La Paz, 01 de noviembre (Urgentebo).- En la ciudad de El Alto la tradición de la elaboración del pan por Todos Santos no se ha perdido. Las familias acuden a los hornos para hacer el pan de la bienvenida a sus seres queridos que retornan del más allá.
Según la costumbre de las familias bolivianas, se debe tener llena de masitas, pan y t’antawawas la mesa el 1 de noviembre para recibir a los espíritus o almas de los seres queridos que fallecieron, porque se tiene la creencia de que las almas esperan encontrar algo para servirse.
Bajo esa lógica, las familias no se restringen para hacer el pan tradicional de la época. Llegan a utilizar hasta nueve quintales de harina, más todavía cuando se trata del primer año de haber muerto el ser querido, dijo Luis Áreas, maestro panificador con 25 años de experiencia.
“Hay esa tradición de juntarse entre hermanos y cada uno pone a un quintal de harina, vienen al horno en grupo y lo dejan, ese día solo nos dedicamos hacer pan para una familia y los demás tienen que esperar”, dijo el panificador.
Una semana antes del 1 de noviembre, las familias acuden a los hornos cargados de harina. Elaboran pan ya sea para hacer “rezar” para sus difuntos o para el consumo personal, porque por la temporada en las tiendas escasea este producto.
Se con
ratan maestros expertos para elaborar las t’antawawas. Por lo general, las familias prefieren que se hagan los “achachis” (viejos). Tijeras y estiletes son los instrumentos básicos que utilizan los maestros para crear las figuras.Los hornos trabajan las 24 horas, los ayudantes y maestros panaderos duermen poco, por la gran demanda. Las panificadoras llegan a hornear hasta 15 quintales de harina por día.
En algunos hornos cambio el proceso de la elaboración del pan con la implementación de la tecnología. Este hecho les ayudó a aminorar el tiempo en la preparación de la masa, las máquinas amasadoras acortaron el tiempo a 20 minutos, cuando antes el maestro tardaba una hora y lo hacía con mucho esfuerzo.
El gas a domicilio disminuyó los gastos y el tiempo de trabajo, cuando antes utilizaban leña, aunque esta forma de hornear le daba un sabor diferente al pan.
El maestro panadero dice que el secreto para obtener un buen pan es el horneado a 300 grados y tener una buena harina.