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Los Mesa Gisbert dicen cómo influyó su mamá en la vida de ellos

Carlos, Isabel y Guiomar fueron entrevistados por la revista Oxígeno, para su edición de junio del año pasado. Ellos hablaron de como se formaron en sus especialidades. De las lecciones que recibieron de sus padres. "Mi madre me enseñó la pasión por lo que uno hace y ha sido un ejemplo de combinar la vida profesional con la personal que yo he seguido", dice, por ejemplo, Guiomar.


Lunes 19 de Febrero de 2018, 1:45pm






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La Paz, 19 de febrero (Angela Carrasco, de la revista Oxígeno para Urgentebo).- Son cuatro hermanos, Carlos (C.M.) historiador, periodista y exPresidente de Bolivia, Isabel (I.M.) escritora, Guiomar (G.M.) artista plástica y Andrés, arquitecto que radica en Barcelona. Tres de ellos hablaron con la revista Oxígeno sobre sus influencias, sueños, gustos y compartieron facetas que el público desconoce, más allá de sus profesiones.

Una entrevista para conocer cómo se apoyan entre ellos y cómo nació entre los Mesa Gisbert el amor por el arte, un sentimiento que fue forjado por la señora Teresa Gisbert, quien falleció este lunes. La revista Oxígeno publicó este artículo en junio del pasado año; ahora lo compartimos con los lectores del periódico digital urgentebo, y en él se puede apreciar como influyó la mamá en ellos.

¿Cuándo y cómo surgió su pasión por las letras y la cultura?

CM. Estábamos rodeados de libros. Mis padres tenían una biblioteca muy grande, el libro era parte habitual de nuestras vidas, recuerdo mis primeras lecturas a los siete u ocho años, a Julio Verne en las noches antes de dormir y las desveladas cuando los libros se ponían interesantes y no los podía dejar de leer.

IM. Me gustaba leer desde mi adolescencia. Recuerdo que mi padre nos hizo una lista de los 100 libros indispensables para leer antes de los 20 años. ¡Fue un shock! Pensé que nunca llegaría ni a la cuarta parte. Leí muchos.

GM. Siempre me gustó pintar y dibujar. Tengo el recuerdo de mí, niña, paseando la sala  de Borda que había en el Museo Nacional de Arte. Allí ya sabía que quería ser pintora.

Como familia Mesa-Gisbert ha estado rodeada de letras y arte desde pequeños. ¿Qué tan importante ha sido ello para sus profesiones?

CM. Decisivo. No se puede entender nuestra formación y lo que hicimos en nuestras vidas profesionales sin la influencia de nuestros padres. A mí siempre me pareció que la vida intelectual, la academia, la enseñanza, la lectura, la cultura eran lo más importante de la vida. Vivir la cultura, hacerla y promoverla, pensé siempre que era una sola cosa.

IM. Ha sido fundamental. Mis primeros libros son una recopilación de todo el arte del que estuve rodeada de adolescente: ángeles andinos, portadas barrocas, historia incaica y más. Sin esa vivencia, no sé si hubiera tocado estos temas.

GM. Muy importante a tal punto que no imaginaba otra vida que no fuera ligada al arte. Ahora sé que hay muchos otros mundos igual de fascinantes, pero en ese entonces no.

La población conoce su trabajo, sin embargo cada uno incursionó en otras ramas, que también van ligadas con el arte. ¿Podrían comentarnos un poco al respecto?

CM. El gusto “omnívoro” por la música, desde los Kjarkas hasta Vivaldi, pasando por Janis Joplin y Joaquín Sabina, y en la cumbre Simón y Garfunkel y Leonard Cohen. Escribir ficción fue un deseo, que lo culminé con “Soliloquio del Conquistador”. Tengo por ahí un centenar de poemas y textos autobiográficos.

IM. Fui una coleccionista durante toda mi adolescencia, al igual que mis padres: filatelia, cajas de cigarrillos, monedas. Me enamoré de la enseñanza, y soy maestra de primaria desde hace muchos años. Tengo una biblioteca de literatura infantil boliviana y literatura infantil en general, solo porque mis padres me enseñaron a amar los libros.

De no ser lo que son, ¿hay otra carrera que habrían querido desarrollar?

