Julio 14, 2025 -HC-

La Paz, un llamado urgente a la acción


Lunes 14 de Julio de 2025, 12:15pm






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Recorrer las calles de La Paz es caminar por una historia escrita con altibajos, una narrativa intensa, tejida entre laderas imposibles y sueños que se resisten a morir. Es mirar de frente a una ciudad que alguna vez se atrevió a soñar en grande y que hoy, con el corazón un poco golpeado, aún guarda la fuerza para levantarse.

Porque La Paz no es solo una ciudad; es una emoción. Es una forma de ver la vida desde lo alto, con valentía, con identidad, con ñeque. Es la chola que camina con dignidad, el niño que juega en la subida empinada, el joven que mira el Illimani soñando con un futuro mejor. La Paz es todo eso y más: una ciudad que respira cultura, diversidad, historia y amor por su tierra.

Hubo un tiempo reciente en que todo parecía posible. Vimos cómo las laderas se transformaban en Barrios de Verdad, cómo los viaductos comenzaban a domar el caos vehicular, cómo el PumaKatari nos enseñó que el transporte podía, sí, dignificarnos. Hubo liderazgo, gestión, visión de ciudad que no solo planificaba, sino que también sentía. Parecía que La Paz estaba encontrando su camino hacia el futuro.

Pero ese camino hoy parece lleno de baches —literal y metafóricamente–. Los anuncios reemplazaron a los proyectos, los likes tomaron el lugar del trabajo técnico y los monumentos enormes intentan ocultar la ausencia de planificación y parece que la ciudadanía empieza a perder la fe.

Sin embargo, La Paz no se rinde. Esta ciudad tiene algo que no se compra ni se improvisa: memoria, dignidad y alma. Recordamos lo que se puede hacer cuando hay gestión con amor, cuando la técnica se combina con la pasión y cuando se gobierna con visión y no con slogans.

Por eso es fundamental retomar el rumbo. Porque el debate sobre el futuro de las ciudades ya no es un lujo, es una necesidad. La urbanización no se detiene y La Paz —como el resto de las ciudades latinoamericanas— ya está sintiendo el peso de la desigualdad, el impacto ambiental, la desorganización territorial. No podemos seguir postergando un debate que nos atraviesa cada día.

Hoy más que nunca necesitamos pensar en una La Paz del mañana, con visión inteligente, pero también como una ciudad sensible, para la gente, vivible y cercana. Que use la tecnología para servir, no para dividir. Que piense en las laderas tanto como en el centro. Que construya con enfoque sostenible, con educación, con cultura, con movilidad digna. Que se imagine desde la equidad, desde la felicidad ciudadana, desde la corresponsabilidad entre Estado y vecinos.

La ciudad que soñamos no es una utopía. Es una necesidad urgente. Es una ciudad donde los servicios funcionan, donde la basura no inunda nuestras calles, donde las plazas vuelven a ser lugares de encuentro y no de abandono. Una ciudad donde se recupere la confianza, la emoción y el orgullo de vivir aquí.

No se trata solo de desarrollo urbano. Se trata de justicia social. Se trata de bienestar. Se trata de transformar cada rincón olvidado en un espacio lleno de dignidad. Se trata de construir una ciudad donde nuestros hijos y nietos puedan no solo sobrevivir, sino vivir plenamente.

Por eso, este no es solo un artículo, es una carta, una súplica, una esperanza. La Paz merece liderazgos con empatía, planificación con corazón, innovación con inclusión.

Sabemos que después de cada tormenta, el sol vuelve. Y cuando vuelva, queremos que ilumine a una La Paz que se haya levantado, no con discursos, sino con hechos. Una ciudad que no solo se adapte al futuro, sino que lo construya con visión, con justicia y con amor.

La Paz fue maravillosa y volverá a serlo.

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