En algunos momentos, Flamengo consiguió lastimar al Bayern Munich, pero el equipo alemán fue muy superior y derrotó al brasileño po 4-2 y avanzó a los cuartos de final del Mundial de Clubes, donde se enfrentará al PSG campeón de Champions.
La tarde en Miami había comenzado cargada de ilusión para los miles de brasileños que coparon las tribunas con la esperanza de ver un batacazo inolvidable. Desde el primer minuto, quedó claro que Flamengo no iba a resignar protagonismo sin pelear, pero también que el Bayern no necesitaba demasiadas jugadas para hacer daño.
En cada centro al área se amontonaban hasta ocho jugadores en la zona chica, un asedio metódico que buscaba forzar el error. Y el error llegó rápido: un envío al corazón del área obligó a Erik Pulgar a saltar de espaldas y su cabezazo salió desviado hacia su propio arco, se clavó en el segundo palo y dejó sin reacción a Rossi.
El golpe no desmoronó a Flamengo, que se adelantó decidido a tomar riesgos y encontró algunas combinaciones que ilusionaron a su gente, pero la jerarquía individual del Bayern volvió a aparecer. Harry Kane recogió un rebote lejos del área y soltó un derechazo violento que estremeció el arco brasileño y estiró la ventaja. Aun así, el equipo de Luiz mantuvo la rebeldía: Gerson cazó una pelota suelta y fusiló a Neuer con un derechazo que encendió a todo el estadio.
Por un instante, la sensación de que el empate era posible se hizo real. Pero el Bayern contestó con la misma contundencia que mostró toda la noche: Goretzka tomó un balón en la frontal del área y lo colgó de un ángulo, un golazo que devolvió al marcador la diferencia de dos tantos. Así terminó un primer tiempo que expuso la enorme jerarquía europea y dejó a Flamengo con la tarea titánica de buscar una remontada que, pese al empuje de su gente, parecía cada vez más lejana.
En el segundo tiempo, Flamengo salió mejor y en un ataque se encontró con un penal que revivió la esperanza: Jorginhio descontó 3-2 y volvió a poner al equipo a tiro, con media hora por delante y el estadio convertido en una caldera de entusiasmo. Durante algunos minutos, el Bayern dudó y retrocedió unos metros, mientras Flamengo se animaba a presionar más alto y acelerar cada posesión. Sin embargo,nunca estuvo a la altura en cuanto a la jerarquía: cuando el partido empezaba a volverse emocionalmente favorable a los brasileños, la contundencia bávara apareció otra vez. Luiz Araujo quiso salir gambeteando entre varios jugadores del Bayern, la perdió cerca de su área y Harry Kane, sin siquiera mirar al arco, resolvió con un derechazo seco que se metió junto al poste para sentenciar el 4-2 definitivo.
Por más de que Flamengo lo intentó hasta el final y le hizo partido con orgullo, la distancia volvió a quedar expuesta: el nivel sudamericano, una vez más, se mostró muy lejos del europeo, que con menos margen de error y una jerarquía aplastante decidió el duelo sin titubeos y dejó en evidencia la brecha que parece imposible de acortar.
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