Mayo 04, 2024 [G]:

Peligro de infoxicación


Miércoles 6 de Marzo de 2024, 5:00pm






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Últimamente, cuando sobreviene cualquier duda sobre el devenir de la sociedad del espectáculo, me refugio en los ensayos de Susan Sontag siempre clara y, sobre todo, lúcida. “Hemos perdido sensibilidad ante el dolor”, concluye después de analizar la incidencia de los medios de comunicación tradicionales y la emergencia incuestionable de las redes sociales, como medios de comunicación alternativos en unas audiencias hambrientas de información pero carentes de formación.

Ciertamente, como nunca antes en la Historia, el ser humano tiene a su disposición múltiples y variados medios para mantenerse informado, por exceso o por defecto; sin embargo, ha perdido perspectiva y espíritu crítico debido a una suerte de pereza intelectual al punto de que el progreso tecnológico ha creado una inteligencia artificial que nos ahorra la tarea de razonar. Estamos, por lo tanto, en pleno apogeo de la infoxicación, es decir aquella información que acaba intoxicando hasta generar una adicción perversa a todo lo que provoque morbo.

Le pongo un ejemplo reciente. El 5 de marzo, la Policía levantó los cadáveres de dos niños de cinco y dos años, respectivamente. De acuerdo a las investigaciones preliminares, el padre, un hombre de naturaleza violenta exacerbada por la ingesta de alcohol, degolló a sus hijos antes de tratar de asesinar a su expareja con quien sostenía una discusión subida de tono. Al margen del hecho-es un caso de violencia vicaria caracterizada por herir a la mujer atacando a su bien más preciado, sus hijos-las imágenes de escena del crimen fueron subidas a internet pocos minutos después de que los vecinos de la Avenida Periférica en El Alto, denunciaran tan macabro desenlace. Así, la pérdida de sensibilidad apuntada por Susan Sontag, rebasó todos los límites establecidos por los códigos de ética (si aún los hay) para instalarse en la repisa de la naturalización de la violencia de género y el sometimiento de los sectores más vulnerables de la sociedad boliviana a los patrones del patriarcado secante que nos gobierna con absoluta impunidad desde hace doscientos años.

Lo peor de todo esto, mire usted, es que nuestro grado de indignación es directamente proporcional al intenso bombardeo de noticias fútiles que inundan las pantallas y las redes para acabar convirtiendo en anécdota un crimen tan escabroso que, en otro contexto, debería remecer las fibras más sensibles de una sociedad indolente hasta el cansancio. No es de recibo, que en sólo dos meses (enero y febrero) se hayan registrado siete infanticidios de alto impacto mediático, pero incapaces por sí mismos de provocar una toma de conciencia ante el estado de violencia estructural que hoy es una pandemia de pronóstico reservado. 

 

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