Diciembre 30, 2025 -HC-

¿Salvará Indiana Jones a Westeros y a la Comarca del Mundo Invertido de Netflix?


Martes 30 de Diciembre de 2025, 6:30am






-

En el ocaso de 2025, y en plena pugna por el control de la industria cultural, Paramount Skydance –casa de las sagas fílmicas Indiana Jones y El Padrino– frenó la fusión entre Netflix y Warner Bros, pues el directorio del icónico estudio de Hollywood, dueño de El Señor de los Anillos, Juego de Tronos y Harry Potter, había votado por asimilarse al conglomerado de distribución en línea que funge como matriz de la revolución cultural Woke.

El 5 de diciembre, el directorio de Warner –que incluye a HBO– aceptó la oferta de 83 mil millones de dólares de Netflix; sin embargo, en una movida digna del mítico Gordon Gekko (Wall Street, 1987), Paramount emprendió una negociación hostil, rebasó a los ejecutivos de Warner y acudió directamente a sus accionistas con una oferta de 108 mil millones.

El 17 de diciembre, Warner emitió un comunicado recomendando a su asamblea de accionistas rechazar la oferta de Paramount y refrendar la fusión con Netflix, advirtiéndoles que, aunque la propuesta aceptada era 20 mil millones menor, el fideicomiso en que el grupo Ellison sostenía su oferta resultaba “incierto” y que, si se rescindía con Netflix, habría que pagar a la firma epítome del streaming una compensación de 2.8 mil millones.

Las reseñas sobre la negociación –incluido un artículo de diciembre en The Economist– se enfocaron en montos y actores, preguntándose si Silicon Valley busca engullir a Hollywood, dado que Jeff Bezos, dueño de Amazon, adquirió Metro-Goldwyn-Mayer en 2024 y que el conglomerado Ellison de Oracle, hoy en pugna por Warner con Netflix Inc., había fusionado Paramount con Skydance semanas antes de fin de año.

Para The Economist, lo que se disputa es la reconfiguración de la propiedad en la industria del entretenimiento; pero la duda es si esa disputa es real o si Netflix y su jauría de “cosas extrañas” ya habían ocupado la asamblea de accionistas de Warner antes de que su directorio se inclinara por la fusión, pues resulta que los accionistas mayoritarios de Netflix –las financieras Vanguard, BlackRock, Fidelity LLC y Geode Capital– compraron acciones en Warner desde 2022 y hoy tienen mayoría accionaria en ambas compañías.

En la otra vereda, la economía de capitales simbólicos obliga a cuestionar cuál será el destino de narrativas constitutivas de la cultura occidental, todavía bajo propiedad intelectual de Warner, si la nave insignia de la industria cultural Woke, con su doctrina de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), adquiere HBO y los derechos sobre relatos que son patrimonio de Occidente.

Un año atrás advertí que la compra de Metro-Goldwyn-Mayer por Amazon entrañaba riesgo existencial para la integridad genealógica de epopeyas y personajes como James Bond o Rocky Balboa, protagonistas de relatos identitarios estructurantes de la cultura occidental; y no es menos cierto que, de consolidar su adquisición del universo Warner, Netflix obtendrá autoridad creativa sobre sagas como El Señor de los Anillos y Harry Potter, además de franquicias televisivas de HBO como Los Soprano y Juego de Tronos, algunas ya etiquetadas como “de autor de extrema derecha” por la contraparte estatal del globalismo en Europa, según denunció el historiador británico Douglas Murray.

Theodor Adorno diría Netflix encarna la última mutación de la matriz de las industrias culturales: la variante con ganancia de funciones más letal entre los conglomerados que estandarizan productos culturales y moldean ideológicamente cómo se imaginan las sociedades.

La expansión de Netflix durante la pandemia y la postpandemia imprimió en sus narrativas un flujo de ideología DEI que pasó de sutil a notorio; y, una vez adquiridos los derechos de Warner, ese flujo se convertirá en estampida de demogorgones que irrumpirá en el espectro de las audiencias estadounidenses y arrasará con cada vestigio de narrativa conservadora, incluidos autores y personajes disruptivos e inarmónicos con la ideología en esteroides de Netflix.

Warner ya había buscado amoldar sus productos a la hegemonía ideológica de la era Obama-Biden: en marzo de 2021, marginó al zorrillo Pepe Le Pew del reparto del remake de Space Jam: A new legacy, bajo cargos de “normalizar comportamientos indeseados con las mujeres”. Bajo el régimen de propiedad de Netflix, la auto censura se transformará en una hipérbole del régimen de vigilancia y castigo descrito por Foucault.

Así, aunque la disputa accionaria sea lo resonante en los medios, la verdadera batalla transcurre en el campo simbólico donde se disputa el control de los metarrelatos que configuran la identidad de Occidente. No es lo mismo si Warner sea adquirida por Netflix del ultraliberal Reed Hastings que si por Paramount de los conservadores Ellison, aliados de Trump y de las reformas MAGA.

Finalmente, aunque el porvenir en Netflix para las distopías de J.R.R. Tolkien, J.K. Rowling y George R.R. Martin luce tan sombrío como el universo de Umbrella Academy, este duelo no se resolverá en la asamblea de accionistas de Warner sino en el Departamento de Justicia, que decidirá si la transferencia procede bajo la legislación antimonopólica vigente.

Netflix tiene monopolio de audiencia global pero no hegemonía en el mercado cultural estadounidense; y, en la geopolítica de los imaginarios, ya entendió que la audiencia de HBO no consumirá sus productos mientras no comparta su ideología. Por ello busca adquirir el derecho a reescribir la historia, la deontología y la identidad de los personajes en que las audiencias occidentales se reflejan, intentando que esos segmentos conservadores transiciones en sus valores mientras se resignan a ver a sus héroes recitar monólogos en lenguaje neutro y cabalgar lobos rosados en gestas de despatriarcalización extirpadas de toda masculinidad tóxicas.

No sé si Indiana Jones alcance a salvar a los rústicos hobbits de la comarca y a los hipermasculinos wildlings, que moran tras la muralla de hielo, de que Netflix travista la Tierra Media y Westeros en la dimensión invertida; pero algunos ya nos enlistamos en la última cruzada por liberar de detención preventiva al zorrillo Pierre, Speedy Gonzales y Ace Ventura, condenados extrajudicialmente a ser devorados por el Azotamentes

////

 

.