Jóvenes, artistas y colectivos sociales y ciudadanos salieron a las calles para alzar su voz en contra del nuevo Gobierno. Enfrentamientos con la policía se registraron cuando se usaron gases lacrimógenos para dispersar a los protestantes, causando heridos.
Este miércoles, el centro de Lima estalló la protesta ciudadana. Miles de personas hicieron oír su voz en contra del nuevo gobierno encabezado por José Jerí, quien hasta hace pocos días era presidente del Congreso; denunciado por violación y con acusaciones por corrupción, ha designado un gabinete liderado por otro señalado por violencia sexual: Ernesto Álvarez Miranda.
La indignación recorre las calles, desde jóvenes que votarán por primera vez en las próximas elecciones hasta artistas y figuras reconocidas de la escena local. Todos se unen en un mismo clamor que busca una salida democrática a la crisis nacional.
“José Pajerín”, “Dina ya cayó, ahora le toca al violador” y “No quiero a un violador como presidente” son algunos de los mensajes escritos en los carteles de los manifestantes. Con mayor fuerza, los colectivos feministas reclaman ante la ocupación del sillón presidencial por parte de un denunciado por violencia sexual.
“No nos interesa un gobierno corrupto y machista. Esto es parte de una dictadura congresal. Hacen lo que les da la gana, dictan las leyes que quieren y no les importamos nosotros para nada”, declara Celia, una manifestante que se identifica como feminista y porta su característico pañuelo verde en defensa de los derechos de las mujeres.
Horas antes de la marcha, un grupo de personalidades de la farándula nacional afirmó, a través de un programa de señal abierta, que no apoyaría la movilización porque “se había politizado”. La declaración fue tomada en redes sociales como una burla: “Toda marcha es política porque cuestiona el poder”, respondió una cuenta en X (antes Twitter).
Pese a la postura de ese pequeño grupo, varios artistas fueron vistos participando en el recorrido desde la plaza San Martín hasta la avenida Abancay. Mónica Sánchez, Lucho Cáceres, Tatiana Astengo y otros actores se sumaron al coro de voces que exigía la renuncia de Jerí y una salida a la crisis de inseguridad ciudadana.
Luis Fernando, joven cineasta y uno de los asistentes a la movilización, conversó con La República y compartió sus impresiones: “Hay gente que está marchando, y eso es bueno. Había percibido más apatía en la sociedad peruana tras varios golpes de la clase política. Temía que el pueblo permaneciera indiferente, pero veo que la gente se está organizando con el objetivo de mandar un mensaje”, indicó.
Represión policial
Desde horas de la tarde, los efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) se posicionaron en puntos estratégicos del centro de Lima con el objetivo de controlar el avance ciudadano y contener las consignas populares. A la altura del jirón Cusco, los policías cercaron la avenida Abancay, donde el recorrido de los manifestantes se concentraba en una sola voz. Allí, frente al cordón policial, una mujer levantó un cartel que recordaba la denuncia por violación que pesa sobre el actual presidente. De un momento a otro, se escucharon disparos. El humo blanco lo confirmó: la policía había comenzado a usar gases lacrimógenos para dispersar la marcha.
La represión policial se hizo efectiva: los grupos se dispersaron. Los ciudadanos, temerosos por su seguridad, comenzaron a retirarse del lugar. El gas lacrimógeno dificultaba la respiración y causaba ardor en las fosas nasales. Aun así, la solidaridad no se detuvo: los manifestantes se ayudaban entre sí compartiendo vinagre blanco, un remedio casero para mitigar los efectos del gas utilizado por la policía.
Provincias también alzó su voz contra José Jerí y el Congreso
Pero la protesta no solo se sintió en Lima. En provincias el clamor popular también se hizo oir. Desde el norte hasta el oriente, los manifestantes caminaron de forma pacífica por calles y plazas, portando pancartas con consignas contra las autoridades. En Arequipa y Puno, la movilización comenzó desde temprano y reunió a personas de distintas generaciones, incluidos jóvenes de la Generación Z y colectivos sociales. En la Ciudad Blanca, los asistentes construyeron un muñeco con los rostros de Jerí, el Rey de España y el congresista Rospigliosi, además de colocar la imagen de Keiko Fujimori, a quien responsabilizan por la crisis política. “Aquí está el verdadero monstruo del país”, denunció un manifestante mientras señalaba el muñeco.
En el sur andino, las protestas también fueron multitudinarias. En Puno, comunidades quechuas y aymaras marcharon hasta Juliaca para exigir la salida de Jerí y del Congreso, al que acusan de proteger a Dina Boluarte y de no garantizar justicia por las muertes ocurridas durante su gestión. “Nos vacaron por moral y no por las víctimas; esa es la hipocresía del sistema”, expresó Lucio Callo Callata, dirigente del Comité Nacional de Lucha. En Iquitos, colectivos y gremios se sumaron a la jornada nacional para demandar el cierre del Congreso y la renuncia del jefe de Estado, al considerar ilegítima su permanencia en el poder. Decenas de personas marcharon por las principales avenidas con banderas y cánticos de indignación.
El descontento también se sintió en otras regiones. En Tacna, jóvenes universitarios encabezaron la movilización desde la Plaza Zela hasta la Plaza de Armas, acompañados por docentes jubilados y fonavistas, con mensajes como “Abajo Jerí” y “Abajo el Congreso mafioso”. En Cusco, estudiantes de la Universidad Nacional San Antonio Abad se unieron al paro portando una bandera en señal de duelo por el país. En Trujillo, la protesta se intensificó ante el rechazo a César Acuña, quien renunció a la gobernación de La Libertad para postular a la presidencia; los ciudadanos quemaron un ataúd en señal de repudio. En Piura, cerca de 200 personas, entre obreros y jóvenes, se sumaron a la jornada nacional, mientras denunciaban el masivo despliegue policial para reprimir las manifestaciones.