libre intenta mostrar a sus candidatos más cercanos a las culturas indígenas y los de PDC buscan limpiar la imagen de Lara luego de los comentarios salidos de tono. Los analistas Rafael López y Ricardo Rada coincidieron en que, más que propuestas programáticas, ambos partidos han “apostado por gestos emocionales y mediáticos para captar la atención de los votantes”, especialmente en las regiones donde su apoyo es más débil.
En medio de las tensiones, ambos binomios buscan fortalecer sus discursos de unidad y cambio, aunque las controversias personales de sus candidatos dificultan ese propósito. De cara al balotaje del 19 de octubre, las estrategias parecen orientarse menos a convencer con propuestas y más a conquistar simpatías con gestos, disculpas y gestos simbólicos.
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