Mayo 03, 2024 [G]:

Navidad renovada: Entre solidaridad, el consumismo y la recuperación de tradiciones


Jueves 28 de Diciembre de 2023, 10:15am






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Año que pasa, año que la Navidad cambia en las ciudades de Bolivia. Pocos son los lugares que mantienen las tradiciones de antaño y eso llena de melancolía y tristeza a muchos quienes gozaban de cada detalle de esta hermosa celebración como salir con los niños a la calle, compartir con los vecinos, adorar a los pesebres y -lo más importante- pensar en la llegada de nuestro Salvador.

Sacerdotes de varias parroquias del país, fueron recordando en sus homilías durante la época de adviento que la esencia de Navidad debe ser la celebración del nacimiento de Jesucristo, estar con la familia y amigos, antes que una fecha para el despilfarro y consumismo exagerado.

También abogaron porque esta época del año se llene de espiritualidad y verdadera devoción entre los feligreses, evitando todo tipo de agravios; compras desenfrenadas y otro tipo de distracciones que tienen como única meta los regalos materiales y algunas protagonistas: la vanidad y la popularidad.

No se puede pasar por alto la importancia de las campañas navideñas que arrancaron a inicios de diciembre con el objetivo de reunir diferentes tipos de regalos como juguetes, alimentos y ropa, destinados especialmente a niños y niñas de padres de escasos recursos económicos. Varias instituciones, organizaciones y grupos comprometieron su aporte en especie o en dinero en estas fechas en las que realizar tareas de voluntariado o adherirse a estos cometidos, es una labor necesaria.

Sin embargo; los tiempos han cambiado y a pesar que en esta temporada el ambiente parece volverse más cálido y amable, es notorio ver que ha disminuido la cantidad y calidad de  lo que se entrega a quienes están en situación socioeconómica desfavorable. Los contrastes son notorios en las calles de las capitales de departamento, donde niños, mujeres y ancianos se la pasan mendigando; mientras otras personas se dedican a buscar lugares donde comer o realizar todo tipo de adquisiciones.

La indiferencia y el individualismo se anteponen cada vez más y las propuestas de ayuda de algunos, implican mayor esfuerzo y trabajo para conseguir menos y -lo peor- llegar a pocos beneficiarios.

Las iniciativas solidarias perdieron peso y los mensajes para sensibilizar a la opinión pública y acercar, sobre todo a los más jóvenes a las necesidades reales que se tienen, se diluyeron ante el “bombardeo” de publicidad, propaganda y ante el día a día.

La tecnología, shows de todo tipo, publicidad de las transnacionales así como la realidad económica y social asedian a la mayoría de los hogares y las costumbres de antaño quedan en el olvido. Antes, por ejemplo, se armaban en familia, con anticipación y mucha emoción los  pesebres y arbolitos; en la actualidad las acciones se hacen de forma autómata y desde años atrás un “sinfín” de adornos chinos y taiwaneses invaden las paredes y otros espacios de muchas viviendas.

Los cantos y villancicos para adorar al Niño Dios, fueron reemplazados por música chicha, reguetón u otros géneros que no vienen al caso y, si bien se conserva la costumbre de la cena de Nochebuena en la que se sirve picana o en su defecto pavo, pollo relleno o chocolate con panetón; en la misma suele predominar el intercambio de regalos que se lo realiza de manera mecánica y acelerada olvidando la acción de recogimiento; la oración de circunstancia y la conversación sobre la vida de Jesús.

Las autoridades locales y nacionales tienen como último punto de su agenda social el rescate de las tradiciones. Los desfiles navideños que se dieron en la ciudad de La Paz, por ejemplo,  se realizaron con carros alegóricos y personas disfrazadas con temáticas foráneas, que tampoco enfocaron las costumbres de antaño, aunque se debe admitir en este punto que la decoración de muchas plazas y avenidas está deslumbrante en la ciudad maravilla.

Navidad es una época muy especial para compartir con las personas menos afortunadas y podemos aprovechar para arrancarle una sonrisa a un niño, a un anciano o a un enfermo. Entregar algo a cambio de un gesto de alegría, no tiene precio.

No se puede perder la fe y la confianza para robustecer la solidaridad con familias humildes o marginadas, compartiendo alimentos, sirviendo almuerzos o desayunos, haciendo algunos obsequios y demostrando hermandad. Nunca es tarde.

A pesar de todo queda la esperanza por días mejores, con unión, paz, armonía, trabajo digno y salud…ojalá llegue un 2024 con todo eso y una mejor Navidad para los más pobres.

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