Noviembre 08, 2024 -H-

Pachacha, la muñeca de la fertilidad que recibe ayuda de las almas

  Noviembre es el mes del encuentro entre la vida y la muerte. En esta fiesta, las mujeres reciben de regalo una pachacha para que en un año llegue el bebé esperado. 


Martes 29 de Octubre de 2024, 1:45pm






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29 de octubre (Urgente.bo - Grecia Torrez).- En el mundo aymara, la muerte no es el antónimo de la vida. No es el fin de las cosas. La vida y la muerte son parte de un ciclo continuo y noviembre es el mes puente para que todo siga por su camino. Así como se celebra la visita de las almas al mundo de los vivos, también es ocasión para expresar la alegría por el inicio de la fertilidad. Justamente es eso lo que representan las muñecas de yeso, o mejor llamadas “pachachas”, que tienen un sentido especial para las mujeres que esperan tener una descendencia.

Precisamente cuando miles de familias van al cementerio a compartir con las almas que vuelven al mediodía de cada 1 de noviembre, hay mujeres de diferentes edades, principalmente jóvenes, que llevan en sus aguayos a las pachachas, cual si fuesen bebés recién nacidos. Se trata de la amalgama entre la vida y la muerte, el sincretismo entre las tradiciones de la Iglesia Católica y las tradiciones de los pueblos indígenas. Desde las épocas prehispánicas, el culto a la muerte también significaba el inicio de la celebración por la vida.

“Las almas vienen y nos visitan con fertilidad, con abundancia”, dice la señora Mayra, que tiene un puesto de venta de “pachachas” con una historia de más de tres generaciones, en las que su mamá y su abuela ofrecían estas muñecas de yeso a quienes deseaban ser mamás.

El puesto de venta de Mayra Chuquimia está ubicado en la avenida Max Paredes casi esquina Santa Cruz. Por décadas, quienes buscan la fertilidad van hasta ese punto en busca de una ‘Pachacha’ para cargarla como una bebé y hasta hacer que sea bautizada. “Antes, justamente en estas fechas, las cholitas y señoras del campo solían cargarse las muñecas en la espalda con un awayo y pasar por el cementerio para decir que tenían un bebé. Así ha nacido la idea de que si cargas, si las tratas como un bebé, vas a tener un hijo en el año”, explica la señora Chuquimia.

La profesora Celina Ocaña, oriunda de la localidad minera de Viloco del departamento de La Paz, cuenta que la tradición tiene raíz en el concepto pasado de que la misión de las mujeres es procrear. “Mi suegra decía que ella no podía tener hijos, antes era un delito no tener wawitas, por eso la gente acudía a estas creencias; antes las muñecas eran de barro y con el tiempo se fueron modernizando”, agrega la maestra.

Según la profesora, la palabra “pachacha” en las comunidades indígenas significa “ayudar al otro”, mientras que en el Diccionario Panhispánico de Dudas, el significado hace referencia a “algo pequeño”. Sin embargo, en el contexto actual, hace referencia a una muñeca de yeso con aspecto delicado y casi parecido a las de una recién nacida real. 

La tradición dicta que esta pequeña muñeca debe ser regalada por otra persona, sea familiar o no, el 1 de noviembre, a aquellas mujeres que desean ser madres o que han intentado tener un hijo por largo tiempo. La “pachacha” se distingue por el color de ropa que lleve en el cuerpo, a base de tejido de lana. 

Y la regla señala que la pachacha debe ser regalada. “Si yo me compro no sirve, me tiene que regalar otra persona, tiene que ser un familiar, un amigo, hasta tu propia pareja, pero tiene que ser regalado y con fe”, señala la señora Jane, una vendedora de 53 años, que, mientras vende las muñecas, teje sus “chambritas”. 

En pleno siglo XXi, la tradición de la “fertilidad” de Todos Santos no pierde su valor, es más, “las mamás de las jóvenes vienen a comprar”, porque vale la pena intentar los diferentes métodos para traer al ser esperado. “Muchas mujeres han venido hasta este puesto y han comprado las muñecas, algunas vienen tristes y otras emocionadas por cumplir la tradición. Cuando se les cumple vuelven y nos agradecen porque han comprado bien y con fe”, añade Mayra. 

