Octubre 03, 2025 -HC-

La peligrosa propiedad del debate


Viernes 3 de Octubre de 2025, 7:15am






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Existen dos elementos básicos para la puesta en escena de un debate presidencial o vicepresidencial: la organización y la producción. Normalmente, y por lo visto en varios países de la región, ambas tareas recaen en el organizador de las elecciones, que en Bolivia es el Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Estas dos simples tareas tienen un factor preponderante que son los recursos económicos. Por un lado, organizar el debate no requiere de mucho dinero y es algo que el TSE sí lo puede hacer y lo está haciendo, pero producir un programa con un nivel televisivo de medio a alto sí implica una inversión importante, por eso el ente electoral acudió a terceros, específicamente a redes nacionales de televisión, un error que ya le está costando caro por segunda ocasión.

En los dos primeros debates presidenciales pasaron cosas muy llamativas:

  1. Red Uno y Unitel se encargaron de producir el primer debate presidencial en Santa Cruz (el único donde participaron todos los candidatos), específicamente el trato entre ambos canales era producir cada uno un debate, pero no contaron con la negativa de participación de algunos candidatos en el segundo debate programado para La Paz, razón por la cual decidieron cancelar la producción de este último, dejando a su suerte al TSE.
  2. Ahí apareció en escena RTP, que se encargó de organizar la producción del debate presidencial en un día, en sus estudios de la ciudad de El Alto, pero con la participación solo de tres candidatos, por lo que no tuvo la misma repercusión y probablemente la misma utilidad del primer debate para el electorado que define su voto por lo que escucha/ve en un debate (que no creo que influya en muchos votantes).

En ambas situaciones se dieron situaciones (condicionantes) similares que son fruto de que el TSE no pueda pagar la producción de los debates. Cada canal involucrado no hizo nada gratis y tienen todo el derecho de pedir algo a cambio, más allá de liberar la imagen limpia para el resto de los canales. Ese algo a cambio fue muy simple: posicionamiento a través de sus presentadores/as que en estos casos hicieron de moderadores/as. Al menos en pantalla se vio eso, desconozco si intervinieron en los ejes temáticos, las preguntas y la propia hermenéutica de cada debate que, si no está a cargo del TSE, sería riesgoso.

Y justamente este es el problema por el que atraviesa ahora el TSE, ya que probablemente uno de los candidatos no asista al debate vicepresidencial programado para el domingo porque no simpatiza con las probables presentadoras/moderadoras.

Como toda la población, los candidatos tienen todo el derecho de simpatizar o no con determinados presentadores y/o medios de comunicación. Entonces la solución simple sería lo que se aplica en Argentina y en otros países: identificar a las ocho redes televisivas nacionales, invitar a un presentador/a por canal y crear cuatro bloques para que sean dos moderadores/as por bloque; obviamente esto se podría dar en un escenario donde el TSE pague la producción del debate, ya que es muy poco probable que un canal que está erogando recursos permita eso sin beneficiarse de alguna manera y no sé si la solución sería que el canal estatal se encargue.

En los últimos 20 años se exigió mucho la puesta en escena de debates, pero probablemente no se tomaron en cuenta muchos aspectos que engloban a la organización y producción del mismo, que esperemos ahora deje lecciones aprendidas y que sobre todo no sea propiedad de nadie.

 

*Enrique Pomar Meneses es Comunicador

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