Julio 20, 2025 -HC-

La época de campaña recién empieza… y todo vale


Domingo 20 de Julio de 2025, 11:00am






-

La maquinaria política ha comenzado a rugir. Apenas asoman las primeras señales de campaña y ya se siente ese aire espeso, cargado de promesas, insinuaciones, viejos fantasmas resucitados y alianzas improbables. Como cada cinco años, Bolivia entra en una etapa donde lo subjetivo y lo objetivo conviven en un mismo escenario, deformando la percepción pública y moldeando la narrativa electoral a conveniencia de quien tenga mayor potencia mediática o mejor olfato para manipular emociones.

En esta fase inicial reina la especulación. No hay hechos concretos, pero sí muchas conjeturas, filtraciones, titulares estridentes y teorías a medio construir. Un ejemplo elocuente: la reciente ola de rumores que vincula a Marcelo Claure con una inversión en el litio boliviano. Sin documentos, sin contratos firmados, sin siquiera una declaración formal, el asunto ya es tratado como un hecho consumado por algunos sectores. ¿Está comprando Claure influencia política bajo la promesa del litio? ¿Es parte de una estrategia para reconfigurar el tablero desde la élite empresarial? Las preguntas flotan, y en campaña, basta con sembrar la duda para que las percepciones hagan el resto.

Este tipo de jugadas subjetivas no son nuevas. Las campañas se alimentan tanto de lo que se dice como de lo que se insinúa. Las redes sociales y los medios de comunicación terminan siendo un campo fértil para estos discursos sin ancla, pero con fuerte capacidad de impacto. Lo subjetivo se convierte en arma, y lo no comprobado, en herramienta política.

Sin embargo, también afloran los hechos objetivos, esos que son difíciles de refutar porque se sustentan en documentos, fechas y decisiones oficiales. Uno de los ejemplos que reflotó en estos días es el caso del expresidente Jorge Tuto Quiroga, quien fue excluido del juicio de responsabilidades por 107 “petrocontratos” mediante una amnistía otorgada por Evo Morales. El Decreto Presidencial 3682, firmado el 11 de octubre de 2018, no solo cerró el capítulo judicial para Tuto, sino que vino acompañado de un simbólico —y polémico— abrazo y beso entre ambos líderes. Lo que en su momento pareció un gesto de reconciliación, hoy se reinterpreta como una estrategia política con implicaciones profundas: borrar los antecedentes incómodos de un posible aliado electoral.

Este hecho es irrefutable. No hay interpretación posible. Tuto fue beneficiado con una medida presidencial que lo liberó de un juicio por corrupción —cuando bajo los mismos argumentos por los que se le acusó, se condenó a Goni a seis años y tres meses de cárcel—, en un contexto donde el gobierno de Morales necesitaba ampliar su red de apoyos o al menos neutralizar opositores potenciales. Esos son los hechos. Y en tiempos de campaña, los hechos objetivos son escasos, pero cuando aparecen, sacuden el escenario con fuerza.

Así, la campaña recién empieza y ya vemos las dos caras de la moneda: de un lado, las narrativas sin sustento tangible pero con alto impacto emocional; del otro, las verdades incómodas que se intentan maquillar o desviar. Lo subjetivo sirve para construir enemigos o héroes a conveniencia. Lo objetivo recuerda que, pese a todo, hay una historia escrita en papel que no se puede borrar con discursos.

Este escenario mixto nos exige como ciudadanos una mirada más crítica. No basta con repetir lo que circula en redes ni aceptar las versiones oficiales sin contrastarlas. Debemos preguntarnos quién se beneficia de cada discurso, por qué aparecen ciertos temas justo ahora y qué verdades están siendo silenciadas.

Porque en campaña, todo vale. Y cuando todo vale, lo que menos vale… es la verdad.

///

.