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Conoce los orígenes de la mal llamada Fiesta de Todos los Santos


Lunes 31 de Octubre de 2022, 3:45pm






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La Fiesta de los Muertos o la mal llamada festividad de Todos Santos es una actividad que se originó la época prehispánica y con otro nombre. El investigador aymara Fernando Huanacuni señala que esta celebración antes de la Colonia era conocida como la de Wiñay Pacha (pueblo eterno), con el fin de festejar a los que partieron, mientras que el antropólogo Milton Eyzaguirre precisa que esta fiesta se llamaba Ayamarka. Ambos coinciden en que los aymaras compartieron con sus muertos bajo el criterio de que la muerte era otra etapa de la vida.

"Durante la colonia todas las fiestas y ceremonias originarias fueron superpuestas por celebraciones cristianas católicas; cambiándoles el nombre, en algunos casos la fecha de celebración y cambiándoles también el verdadero sentido. En el caso de la fiesta ceremonia del Wiñay Pacha, desde la colonia pasó a denominarse “Fiesta de Todos Santos”, por lo que hoy en día, después de un duro proceso de cristianización forzosa, en algunas comunidades se hace referencia a dicha celebración como amay uru, que es simplemente una traducción al aymara de “día de los difuntos ” o ajay uru “día de las almas”. Recordemos que para las culturas más antiguas la muerte no existe, por lo menos no de la forma como se concibe la muerte desde la visión occidental, como el final, la cesación de todo y, por lo tanto, como algo trágico", dice Huanacuni.

Según las tradiciones católico-cristianas, este acontecimiento comienza con la llegada de las almas cada mediodía del 1 de noviembre para quedarse en el mundo terrenal durante 24 horas. Sin embargo, según las tradiciones precoloniales la celebración dura al menos tres meses, hasta el inicio de la Anata, que coincide con el Carnaval.

En este tiempo, los aymaras realizan celebraciones dedicadas a los muertos como la fiesta de las ñatitas que se celebra el 8 de noviembre (costumbre que llegó a las urbes). También está la fiesta de San Andrés, a fines de noviembre.

En el mundo Andino la vida es eterna; el ser humano simplemente pasa por esta vida como por un camino, la muerte es solo una transición de un lado a otro; de hecho, el nacimiento y la muerte son lo mismo, sólo depende de qué lado de la puerta estamos. Dentro de nuestra cosmovisión, existe una completa y estrecha relación entre todos los espacios y dimensiones que conforman el Multiverso; bajo esta forma de pensar, la “muerte”, no implica aislarse totalmente y, por lo tanto, no hay lugar al olvido de nuestros seres queridos, apunta Huanacuni.

“En noviembre comienza el ayamarka, el tiempo de los muertos, que según las tradiciones que lamentablemente llegaron con la colonización las almas de los difuntos llegan el 1 de noviembre y se van el 2. Pero este periodo de los muertos se extiende hasta la llegada del carnaval. Entonces, durante todo ese tiempo en la zona andina, se celebran rituales de la muerte y rituales de la vida”, explicó el sociólogo Milton Eyzaguirre.

Sostuvo que, según la interpretación del mundo andino, en este periodo los muertos traen agua para ayudar a germinar las semillas, las vetas minerales y ayuda a todo el proceso de fertilidad. Entonces, las almas llegan el 1 de noviembre y se van el 2 o 3, pero no regresan al mundo celestial, sino se van al subsuelo para coadyuvar al proceso de fertilidad.

“Entonces se despacha a los muertos con la interpretación del alma pinkillo y llega el anata pinkillo que es un instrumento que se toca durante todo el tiempo que dura la celebración de los muertos. Se dice que el carnaval es el tiempo del supay que para la traducción occidental es significado de diablo, pero la traducción aymara refiere a que el supay es el muerto, entonces es una fiesta de los muertos”, dijo.

La Fiesta de los Muertos es una de las más importantes de los pueblos rurales, es por eso que la gente que migró a otras ciudades o países retorna a su lugar de origen para compartir con sus muertos y cumplir con las tradiciones ancestrales que implican el armado de altares con panes y masitas y visitando a los cementerios, donde se liba alcohol para despachar a las almas, que viajarán por dichas rutas.

Tradiciones y modernización

En la época prehispánica, para la celebración de la Fiesta de los Muertos se acostumbraba a sacar a los cuerpos de los difuntos para cambiarles de ropa y se los llevaba en andas por las comunidades, posteriormente se los volvía a enterrar.

“El muerto era considerado como un sullka dios, es un dios de segundo orden. La relación de éste es que tiene que establecer un mecanismo comunicacional entre los seres vivos y las deidades mayores y las deidades mayores en este caso vendrían a ser los apus a los achachilas”, dijo Eyzaguirre.

Hoy la celebración consiste en armar altares con cañas, cebollas, coronas y escaleras de pan  con alimentos que gustaban en vida a los muertos. Lo que se va perdiendo en el área urbana  es la elaboración de figuras de animales hechas con harina de quinua, denominada también Q'uispiña.

¿una tradición que se pierde?

Si bien la fiesta de Halloween tiende a enraizarse en Bolivia y otros países, para el sociólogo Milton Eyzaguirre la Fiesta de los Muertos es imbatible pese a la modernidad. Para ello, es importante el aspecto comercial toda vez que se ofrece una variedad de productos y tanto en el área rural como en los espacios urbanos también se continúa con el armado de mesas para esperar a sus difuntos.

“La celebración del 1 de noviembre es imbatible, porque sabemos que la gente trabaja en los espacios urbanos cumple con esta tradición. Hoy, fácilmente se puede conseguir productos como el pan para armar una mesa. Yo creo que la llegada de los muertos es fundamental  en nuestro contexto”, explicó.

Otro de los acontecimientos que tienden a mantener las tradiciones es la celebración de la fiesta de las ñatitas, que hasta hace unos años era una celebración pequeña. Sin embargo, este hecho cobró fuerza.

En toda la región andina se mantienen las costumbres que acompañan la celebración de la Fiesta de los Muertos.

En noviembre comienza el ayamarka, el tiempo de los muertos. Esta celebración se realiza en diferentes tiempos y dura hasta el comienzo del carnaval”, dijo Milton Eyzaguirre.

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