Este 11 de octubre, en el Día Internacional de la Niña, Bolivia celebra un avance legislativo trascendental: la prohibición total y sin excepciones del matrimonio y las uniones libres para menores de 18 años. El jueves 25 de septiembre el presidente en ejercicio del Estado Plurinacional de Bolivia promulgó la Ley N° 1639. Esta nueva norma modifica de forma sustancial la Ley N° 603, "Código de las Familias y del Proceso Familiar", estableciendo la prohibición expresa de los matrimonios y uniones libres con personas menores de edad.Esta Ley no solo es un hito legal, sino una herramienta poderosa para desafiar las profundas normas de género que perpetúan esta práctica, garantizando que las niñas puedan ser dueñas de su presente y futuro.
Los matrimonios y uniones infantiles tempranas y forzadas no ocurren por accidente. Son el resultado directo de diversos factores, entre ellos las normas sociales de género que dictan roles desiguales, imponiendo a las niñas responsabilidades de cuidado y asumiéndolas como esposas y madres.. Esta visión las despoja de su infancia, un período que debería ser para el juego, la educación y la recreación. Se les exige asumir roles de adultas para los que no están preparadas, una violación de sus derechos que frena su desarrollo pleno. Estas prácticas nocivas se sostienen en creencias informales sobre cómo deben actuar las personas, sustentando sistemas de jerarquía y discriminación.
La nueva legislación boliviana representa un cambio de paradigma alineado con los más altos estándares de derechos humanos. La ley reconoce la integridad corporal y la autonomía decisional como derechos que sólo se ejercen plenamente en la mayoría de edad. Este marco protege la autonomía progresiva de las niñas, asegurando que su proceso de maduración no sea interrumpido. El mensaje es claro: las niñas son ciudadanas con derechos, no sujetas de matrimonio.
Prohib
r las uniones tempranas también es clave para proteger la trayectoria educativa de las niñas. Los datos del Censo 2024 confirman la importancia de esta protección, mostrando un avance histórico: por primera vez, más mujeres (34,2%) que hombres (32,5%) alcanzan la educación superior. Además, el promedio de años de estudio de las mujeres ha aumentado significativamente, pasando de 6,7 años en 2001 a 10,2 años en 2024. Este progreso educativo es una inversión directa en el capital humano y el desarrollo sostenible de Bolivia, y se refleja en una mayor participación de la mujer en el mercado laboral, que creció del 44,4% en 2001 al 64,0% en 2024.Si bien la ley es un pilar fundamental, el mayor obstáculo para el cambio es de naturaleza cultural. La transformación de las arraigadas normas sociales de género sólo se logra a través de acciones concretas. Es clave implementar currículos escolares que promuevan la igualdad, la diversidad y la no discriminación, lo que incluye la Educación Integral de la Sexualidad (EIS) para fomentar relaciones saludables y el consentimiento informado. También se deben fomentar espacios de diálogo y reflexión sobre la igualdad de género para promover la participación y la conciencia colectiva. Es fundamental garantizar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, incluyendo anticoncepción e información, para promover la autonomía corporal. Finalmente, los medios y las redes sociales tienen un papel importante en desafiar los estereotipos y asegurar una representación equitativa y diversa de las personas.
Desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), se reconoce la urgencia de promover la activa participación de autoridades y sociedad en general para que la ley sea socializada y cumplida en todo el país. Poner fin a las uniones infantiles tempranas y forzadas es una responsabilidad colectiva. Es imperativo denunciar cualquier vulneración y promover activamente el cambio cultural necesario. El presente y futuro de Bolivia depende de la protección y el empoderamiento de sus niñas.