Este domingo 18 de octubre entrará en la historia del fútbol. No solo en la del campeonato más atípico jugado en tierras árabes, sino en la memoria de los partidos más memorables. Dos gigantes dieron todo de sí hasta el último suspiro. Hasta los tiros penales, allí donde se pudo demostrar por qué Leo Messi es el mejor jugador y por qué es el caudillo de un equipo que supo rehacerse en la adversidad. Hoy, Leo y los suyos, Escaloni y sus dirigidos, celebran el campeonato mundial. El tercero para los argentinos.

Ha sido la final más apasionante de la historia y el fútbol entronizó a Messi. Una final para la eternidad en la que sucumbió la selección de Francia que, en esta oportunidad, dependió de ese otro gigante, de Killiam Mbappé. Pero él no fue suficiente, porque la otra Selección, la Argentina, contaba con el Dibu Martinez, un megaarquero que marcó la diferencia en todo este campeonato.

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Fue un partido en el que Argentina sintió diferentes sentimientos, desde la alegría de ganar con comodidad en el primer tiempo, pasando por la incertidumbre y tristeza que provocó el empate logrado por Mbappé, hasta la exultación conseguida con el último gol desde el punto penal. Por eso, De Paul lo resume así: “Nacimos para sufrir, vamos a sufrir toda la vida, pero esto no me lo voy a olvidar más. Creo que somos justos ganadores. Para ser campeones había que ganarle al último campeón y lo hicimos. Esto es una alegría que no puedo explicar”.

A los 35 años Messi logró el único título que le faltaba y lo hizo como el comandante de una selección que vibró cada uno de sus pases, celebró todos los goles marcados y le siguió en toda la cancha para respaldarlo, para participar en la sinfonía lograda este domingo

Después del primer tiempo, en el que Argentina demostró mayor fuerza y mejor propuesta, el cotejo no tuvo respiro. Fue un duelo imprevisible, casi infartante, hasta que llegó a la tanda de los penales, con el marcador igualado, 3-3.

“Dibu” Martínez contuvo dos remates y Montiel marcó el tiro decisivo. Y ambos héroes dieron inicio a una celebración en Argentina y muchos otros puntos del planeta.

Tras el partido, el DT campeón del mundo mantuvo su línea humilde al hablar de sus sensaciones tras la consagración: “Es un momento para disfrutar. Estamos acostumbrados a que nos golpeen, por eso sabemos estar en las buenas y en las malas. Estar en la cima es algo único, un disfrute increíble”.

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