Aunque el tamaño de la pachacha no tiene nada que ver con la fe, las muñecas vienen en diferentes medidas y con varios cambios de ropa, “a gusto del comprador”. Desde los Bs 35 hasta los Bs 130 son ofrecidos en inmediaciones de la plaza Max Paredes de la ciudad de La Paz, junto a la venta de caretas y otros materiales para preparar el típico pan de la fiesta de Todos Santos.

Con bautizo y hasta con padrinos

La tradición sobre la “muñeca de la fertilidad” está acompañada de diferentes ritos para que el “deseo de ser madre” se cumpla en el año. Las abuelas, en especial, recomiendan que se siga paso a paso el cuidado de la pachacha, porque, en pocas palabras, debe ser querida y mimada cual si fuera un recién nacido.

“El 1 y el 2 de noviembre tienes que tratarle como a un hijito y llevarlo, inclusive, a hacerle sentar al lado de las masitas en la mesa que preparas para tu difunto. La pones y ya ahí te pides a las almas que te manden un bebé si quieres tener un hijo. Por eso es que se venden en estas fechas las muñecas”, explica la señora Mayra. 

Las muñecas deben ser cargadas y llevadas al cementerio el 2 de noviembre, al mediodía, hora en que el alma se despide de sus familiares, para que el deseo que tiene la persona creyente pueda cumplirse, “también algunos escogen un nombre para la pachacha en el cementerio, para que se cumpla”. La tradición señala que son llevadas al cementerio, porque las almas interceden ante el creador para que el milagro esperado ocurra.

La creencia toma forma de fiesta el 3 de noviembre, aunque la tradición puede variar. Las mujeres a las que les regalaron las “pachachas” se reúnen en un salón de eventos en diferentes zonas para celebrar una fiesta de bautizo, cual si fuera un bebé real con padrinos y madrinas. 

“El 3 de noviembre se le hace bautizar, como si fuera un verdadero bebé de carne y hueso, con todos sus pañalitos, sus mantillas y hay que conseguir un padrino. El compadre le lleva y lo bautiza el cura, no es un sacerdote de verdad, solo es una persona que se disfraza y hace el papel, pero hay que respetar como si fuera un verdadero párroco”, contó Ocaña. 

Por otro lado, la señora Jane Flores señala que la tradición del bautizo de las “pachachas” puede realizarse hasta el 8 de noviembre, fecha en la que se celebra la fiesta de las ñatitas y junto a ellas poder dar un nombre al futuro hijo que desees obtener. 

Eso sí, hay que tener en cuenta la recomendación de las abuelas sobre esta tradición que viene desde la era prehispánica, debe ser cumplida “con mucha fe” para que el deseo se cumpla en favor de la mujer que lo recibe. 


 Lo que importa es la fe

Las fuentes consultadas por El Compadre señalan, casi al unísono, que lo más importante en esta tradición es la fe y la oración para que el pedido se cumpla. Además, que esta creencia no está cargada de mala suerte. 

“Aunque la muñeca sea pequeñita si la compras con fe, sí funciona para tener hijitos. Varias personas le decían a mi mamá que sí les funcionó y a sus familiares traían para comprar y tener hijos, pero tienen que comprar con ropita de lana, porque eso sí es tradición. Si compras ropa de juguetes, no funciona”, dijo Mayra.

Pese a ser una tradición muy especial y con significado muy cercano a las necesidades humanas, hay quienes señalan que cuando la muñeca se rompe por diferentes razones son de mala suerte y deben ser entregadas en una iglesia católica, pero otros, por su parte, contraponen su opinión y argumentan esta tradición como inofensiva. 

“Si se rompe por accidente, mejor es botarlo porque es malo, porque siempre se rompe en el grande y el mediano la cabecita, en los chiquitos es igual, es mejor botarlo al basurero. Tampoco tienes mala suerte, pero es mejor desecharlo y esperar a que te regalen otro”, 

Tras varios años de tradición, la compra y venta de “pachachas” no se reduce en el mercado, dijeron las vendedoras, pero el precio se fue encareciendo por el aumento del costo de materiales para su elaboración por la crisis económica por la que enfrenta Bolivia. 

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