Junio 13, 2025 -HC-

Miedo y asco


Jueves 12 de Junio de 2025, 11:00am






-

La división del MAS no ha hecho más que confirmar lo evidente: estarán divididos, pero sus intereses están más cerca de lo que dicen. Es una pelea feroz por el poder que los desenmascara. Evo necesita a Arce para sostener su narrativa de víctima, para seguir siendo ese “líder del pueblo” perseguido por el sistema. Y Arce necesita a Evo como chivo expiatorio, como excusa perfecta para justificar su gestión desastrosa. Es un amor correspondido, retorcido, atado por ambiciones sin alma, sin la más mínima capacidad humana de medir consecuencias.

Ayer, en Llallagua, se enfrentaron dos bandos del mismo desastre: bloqueadores evistas contra policías enviados a desbloquear. La gente está harta. Con miedo, con rabia, y ahora con asco. Las imágenes de civiles armados, los audios con amenazas… todo encendió el pánico. Impulsados por la furia, los vecinos también salieron a pelear. Gente herida, muertos. ¿Contra quién? Contra los de siempre: campesinos contra campesinos, pobres contra pobres, vándalos contra vándalos. Todos empedernidos en identificar a su enemigo.

Estas tácticas de difundir audios, videos y narrativas responden a una maquinaria mediática que busca legitimar la represión. Mostrar armas, sembrar caos, para luego intervenir con gases y balas “en defensa de la democracia”. Mientras tanto, Evo y Leonardo Loza llaman a resistir “en nombre del pueblo”, pero su objetivo es claro: tumbar a Arce, desestabilizar el Estado, forzar otra candidatura para Morales.

Pero ya está desgastada la palabra “pueblo”. ¿Quién es ahora “el pueblo”? Ambos bandos se adjudican una categoría ya manchada por el aliento asqueroso de estos políticos.

Me dan asco. Ambos. No es solo Evo. Es también Arce. Es este juego macabro de audios, imágenes con IA, llamados al enfrentamiento. Es la guerra simbólica que alimentan desde las noticias falsas para seguir disputándose el Estado como botín. Y sus súbditos androniquistas y castillistas, igual de serviles, débiles e igual de cínicos.

Dos comunarios muertos. Tres policías más. Lo peor es que han enfrentado a sectores con toda su capacidad de movilización. Porque sí, pueden mover miles. Y lo hacen. No para cambiar nada, como se hizo con el Mallku tantas veces, sino para seguir ganando cuotas de poder, seguir reproduciendo sus discursos.

Y aunque la Policía siempre será el brazo represor del Estado —desconfío de ellos, siempre—, aquí no hay buenos ni malos. Solo hay poder. Poder represivo. Poder desatado. Y me da pena, mucha pena, que esto termine en muertos. De un lado. Del otro. Porque nunca son los hijos de los blanquitos los que caen. Ni pacos blancos. Siempre jóvenes. Siempre hijos de indios. Nunca esos zurdos de escritorio hablando de “revolución”, ni los que se sacan selfies con poleras del Che. No. Esos están en sus casas, compartiendo hashtags, dándole like a sus amiguitos militantes, motivando, de forma descarada, a que la gente se movilice.

Tampoco son los hijos de Arce —que tienen tierras y negocios por miles— ni los hijos de Evo —que pueden fugarse a Argentina cuando quieran—.

Ustedes no tienen nada que perder. Porque no son sus familias las que están en las carreteras. Es el pueblo enfrentado consigo mismo y con personas que han sobrepasado, con armas, un bloqueo.

¡Ya basta! Desgastaron la poca dignidad que quedaba del Proceso de Cambio. Un proyecto que fue de la gente, nunca de ustedes. El Estado, los derechos, las conquistas… nunca les pertenecieron, esas agendas eran de la población. Pero ya, están acabando con todo. Y lo están rematando con más sangre.

El estado de sitio que promueve este gobierno injusto no garantiza seguridad, solo persecución. No se dejen engañar por el discurso de la “seguridad”. Esos candidatos del “orden y la ley” no existen. Solo buscan controlar a ciertos grupos adversarios. Y los otros, con su cinismo, usan a los muertos como símbolo de lucha. Pero no cuentan que muchos murieron de paso, sin participar, reprimidos por estar ahí, como en el 2019. Siempre “estaban luchando”. Nunca se dice la verdad.

¡No puedo creer que aún no hayamos entendido lo del 2019!

¿Acaso esos jóvenes de Senkata y Sacaba asesinados tienen justicia?

Si Jeanine está presa, no es por las masacres, es por el ego de Evo. Su arresto fue pensando en Evo, no en justicia para las víctimas.

¿Quieren seguir apoyando a Evo, generación de ideólogos? ¡Vayan! ¡Pero que vayan sus hijos o ustedes! Ya es suficiente. Están legitimando no solo a una derecha revanchista que podría reprimir con furia si gana. Están legitimando la represión total. Están dando paso a la destrucción de todo por lo que se luchó.

No se puede llamar “revolución” a esta instrumentalización inmoral de una población hastiada por la crisis y por el gobierno. Un líder jamás antepone su ambición sobre el cuidado de su gente. Evo murió. Su imagen ya es un mito. Y arrastrarlo a esta inmortalidad política solo trae más muertos. Yo no voy a apoyar eso. Jamás.

Esto ya desbordó lo identitario. La protesta rebasó lo permitido. Y ustedes siguen ahí, jugando a la revolución con cadáveres ajenos: Andrónico Rodríguez, Evo Morales Ayma, Lucho Arce y Eduardo Del Castillo Del Carpio.

Y no quiero reducir todo esto a Morales, aunque más de una vez llamó a movilizar sabiendo que podía costar vidas. Su poder es ambición pura. Esta guerra no existe sin Arce, y no existe sin Evo. Ambos, seres despreciables, incapaces de mediar por su ambición. Cada uno con hijos más corruptos que el otro. Cada uno con sus lameloides más llunk'us que el otro. Ninguno va a ceder. La vieja política de izquierda está luchando por mantener su influencia. Y lo está haciendo con sangre. Y lo que más rabia me da es que los grupos más odiadores tienen argumentos suficientes para anular a todo lo que, sin razonamiento, relacionan con el MAS: el Estado, las personas, las leyes... En su guerra, nos han metido a todos en el mismo saco y vamos a perder. Gracias. Muchas gracias. 

*Título basado en el libro “Miedo y asco en la campaña electoral del 72”, por Hunter S. Thompson.

//

 

.