El DS 5503 es un 21060 light. En la jerga económica, light significa suave. Sin embargo, podríamos calificarlo como un primer paso. Desafortunadamente, el tiempo nos da la razón a quienes veníamos escribiendo sobre la necesidad de un ajuste estructural para afrontar de raíz el déficit fiscal. Finalmente, hay un Gobierno que se animó a gobernar para todos.
No obstante, la medida sigue siendo suave si la comparamos con el DS 21060 y, por lo tanto, no existe un motivo fundado para oponerse a ella. El DS 5503 va en la dirección correcta para sacarnos de la crisis económica; sin embargo, presenta vacíos importantes que deberán ser abordados en una siguiente fase.
El DS 5503 está claramente orientado a disminuir el déficit fiscal, cuyo origen principal se encuentra en las subvenciones. De alguna manera, también recupera el rol del Banco Central de Bolivia (BCB) para frenar la inflación, al asignarle nuevas atribuciones financieras orientadas a la estabilización de la economía.
Asimismo, es evidente que el DS 5503 constituye una invitación a la inversión extranjera y al capital local, al promover la inversión mediante la eliminación de trabas a la exportación, la agilización de trámites y la introducción de una serie de ventajas de carácter administrativo.
El DS 5503 identifica con suma claridad el origen del déficit fiscal: la subvención a los combustibles. Para ello, toma medidas concretas destinadas a resolver este problema, lo que previsiblemente derivará en una reducción del déficit fiscal. Sin embargo, esta reducción no se traduce en un ahorro estructural para el país, sino más bien en una disminución del sangrado de dólares de la economía.
Aun así, el DS 5503 se queda corto frente al DS 21060 y, por ello, puede calificarse como un decreto light, suave, que combina un ajuste técnico con medidas sociales orientadas a aplacar los efectos de la propia medida.
Si bien apoya a los grupos vulnerables mediante el incremento en la cuantía de los bonos, esta acción genera un trade-off con el objetivo central de eliminar las subvenciones. Por un lado, se reduce el gasto fiscal; por el otro, se lo incrementa. Esta neutralidad permite anticipar que el impacto del ajuste no será drástico.
Lo más importante para movilizar el capital es la flexibilidad laboral y, lamentablemente, este aspecto no fue considerado. Ese fue el corazón del DS 21060. Por el contrario, el incremento del salario mínimo a Bs 3.300 —que en la práctica asciende a aproximadamente Bs 4.800 al incluir beneficios sociales— se constituye en una barrera para cualquier inversionista o emprendedor que desee iniciar una empresa de manera formal.
Finalmente, no se ha evidenciado un esfuerzo serio por reducir el gasto del Estado. Esto, ante los ojos de la población, proyecta un DS 5503 que carga el peso del ajuste sobre la ciudadanía más que sobre el propio aparato estatal. ¿Qué ocurre con las empresas públicas deficitarias? ¿Qué pasa con los ministerios o con las estructuras creadas dentro de ellos para administrar empresas públicas inoperantes?
Por estas razones, considero que el DS 5503 es light y no existen razones fundadas para un retroceso; sin embargo, le falta el factor motivador de la inversión. En consecuencia, resulta imprescindible que, de manera inmediata, se plantee un segundo paquete de medidas orientadas a flexibilizar el mercado laboral. En este marco, podrían incorporarse nuevas formas de empleabilidad, como el trabajo en línea o presencial pagado por hora, modalidades part-time o por temporadas, así como una mayor libertad de negociación entre las partes, no solo para atraer inversionistas, sino también para ofrecerles instrumentos reales de toma de decisiones. ¡Hay esperanza para salir de la crisis!
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