Abril 28, 2024 [G]:

Soportes normativos e históricos de la Ley 045

Sin duda la voluntad del Presidente Evo y el acompañamiento en la reglamentación tuvieron que sufrir las contingencias propias de un acto revolucionario contra un señorialismo impenitente, pero la victoria estaba en la acción y no al revés.


Miércoles 24 de Mayo de 2017, 3:30pm






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El debate de la Ley 045 no fue el resultado de un modelo de venganza justiciera de indios contra k’aras, como la historiografía reciente lo difunde -en secreto- para no hacer ver -en público- la indecencia de su postura. Aunque por otro lado almas más cultivadas pero menos tolerantes lo dicen con toda claridad, como es el caso de H.C.F. Mancilla, a quién se le debe agradecer al menos su sinceridad teórica a la vez que política para mostrarnos el lado señorial y culto de una derecha cada vez más mediocre en argumentos y con una pobreza intelectual que ni Carlos Mesa puede arreglar.

Volviendo, la Ley 045 fue la consecuencia inevitable de un país donde el racismo político hizo gala de toda su violencia simbólica, mediática y física. Particularmente entre 2006 y 2008.

Tiempos en que se hablaba del país multiétnico y cultural (producto de la Constitución Política gonista del 95) se hablaba mucho de los derechos étnicos, pero estos derechos desaparecían cuando los indios de Achacachi o los cocaleros del Chapare salían a reclamar la solución de viejas injusticias históricas, ahí el país multiétnico y pluricultural a lo Will Kymlicka desaparecían y salían las balas contra los pechos de siempre, en las carreteras de siempre…

Así que fue necesario hacer una ley, a despecho de los racistas escondidos en los gabinetes de la APLP, ANP, estaban como directores de medios influyentes en red nacional, eran periodistas bien pagados, o jefes de prensa, hoy una gran mayoría fungen como “analistas políticos o “expertos”. Me causa risa…

Lo que no se dice, es que la Ley 045 no apareció de la noche a la mañana, ya en la legislatura 2006-2009 se había iniciado el trámite de elaboración, donde Poder Legislativo y Viceministerio de Descolonización en ese tiempo bajo la dirección del historiador Roberto Choque Canqui organizaron una serie de encuentros interinstitucionales para el tratamiento de una eventual “ley contra el racismo”, era el inicio de algo mucho más complejo en su realización.

Desde el 2010, la novísima Asamblea Legislativa Plurinacional enfrentó la redacción del texto final, la Comisión de Derechos Humanos y el Viceministerio de Descolonización encaraban, por sus mandatos, buena parte de la responsabilidad, por supuesto el Órgano Ejecutivo a través del Ministerio de Justicia tenía un papel preponderante en su tratamiento.

El texto final dio lugar a que el racismo encubierto, se desnudase en toda su extensión, era un strep teasse político donde el cinismo era evidente ante los ojos de la opinión pública.

No les quedaba otra que aceptar la aprobación de la Ley, pero su lucha continuaba en el proceso de reglamentación, en ese segundo momento hicieron gala de toda su artillería verbal, acudieron a las figuras más inverosímiles de agresión a la libertad de expresión, quedaron solos y aislados, habían puesto las barbas en remojo.

La reglamentación por Decreto Supremo cumplió su plazo legal sin demoras y con más prisas, había que resolver la descolonización vía lucha contra el racismo y la discriminación.

Ha pasado tiempo ya. Hoy las evaluaciones son casi inevitables, pero como se dice en el argot popular “no hay porque arruinar la fiesta

Lo que aquí conviene es primero conocer el soporte de Derecho Internacional de los Derechos Humanos y la misma Constityucion Política que sostienen fundamentadamente a la 045 y segundo recordar los motivos materiales que obligaron al Estado enfrentar una situación de violencia desatada por lo más rancio del país señorial, hoy la mayoría de ellos están prófugos de la justicia y sus herederos por esfuerzo que hacen para volver al pasado se tropiezan de modo constante con el futuro y el futuro son los indios… con internet, redes y solidos salarios.

Lo primero se hace, porque desde 1965 las Naciones Unidas exigieron de los países miembros la elaboración de una ley antirracista y Bolivia llegó tarde, después de 45 años. ¿Olvido? No, fue un cálculo señorial de elite, que ningunea a lo más nacional del país, desprecia el chuño, como desprecia la carne de llama, o la quinua, o la pollera. Ese país señorial hoy está debilitado, hay que acabarlo.

Lo segundo, porque los muertos de la violencia política, son en realidad, muertos por la violencia racista, una violencia que creía que Evo no iba a durar y ya está más de diez años.

El país racista que conocí en los ochenta y noventa hoy ha cambiado, no podemos detener la marcha.

Así pues veamos los soportes normativos del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y la historia reciente que dieron lugar a la Ley 045 y su Decreto Supremo 0762

Instrumentos Internacionales relativos a la Lucha contra el Racismo:

Declaración Universal de Derechos Humanos: 10 de diciembre de 1948

Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial: 21 de diciembre de 1965

Pacto de Derechos Civiles y Políticos: 16 de diciembre de 1966

Convención Americana sobre Derechos Humanos: 22 de noviembre de 1969

Declaración UNESCO sobre la Raza y los Prejuicios Raciales: 27 de noviembre de 1978

Declaración UNESCO sobre los Principios Fundamentales relativos a la Contribución de los Medios de Comunicación de Masas al Fortalecimiento de la Paz y la Comprensión Internacional, a la Promoción de los Derechos Humanos y a la Lucha contra el Racismo, el Apartheid y la Incitación a la Guerra: 28 de noviembre de 1978

Constitución Política del Estado Plurinacional:

Artículo 14.

