Julio 05, 2025 -HC-

Varones conforman grupo para ofrecer servicio sexual, atienden desde empresarios hasta políticos


Domingo 12 de Junio de 2022, 2:45pm






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12 de junio (El Compadre/Jacqueline Maydana).- En la calle, ellos usan bufandas rojas, blancas o lilas para ser reconocidos por sus clientes. Aunque no cuentan con un espacio establecido, en algunas ocasiones se ubican en la plaza Isabela Católica o la calle Robert Kennedy de la ciudad de La Paz. Así, los varones que ofrecen el servicio sexual se disponen a satisfacer las fantasías y el deseo, tanto de mujeres, como de personas de su mismo sexo. Hasta la fecha, hay aproximadamente 50 varones de El Alto y La Paz que están afiliados a la Organización de Trabajadoras Nocturnas de Bolivia (OTN-B), presidida por Aylin Aparicio.

“Nosotros somos afiliados a la institución de las trabajadoras sexuales que es la OTN, hoy en día nosotros pasamos sanidad igual que las biológicas (mujeres), las biológicas pasan su control cada quincenal y cada tres meses hacen sus  pruebas y nosotros también hacemos ese análisis”, relata Miguel, un trabajador sexual.

Miguel destaca que la OTN defiende los derechos de los varones que ofrecen el servicio sexual y relata que él y sus compañeros fueron acogidos por Aparicio, ya que por la cuarentena del 2020 muchos hombres perdieron sus fuentes laborales. Además, la sanidad para ellos es bastante importante, siempre se cuidan con el uso de preservativos.

“En el caso de muchos varones no había otra opción más que acudir a este trabajo (…) nosotros inmediatamente a los que trabajamos recibimos, así ha tenido que crecer este grupo de trabajadores sexuales (…) ella (Aparicio) es la que nos cubre y nos cuida por cuestión de que ella tiene más conocimiento de las trabajadoras sexuales y de los trabajadores”, explica.

Los clientes de este grupo afiliado a la OTN varía, Miguel explica que en ocasiones son buscados por mujeres, pero en la mayoría de los casos por varones que “no salieron del clóset”

“La mayoría son jóvenes, porque quieren experimentar otras cosas, quieren saber qué es tener una relación entre hombres, qué tratos hay, vienen mayores”, menciona.

Las ganancias varían de acuerdo al servicio, el costo mínimo es de Bs. 50 y al mes las ganancias alcanzan hasta a Bs. 3.000, sin embargo, dice que este monto no abastece para mantener a su familia, debido a que debe distribuirlo también para los gastos de la comida y el alquiler de los cuartos en donde ofrece el servicio.

Escondidos

La mayoría de los varones que conforman la OTN son jóvenes que buscan estudiar y el 20% cuenta con una familia que desconoce del trabajo de ellos. Además, a diferencia de las mujeres, ellos no cuentan con un espacio establecido para trabajar como la zona 12 de Octubre de El Alto, ya que temen “mostrarse” por el machismo, la homofobia y la discriminación.

“Nosotros tenemos familiares y tenemos que ser bien reservados, no podemos salir a la luz (…) no podemos abrir un local, pero tenemos espacios escondidos donde nosotros damos el servicio sexual”, indica.

Al no mostrarse a la población con frecuencia, ellos ofrecen el servicio mediante panfletos, grupos en redes sociales y hasta aplicaciones tanto para hombres, trans, gays o lesbianas.

Los clientes que ya son frecuentes conocen dónde encontrar a los trabajadores sexuales, sin la necesidad de buscarlos en redes sociales. De todas maneras, el sector pide a las autoridades que se los ubique un espacio físico para trabajar con mayor seguridad.

“Pedimos a nuestras autoridades que nos dejen trabajar porque no estamos haciendo ningún mal y ver en qué situaciones porque nosotros necesitamos ese espacio para que no haya también violaciones a jóvenes o niños”, asegura.  

La cantidad de trabajadores sexuales aumentó desde el 2020, pero hubo algunos varones que dejaron el rubro tras ahorrar dinero y abrirse un negocio con el cual subsistir. Cinco de ellos ahora son mecánicos, electricistas o ingenieros tras terminar de estudiar. “Trabajamos para salir adelante, para seguir con los estudios o con nuestros sueños”, dice Miguel.

Los clientes son desde empresarios hasta a políticos

Miguel es trabajador sexual hace 9 años, en ese lapso, cuenta que atendió a políticos y hasta a empresarios. Todos con diferentes necesidades o deseos.

“Un tanto son autoridades, vienen de todo un poco para el servicio de nosotros, algunos son empresarios, algunos son catedráticos, de todo vienen, tanto psicópatas, políticos (…) el dinero manda, pagan bien y es un jugoso dinero que nosotros aprovechamos”, relata.

Los servicios son variados, narra, ya que hay clientes que no han “salido del clóset” y visten de mujer para la actividad sexual.

“Quieren que los traten como una mujer, ahí es donde ellos encuentran su desahogo de lo que no hacen públicamente, hay otros también que son masoquistas, que no encuentran el placer con sus parejas en sus casas con las biológicas (mujeres), usan cinturones, juguetes”, cuenta.

Pero el trabajo llega a ser traumático, reconoce, ya que su familia desconoce la actividad a la que se dedica y se ve obligado a llevar una doble vida. Además, asegura que ocuparse de esta actividad es riesgoso, no por el hecho de ser descubierto alguna vez, sino por personas violentas.

“Es muy traumático llegar a mi hogar como si nada, tengo que llevar una doble vida, tengo que llevar una vida difícil, no es fácil como dicen algunas personas, nosotros nos maltratamos psicológicamente, hay el rechazo de la familia y por eso no salimos públicamente”, lamenta.

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