Mayo 07, 2025 -HC-

Todos al diván


Lunes 3 de Julio de 2023, 10:15am






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El educador y psicólogo Jean Piaget aseguraba: “La inteligencia es lo que usamos cuando no sabemos qué hacer”. Hemos ingresado a la época seca, tiempo macho y hostil porque las cosechas han culminado y debemos esperar el tiempo húmedo, hembra y fértil para cambiar de ánimo. Eso sabían nuestros abuelos hace miles de años y para enfrentar esos cambios de la tierra se ponían a tejer y elaborar cerámica mientras esperaban que las mieses asomaran en septiembre, en el equinoccio de primavera.

Sabido es que el invierno no solo acorta los días y alarga las noches frías, sino que también produce cambios en nuestro comportamiento y ánimo, vieja teoría que deviene desde Galeno que afirmaba que algunas personas nacen predispuestas a ciertos temperamentos y que estos se debían a desequilibrios entre los humores o fluidos del cuerpo humano que afectaban a la personalidad, pues apreciaba una relación directa entre los niveles de los humores en el cuerpo y las inclinaciones emocionales y conductuales o temperamentos. Estos eran: sanguíneo, flemático, colérico y melancólico determinados por la cantidad de humor o fluido en exceso, así una persona sanguínea tiene mucha sangre y por esa razón es alegre, optimista y segura de sí misma, pero tiene su otra cara de egoísta; la flemática, con exceso de flema, es amable, fría, apacible, racional y constante, pero es lerda y tímida; en cambio la persona colérica es fogosa por exceso de la bilis amarilla y en el otro lado el melancólico tiene exceso de bilis negra y se le reconoce por sus inclinaciones poéticas y artísticas, acompañadas frecuentemente de momentos de tristeza y miedo.

Estas primeras lecciones de psicología en los colegios eran el ejercicio para hacer analogías y bromas entre discípulos e intentar aplicar las recetas de Galeno que decía que estas anomalías podían equilibrarse, por ejemplo, mediante dieta y ejercicio, purgas y sangrías si la situación era extrema.

Durante toda la etapa del Renacimiento europeo, las ideas y propuestas médicas de Galeno fueron  dominantes, hasta que perdió credibilidad y autoridad con los nuevos avances de la ciencia. Aunque la teoría de los cuatro humores fue desechada por la psicología, la idea del vínculo entre muchas enfermedades físicas y mentales constituyen la base de algunas terapias actuales.

 Descartes propuso que la mente y el cuerpo están separadas- idea que se remonta a Platón. Sin embargo, para mi compadre Teo y el músico Roberto Borda, esta afirmación es una soberana boludez porque somos uno, indiviso, tal como en las culturas andinas se enfatiza esta correspondencia con la naturaleza toda. Pero, a partir de esa primera indagación, se construyó la psicología y sus especialidades, así Marshall Mac Luhan aseveró: Si el siglo XIX fue la era de la silla del redactor, el nuestro es el siglo del diván del psiquiatra.

Violaciones de adolescentes a niños en centros educativos, pateaduras entre mujeres en el legislativo con su emulación en colegios, feminicidios, corrupción incontrolable, asesinatos, infanticidios, peleas políticas entre izquierda derechista y derecha izquierdista, entre angurrientos y apoltronados, traiciones y lealtades, metidas de pata del Presidente del Estado en discursos  históricos  con datos erróneos; toda esta andanada de perturbaciones, configuran, indudablemente, a una sociedad enferma que deambula sin concierto ni horizonte. Todo esto ocurre y no hay respuestas porque no sabemos qué hacer.

Es hora de usar la inteligencia ¿artificial? Porque parece que de la otra no es habida. Ahora que, como sociedad amorfa no sabemos qué hacer, hemos recurrido a la vieja fórmula de volver atrás por la escasa o nula creatividad de nuestros pésimos legisladores que canonizan las viejas prácticas republicanas de armar connubios perversos, apartados de sus supuestas bases sociales.

El filósofo Josiah Royce plantea que las personas se preguntan para responderse sobre los fines prácticos de su vida moral, a saber: “Para que vivo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Para que soy útil? ¿Porque se tiene necesidad de mí?”

Mi compadre Teo me mira de reojo y replica, emulando a un politiquero: Vivo para robar, estoy para aprovecharme del Estado, sirvo para amañar actos de corrupción, me necesitan porque la mayoría no quiere meterse a la política porque es sucia, pero alguien tiene que hacerlo y destruir la democracia y el país.  Freud, Milgram, Beck. ¡Auxilio!

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