Julio 15, 2025 -HC-

Sergio, el organillero de La Paz


Lunes 14 de Julio de 2025, 10:45pm






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Al compás del giro de una manivela, Sergio Ríos, el paceño de 58 años de edad, comparte todos los fines de semanas sus melodías musicales con el organillo que evoca el arte callejero de Alemania. Este personaje paceño pervive con su talento y asegura que lo hará toda la vida.

Ataviado de elegancia y con cilindros de papel con las partituras, dos cajones y un pájaro y mono como marionetas, cada domingo, Sergio Ríos y su hijo se apostan en la calle Comercio de La Paz o en alguna feria del centro paceño.

Su presencia no pasa desapercibido cuando comienza a girar la manivela de su instrumento. Para cada canción se requiere entre 20 y 40 metros de papel enrollado. “Lo que sí es complicado es preparar las partituras, es una perforación de tres milímetros, que tiene que ser precisa”, afirma el artista callejero.

Cuando el público se ubica alrededor de su espacio de trabajo, varios dejan algunas monedas como reconocimiento al entretenimiento o por el valor de su talento. En retribución, Sergio Ríos entrega un papel amarillo con un mensaje motivador, impreso en tinta.

En cada aporte monetario, el artista levanta su sombrero o saluda con una de sus marionetas que está articulada y se mueven mediante alambres, la sonrisa se desprende del bigote estilo inglés que lo caracteriza, también a su hijo Felipe, quien controla al mono marioneta.

“Recuerdo haber visto una figura en el Museo Costumbrista, de los personajes tradicionales de La Paz, se veía un organillero. Desde ese día empecé a procurar encontrar este instrumento”, afirma el artista. Comenta que se dedica a las artes escénicas y su pasión por el organillo le demanda tiempo los fines de semana.

La caja de organillo funciona con un cilindro de madera con púas que en la rotación interna activa las notas musicales. Es una tradición cultural generada en Europa y la principal referencia de Sergio Ríos es la capital de Alemania, Berlín, de donde obtuvo el instrumento.

“Está construido por el último constructor de órganos callejeros, de Berlín, la tradición es Axel Strudel, quien construyó. Es totalmente tradicional, igual a los que se hacía a principios del siglo XX”, afirma el entrevistado.

El repertorio de Sergio Ríos es muy variado, desde el folklore nacional, hasta melodías añejas del pop anglo. Pero los distintivos por las fiestas julias son las canciones propias de La Paz, como el himno departamental, el tango Illimani o Nevando está (Kuniskiwa).

El artista conoce mucho del personaje y del oficio. Cuando se le consulta si ama lo que hace, la respuesta firme es “me encanta”. “Los primeros organillos, de acuerdo con lo que he podido consultar, llegan a la segunda mitad del siglo XIX, eran instrumentos de lujo y fueron transformándose para animar fiestas populares, antes que exista el fonógrafo”, agrega.

La música y la convivencia urbana son dos ámbitos que disfruta Sergio Ríos. Desde la expresión sentimental, afirma que esta rutina artística permite generar comunidad con las personas en sus diferentes oficios, como el vendedor de helados y de empanadas.

“Es muy lindo momento para compartir, dialogar con las personas sobre sus percepciones, no sólo con la música, sino, recuerdos de infancias”, afirma el organillero paceño.

Declarado paceñísimo, Sergio Ríos augura que el personaje que interpreta continúe con el legado mediante su hijo y en tanto, asegura que lo hará toda la vida, “para recuperar la tradición que hace que la música sea un gesto muy democrático, que nos acerque más a desfrutar, a saborearla en contacto con La Paz”, complementa.

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