Según los resultados del Censo 2024, el 38,7% de la población boliviana se autoidentifica como indígena. Este dato es objeto de análisis y reflexión por académicos y activistas. Es importante analizar los datos de los censos pasados. Se observa que el año 2001 el 62% de la población declaró pertenecer a una nación o pueblo indígena. En 2012, se registró un 41%. Los recientes resultados contabilizaron un 38,7%. Al parecer existiría una reducción de identificación. Sin embargo, existe un ascenso en relación a la Encuesta de Hogares (2018) que registró un 34% y la de 2021, un 26,5%.
Un elemento sustancial sobre la autoidentificación y la identidad a tomar en cuenta para hacer el análisis es que ambos conceptos resultan de un proceso de construcción social, es decir que la población es producto social y de influencias externas desde la familia, la sociedad y el Estado; esto consiste en que no solo cuenta cómo uno se autoidentifica, sino también cómo el otro lo identifica.
Pero ¿a qué se deben estos resultados del Censo de Población y Vivienda (2024)? Existe una suerte de reducción y aumento a la vez. Las principales causas de la reducción de la autoidentificación con relación al Censo 2001, son las siguientes:
El primer elemento es el proceso de migración y urbanización; es decir que, a partir de la migración de aymaras, quechuas, guaraníes y otras culturas de segunda y tercera generación a los centros urbanos, se produjo este fenómeno. La población en el área urbana registró un crecimiento constante, del 62% en el 2001 al 69,0% en 2024. Por lo que se menciona que el 69% vive en áreas urbanas y el 31% vive en áreas rurales, es decir, siete de cada 10 bolivianos viven en las ciudades. Entonces, la población se incrementó en las ciudades y en consecuencia de esto, sucedió la reducción en las áreas rurales. De igual manera, según el Censo 2024, en el área rural, 68,1% se autoidentifica y un 31% no lo hace. Este dato es llamativo, porque un 31% no se autoidentifica como indígena, a pesar de vivir en espacios rurales, esto podría deberse a diversas razones, una de ellas es la influencia del cristianismo.
Por su parte, en el área urbana solo 25,6 % se autoidentifica como nación, pueblo originario y un 74,4% no lo hace. Con estos datos se arguye que en el área urbana una gran población no se autoidentifica con alguna nación, pueblo indígena y originario, o campesino. Por lo que se deduce que lo urbano, desde la construcción de la identidad, estaría en cierta medida alejado de lo indígena, relacionado muchas veces con lo rural desde la narrativa del Movimiento Al Socialismo (MAS).
¿Por qué se menciona este elemento?, ya que, con la migración, los hijos de aymaras, quechuas y de otras culturas y naciones originarias, de segunda y tercera generación a los centros urbanos de diferentes departamentos, fueron influidos por las ideas de modernidad, civilización, deviniendo en una generación que deja de autoidentificarse, más aún si se urbaniza completamente, dejando en cierta medida la multilocalidad entre lo urbano y lo rural.
De igual manera, el gobierno del MAS formó un relato y discurso indígena rural, campesino, idealizando a la población popular en un estereotipo: “buen salvaje que vive en armonía con la naturaleza” y “hace el amor con las piedras”. Esta narrativa, sin duda, también contribuyó a la reducción del porcentaje con la autoidentificación, ya que, de los jóvenes entre 18 y 28 años, solo un 38,7% se autoidentifican con alguna nación o pueblo originario, mientras que un 62,2% no lo hace. Los jóvenes están vinculados con las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, la modernización, las redes sociales virtuales, entre otros. Esta población no vincula su realidad urbana o rural-urbana con la narrativa del gobierno del MAS que ha sido idea-fuerza por 19 años. Sin embargo, los aymaras no sólo están en el área rural, sino también en áreas urbanas.
Un tercer elemento, que tiene relación con el anterior es la formulación de las preguntas y su recepción subjetiva respecto a la autoidentificación en el Censo (2024), es decir, la pregunta que se formuló en la boleta Censal 2024, está bajo la narrativa indigenista y campesinista del MAS, vinculada con el área rural. La pregunta formal decía: “¿Se autoidentifica con alguna nación, pueblo indígena, originario campesino o afroboliviano?”
La primera observación es que la pregunta formal ingresa el concepto campesino, si bien este se encuentra en la CPE, no es necesario utilizar este concepto de clase, ya que hace referencia a un término económico, y relacionado al área rural, cuando los jóvenes y adultos de espacios urbanos escuchan campesino, el mismo término no está relacionado con su realidad y en consecuencia no se sienten identificados. La pregunta tiene un tinte ideológico y no está bien planteada porque persigue una mirada indigenista y campesinista.
Un cuarto elemento está relacionado con el ascenso social y el surgimiento de una clase media imaginada. El surgimiento de los qamiris y de élites económicas autóctonas de primera y segunda generación que están más arraigados a la identidad aymara y quechua; sin embargo, en la tercera generación su ascenso social, capital educativo, y económico se representa como una clase media imaginada alejada de la identidad aymara-quechua, principalmente influidos por las ideas modernidad y globalización. También, a efecto del proyecto del mestizaje del MNR, muchos padres y madres aymaras y quechuas de segunda generación y tercera generación ya no socializan a los hijos/as en la lengua aymara.
Paralelamente, existió un ascenso respecto a la Encuesta de Hogares que llegó a 34% en 2018 y 26,5% en 2021. Existió de 2021 a 2024 un leve repunte y ascenso del 38,7% de la población que se autoidentifica como nación o pueblo originario. Es decir que existe una revitalización de la identidad indígena/india en Bolivia y sus regiones.
Esto se debe principalmente a la emergencia de influencers indígenas que se han apropiado de los espacios virtuales como TikTok, Facebook, Instagram, entre otros. En especial en TikTok, que es una potente plataforma virtual que ha transformado la forma de crear y consumir contenido, se ha convertido en una nueva plaza pública de interacción social y de sociabilidad. Muchos de los influencers indígenas/indios usan sus lenguas nativas en sus vídeos, existen más mujeres indígenas/indios que hombres indígenas/indios que tienen mayor presencia digital. Muchos de los jóvenes influencers manifiestan que TikTok y otras plataformas les permitió reconectar con la tradición y cultura de sus padres y abuelos, otros se han dedicado a hacer activismo por su territorio, también por promover la identidad aymara o quechua, y el uso de la lengua en espacios urbanos mezclados con un toque de humor generacional y moderno. Entre los más destacados podemos mencionar a Albertina Sacaca, la Chola Bocona, La Warmi Rosa, Luz Cruz, Cristian Choque y Nancy Risol. En el caso de La Paz y la región andina, se encuentran los influencers aymaras como Elías Ajata, Rubén Hilari o Nayra Qhantatayita, que han realizado un trabajo formidable y militante respecto al uso de la lengua y la identidad aymara.
Finalmente, existieron varios factores sociales para esta reducción sobre la autoidentificación respecto al CENSO de 2001 y el de 2012. No obstante, también existe una revitalización de la identidad indígena/originaria, respecto a la Encuesta de Hogares 2018 y 2021, principalmente por la emergencia de influencers aymaras que se han apropiado de los espacios virtuales como TikTok, Facebook, Instagram, etc.
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