Mayo 04, 2024 [G]:

Las dos facetas de Víctor: Pastor y morguero

Testimonio de uno de los trabajadores de la Morgue del Hospital del Clínicas, quien dice haber encomendado su vida a Dios para que los muertos no lo llamen.


Sábado 22 de Julio de 2017, 5:30pm






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Foto revista Oxígeno

La Paz, 22 de julio (Urgentebo).- Víctor H, ha cumplido 50 años,  jamás se imaginó que llegaría a trabajar en un oficio que calificaban “para hombres”.  Desde hace dos años es el guardián de los muertos en la morgue del Hospital de Clínicas. Él dice no tener miedo, pues desde muy pequeño eligió ser cristiano  y ahora también sirve a Dios como pastor en la iglesia  San Juan de Dios en Llojeta;  alternando ambos oficios: morguero y Pastor.

La revista impresa  Oxígeno Nº 73 publica esta nota, donde Victor recuerda que proviene de una familia humilde. “Mi padre era cargador y mi madre lavandera  y cuando no había trabajo, pedía limosna en la calle conmigo y mi hermana, así que sé lo que es dormir en la calle, pasar frio, hambre, sé vestir mal como también tener ropa nueva en algunas ocasiones”, afirma mientras retiene las lágrimas.

De niño estudió en la escuelita Manuel de Mariaca en la zona de Villa Victoria, luego fue alumno del colegio Franz Tamayo, ya de joven estudió a nivel de licenciatura la carrera de electromecánica. Ese oficio lo llevó a ser parte del personal del área de mantenimiento en el Hotel Plaza y el hospital La Paz, donde, por falta de presupuesto en el Hospital, dejó de reparar las lavadoras y se unió al equipo de damas que lavaban, a mano, las sábanas del nosocomio.

“Un día, uno de los doctores de ese nosocomio me pregunta. ¿Dónde vives?, ya en ese tiempo me había trasladado a Villa Copacabana, y me dijo que era mucha la distancia para ir a trabajar y me volvió a preguntar --¿qué estás haciendo entre mujeres? ¿No quieres un trabajo para hombres? -- Yo contesté “ya pues”  pero nunca me imaginé que sería en la morgue”.

Al día siguiente me presenté en el Hospital de Clínicas donde me citó y me dijo,  el trabajo es para atender la morgue; al principio quedé asombrado, no supe qué decir ni hacer y sólo acepté porque necesitaba el trabajo.

Desde ese día soy el encargado de recibir y despachar los cadáveres que a diario llegan a este lugar. “En la morgue judicial, las autopsias son obligatorias, mientras que en el Hospital son opcionales, aunque nunca he visto”, explica.

“El primer día de trabajo llegaron tres cuerpos, de personas que habían muerto intoxicadas en la zona Sur, el doctor y el investigador me dijeron, abra la morgue, suba el cuerpo a la mesa, y desvístalo.  Recuerdo que estaba nervioso, era la primera vez que manipulaba un cadáver, y cuando terminó la autopsia me dijo costúrelo, y entregue el cuerpo a los familiares”, relata Víctor.

Recuerda que no pudo cumplir la orden, y para su suerte en el lugar estaba una persona de una funeraria, “él me ayudó, vi y aprendí y los otros dos cuerpos ya lo hice con cuidado”.

Desde ese día, su jornada laboral empieza a las 07.00 y termina a las 07.00 del día siguiente. “Me levanto a las 06.00 me encomiendo a Dios y vengo a trabajar, me pongo mi overol, guantes -porque es un lugar infeccioso- además de toda la protección para entrar a ese lugar que hasta ahora considero nauseabundo, porque vienen cuerpos en estado de putrefacción pero uno se acostumbra. Nosotros debemos bañarlos, formolizarlos, vestirlos y entregarlos a sus familias , según el pedido de los familiares”, relata.

Trabajar ahí le ha permitido ver todo tipo de cosas, las lágrimas caen por su rostro cuando habla de algunas. “Me da mucha pena cuando llegan niños,  o jovencitos, uno piensa y dice cómo pueden hacerles esto. He visto a niños asesinados por sus padres, o jovencitas con guardapolvos  que fueron violadas y asesinadas, jóvenes que deciden quitarse la vida, o que fueron asesinados, me da mucha pena, porque tenían mucho por vivir”, afirma el entrevistado.

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