I.

Todo ser humano tiene personalidad y capacidad jurídica con arreglo a las leyes y goza de los derechos reconocidos por esta Constitución, sin distinción alguna.

II.

El Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, origen, cultura, nacionalidad, ciudadanía, idioma, credo religioso, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición económica o social, tipo de ocupación, grado de instrucción, discapacidad, embarazo, u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos de toda persona.

III.

El Estado garantiza a todas las personas y colectividades, sin discriminación alguna, el libre y eficaz ejercicio de los derechos establecidos en esta Constitución, las leyes y los tratados internacionales de derechos humanos.

La historia reciente:

Ha pasado tiempo ya desde que Cochabamba, el 11 de enero de 2007, se llenaba de violencia fascista organizada por jóvenes entrenados por excombatientes de Ñancahuazú que fueron contratados por Manfred Reyes Villa

Siguen frescos en la memoria los hechos del 24 de mayo de 2008, cuando Marianela Paco (periodista de ACLO en ese tiempo) casi fue quemada viva por los miembros del comité interinstitucional, y más de 50 campesinos fueron despojados de sus wiphalas y ponchos, símbolos que luego fueron quemados al fuego vivo en la ciudad más señorial del país, y los campesinos con sus torsos desnudos obligados a besar la bandera colonial que se reclama como bandera cívica. Estos hechos fueron vistos en el mundo entero con horror a través de las pantallas en noticieros como la CNN y la BBC de Londres.

Pero no había sucedido aún lo peor...

Tuvo que ser en "El Porvenir" (Departamento de Pando) en septiembre del 2008, el lugar donde los collas en número de diez y siete fueron asesinados fríamente por órdenes de Leopoldo Fernández, en ese tiempo Prefecto del Departamento.

Este genocidio recibió sendos informes por parte de las Naciones Unidas y otras agencias regionales, todas las cuales resumieron la violencia en dos componentes centrales que afectan  todos los Derechos Humano: Racismo y Discriminación.

Es ahí donde juristas y académicos dan cuenta que Bolivia no había elaborado una Ley contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación a pesar de contar con sendas recomendaciones de la ONU, desde antes de los años 70, es decir que había un compromiso internacional asumido por Bolivia ante las Naciones Unidas que no había recibido atención por parte del Estado y los gobiernos bolivianos.

Claro, cómo iba a recibir atención, algo que se niega cotidianamente en lo público, y se reproduce cotidianamente -también- en lo privado...

Cómo se iba a prestar atención a un fenómeno que permite la reproducción idiota de una idea vencida por la historia, pero perversa por su actualidad. En desuso por las ciencias sociales, pero vigente en los sentidos comunes.

Un fenómeno que tiene en el color de la piel desde 1492, su peor forma de representación sociológica, histórica, política y económica.

Todo aquello que Marx llama “acumulación originaria del capital como génesis del capitalismo” es en realidad, la sangre y las riquezas de nuestras tierras que dieron lugar al nacimiento del capitalismo y la mundialización de la explotación.

Pero la explotación no tiene un manto exclusivamente racial, sino que además proviene de otras formas de discriminación que sin ser raciales, tienen que ver con formas de odio expreso o disimulado desde componentes tan diversos como la edad, la educación, la pertenencia de género, la posesión de capacidades especiales, etc., etc.

Por ello es que el debate legislativo de la 045, abrió un tiempo paradigmático, poco conocido por los científicos sociales, menos difundido por los medios de comunicación y poco historiado por los juristas.

De hecho, mirar hacia atrás en las mismas Naciones Unidas, nos permiten asumir políticamente un olvido cómplice de las elites en Bolivia.

Desde 1965 Bolivia y sus gobiernos habían huido de su responsabilidad, fueron cómplices de la reproducción por gravitación del racismo. Las vieja idea de "mejorar la raza" de los años treinta, adquiría una forma precisa de autoría por omisión, de decir y no hacer...

Un tiempo paradigmático también, porque a pesar de las dificultades en su promulgación, es una de las leyes que ha logrado un éxito impresionante en la modificación de estructuras mentales colectivas, en los hábitos sociales pensados como comunes, en la formas de vernos como país y como sociedad en pleno siglo XXI.

Fue el debate sobre la 045 lo que nos permitió, retomar una agenda de acción comunicacional de largo aliento, para luchar contra dos flagelos de la humanidad, pero que son fácilmente identificables en sociedades que -como la nuestra- provienen de una pesada herencia colonial.

Una palabra final, no puedo acabar este artículo, sin saludar a Marianela Paco, quien a prisa de los tiempos y Amanda Dávila quien con el tiempo en la sonrisa, hicieron posible dos momentos de un mismo operativo guerrillero para construir dignidad. Ambas hicieron que un aparato burocrático diseñado para perpetuar el orden colonial, se haya convertido en un aparato apresurado por la urgencia de dar con una solución, no la final, pero una primera solución al país colonial, que heredamos del neoliberalismo. Son dos revolucionarias cuyas incidencias tienen el mérito de decir haciendo, más allá de las divergencias que son -a la hora de la evaluaciones- el único camino posible para construir una nueva sociedad.

Sin duda la voluntad del Presidente Evo y el acompañamiento en la reglamentación tuvieron que sufrir las contingencias propias de un acto revolucionario contra un señorialismo impenitente, pero la victoria estaba en la acción y no al revés.

 

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