Diciembre 22, 2025 -HC-

¿Bolivia y los Afrikaner?


Lunes 22 de Diciembre de 2025, 12:15pm






-

Bolivia vive otro momento de profunda contradicción en su historia política y social. Han vuelto imágenes fuertemente cargadas de racismo, violencia policial (tres muertos en un mes y gasificación a discapacitados), violencia simbólica y humillación física de todo aquel que parezca ser indígena o masista. Lo cual nos permite preguntarnos si han vuelto las imágenes y su lógica de los afrikaner de Sudáfrica, para hacer que vuelva el apartheid boliviano, que es la segregación racial y cultural de los habitantes precoloniales.

El racismo es una forma de segregación del Estado a una mayoría por parte de una minoría racista. Si esto es así, se podría afirmar que éste es un gobierno de los ricos y "blancos" dada en la forma de los afrikaner antes de 1960 en Sudáfrica, se sentían el pueblo predestinado por Dios junto con su biblia. Se sentían modernos, pero con una profunda práctica y visión de miedo con el Otro. Ese Otro en 1992 era el negro de una mayoría de 29 millones frente a 5 millones de blancos.

Así estos afrikaner se presentaban en una condición obnubilado de su historia porque no habían entendido que el tiempo transcurrió inexorablemente. Y al tratar de mantener su poder desvelaron que quedaron con su pasado lejano y añorado: un mito destronado venidos de otro continente. En esa relación el tiempo los apabulló como cuando uno no entiende que no es contemporáneo de la historia de otros hombres y mujeres.

El apartheid boliviano ha tenido similares condiciones con aquella historia de Sudáfrica como dice W. Gruner en su libro Parias de la Patria (2015). Puesto que entre 1825 y 1890 el grupo afrikaner boliviano veía al indígena como el Otro. No el boliviano igual a todos los bolivianos. Esa visión los hundió con su propia historia para solo auto-referirse como el hombre civilizado, pero con un pasado azaroso y perdido.

Hoy esta visión parece volver con la exclusión en el Estado de los símbolos indígenas, el abuso de poder, la venganza política y la impunidad (masacre de Sacaba y Senkata) contra lo que genéricamente se ha llamado el masista. Que en los hechos es en contra de los indios o indígenas y sectores populares ya sea urbano o rural que propiamente los masistas. Por esto es parecido a aquel porque el miedo y el odio han sido el fundamento del Estado racista de Sudafrica. Nelson Mándela nació en ese contexto como M. Gandhi en el país de los hindúes. Por esto la gente ahora añora el retorno de un Mallku o alguien parecido a él para volver a hablar del Pachakuti. El pachakuti en la filosofía política aymara o del mundo andino aymaraquechua, es el revolvimiento del tiempo y del espacio.

Aquel además es parte de una contradicción enorme entre la práctica real del poder y el discurso de libertad y la meritocracia como ha sido en los 180 años en la historia de Bolivia. Puesto que en ese tiempo la república es una Bolivia neocolonial aunque con un aura del discurso de modernidad, libertad e igualdad, un vacío sin realidad, para presentarse en la forma del gobierno de los ricos y de corbatas "blancas".

Por eso la idea de modernidad, meritocracia, democracia, se resume en una especie de totalidad en el gobierno de esos ricos y "blancos". Aquí en Bolivia o en América del Sur o Centro, la idea de modernidad significa el corporativismo empresarial con profunda lógica del uso del Estado a favor suyo. No la competencia del mercado tan alardeado. Es una modernidad ilusoria; se refieren a la misma modernidad occidental tan glorificada en el discurso. Porque esto no es la igualdad de tod@s en derechos en educación, salud, acceso a posibilidades de bienestar general, pese a los 20 años del gobierno del MAS. Es ilusorio además dado que los propios teóricos de la desigualdad como Hayek y otros, han afirmado que la posibilidad de la igualdad es lo contrario a la sociedad de competencia. Pero aquí la competencia no es entre iguales sino dada en la lógica corporativa criolla o empresarial de amigos, clubes y logias.

La meritocracia, así casi siempre fue mediocridad. No hay meritocracia donde predomina la lógica corporativa empresarial y de clientelaje ciego. Lo que hay es una manera de justificar la diferencia social y racial inventada. Además, la corbata y la blanquitud reemplazó a la idea liberal de la meritocracia. Esa es nuestra realidad que el indianismo la denunció como el grave problema de Bolivia y de los países poscoloniales.

De su parte la democracia aquí significa el gobierno de los ricos y pocos. Esos pocos y ricos tiene la idea de la democracia, como libertad casi absoluta de para sólo ellos y no para la mayoría. Así está democracia es la democracia de los ricos y de las corbatas blancas que ahora como hace 180 años se presentan como los ilustres, los técnicos del bien social, de la racionalidad justiciera, cuando en los hechos es la exposición de profundos miedos inhibidos y ocultados duramente el último tiempo cuando los indios se atrevieron aparecer públicamente en el poder del Estado.

En eso, como se observa en el mundo de los Andes y parte del Oriente, hay un descontento social creciente. Un gobierno de las minorías ¿cuánto tiempo dura? El tiempo está corriendo, dicen muchos. Pues esa creciente indignación se da, pese a que dieron su voto al régimen presente en la lógica de negociar sus logros alcanzados como lo afirmamos en otro artículo en este mismo medio. Aunque parece que la contradicción radical de Bolivia será siempre la misma Bolivia.

/////

.