CM. Lo que me hubiese gustado ser cuando tenía 10 o 12 años, es astronauta. Hoy ya es otra historia, pero mi pasión por la etapa histórica de la carrera espacial está intacta.

IM. De no haber sido lo que soy, me hubiera gustado mucho ser bióloga. Me gustan los animales, sobre todo los reptiles (como a mi madre).

GM. No.

¿Qué satisfacciones personales le ha dado su profesión?

CM. Soy egresado en literatura, el placer de la literatura como expresión suprema de la vida es incomparable, pero la verdad es que he transitado muchos caminos, el más largo el del periodismo. Nada, sin embargo, se compara al privilegio de haber sido el primer servidor público del país.

IM. Soy egresada de la carrera de Ciencias de la Educación. Nunca pensé que enseñar a los niños pequeños me traería tantas satisfacciones. Las ganas de escribir para niños y jóvenes se las debo a ellos.

GM. El arte es otra forma de entender el mundo y el hecho de crear es ya una satisfacción en sí.

A simple vista  doña Teresa no está incluida en la frase: “cuando se es madre es más difícil ser artista o estar inmiscuida en la cultura”, sin embargo ¿cómo influía en ustedes la carrera de su progenitora?

CM. Nuestra madre es una persona excepcional, diría que una de las mayores figuras de la cultura boliviana de todos los tiempos. Mi vínculo con ella, además de la relación filial (mis recuerdos de ella como madre son muy fuertes en el paso de mi niñez a la adolescencia), ha sido sobre todo intelectual. Siempre que llevaba a cabo alguna tarea vinculada a la creación (mis libros de historia o “Bolivia Siglo XX”, por ejemplo) lo consultaba y comentaba con ella.

IM. Mi madre influyó en mí como investigadora, me encanta investigar y ella era muy minuciosa en su trabajo. Influyó en los temas de mi literatura. Toda la parte histórica que hay en mis libros la he consultado siempre con ella. Además, me enseñó a utilizar su biblioteca y buscar mis fuentes. No escribo nada si no tengo fuentes que respalden mi trabajo.

GM. Mi madre me enseñó la pasión por lo que uno hace y ha sido un ejemplo de combinar la vida profesional con la personal que yo he seguido.

¿Existe competencia entre hermanos para hacer alguna publicación?

CM. No, para nada. Cada uno tiene una ruta distinta. Andrés es un erudito y un investigador de rango internacional, admiro su capacidad y sus conocimientos. Isabel es –para mí- la mejor novelista infanto-juvenil del país con una dedicación y pasión por su trabajo realmente envidiable. Teresa-Guiomar es una artista excepcional, combina una sensibilidad creativa muy honda con un contexto intelectual infrecuente. Su obra plástica transitó caminos insospechados y es imprescindible pa-ra el arte contemporáneo boliviano.

IM. ¡Impensable! Al contrario. Cuando uno está por publicar un libro o por presentar una exposición, todos estamos ahí para apoyar. Es más, creo que mis hermanos y mi madre han leído mis libros incluso antes de que estos se publicaran; siempre me han dado consejos y sugerencias muy valiosos para mejorar. Mi hermana ha ilustrado la mayoría de mis libros y me dio sugerencias para algunos argumentos. Carlos me ayudó en la historia. Mi hermana y yo hemos leído la novela de Carlos antes de su publicación.

GM. No. La pintura es muy distinta a la escritura.

¿Qué sienten cada que escribe un libro o pintan?

CM. Es la pasión renovada, libro terminado es libro de los demás, libro que se comienza es de uno, en lo más profundo y se convierte en la cuestión más importante hasta que sale impreso.

IM. Una felicidad muy grande. Escribir es apasionante. Cuando sé que voy a tener tiempo para escribir, sueño en que llegue el momento.

GM. Cada cuadro es un reto que tiene de todo, miedo, curiosidad, frustraciones y mucha satisfacción.

¿Consideran que en Bolivia es fácil dedicarse al arte?

CM. Dedicarse al arte no es una cuestión de facilidad o dificultad es una cuestión de vida. Está más allá de los obstáculos o de las ventajas. El arte es parte intrínseca de la vida y se crea en función de ese impulso.

IM. Nada fácil si uno quiere convertirlo en un medio económico de vida. Y, es una suerte vivir en un país donde la veta para crear es enorme.

GM. No es fácil, pero es posible hacerlo.

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