Octubre 15, 2025 -HC-

Los peruanos limpian con sus manos el derrame de petróleo de Repsol en el mar


Lunes 24 de Enero de 2022, 8:45am






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24 de enero (Urgente.bo).- Párida Ríos Delgado, de 33 años, vive en una casita precaria en una loma de arena vecina a Playa Cavero, el área más dañada por la contaminación que causó el sábado pasado un derrame de petróleo de Repsol en el distrito de Ventanilla (en la región Callao, en el centro oeste de Perú), y que hasta este viernes afectaba 1.800 kilómetros cuadrados de franja de playa y 7.139 kilómetros cuadrados de mar, según la autoridad ambiental. Ella se dedica a la pesca y es una de las centenas de voluntarias que se han volcado a las orillas de la costa central del país a retirar crudo, ante la lentitud de la empresa para contener los daños que se extienden cada día hacia el litoral norte.

“Pescábamos para comer y también vendíamos a nuestros vecinos de Puerto Pachacútec [situada también en Ventanilla], somos un grupo de acá que hemos venido a limpiar la playa”, comenta Ríos, que lleva dos recipientes de plástico y una mascarilla. Minutos después, con su vecina Mariela Cóndor (47), llenan las pequeñas cubetas del crudo extraído de una hondonada, al lado de unas rocas en la orilla. “Ya llevamos dos días viniendo, no sabemos qué va a pasar con los animalitos”, añade la ciudadana originaria de Loreto, la región amazónica más afectada por derrames de petróleo. La devastación ambiental ha alcanzado dos áreas naturales protegidas, la Zona Reservada de Ancón y la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras.

Los pescadores artesanales de tres distritos se apostan cada día al exterior de las oficinas de la refinería de La Pampilla, operada por Repsol, en Ventanilla, a la espera de que les entreguen alimentos para subsistir en los días perdidos sin hacerse a la mar. Casi una semana después del derrame, aún no habían recibido nada, comentaban los pescadores el jueves mientras esperaban novedades de sus dirigentes que habían entrado a una reunión con representantes de la empresa. En los distritos que fueron afectados inicialmente había unos 700 pescadores, pero como la contaminación avanzó hasta el norte, la municipalidad distrital de Chancay reportó el viernes otros 2.000 perjudicados.

El vertido se produjo el sábado pasado en una terminal de la refinería, horas después de la erupción de un volcán submarino en Tonga. La empresa comunicó el domingo que “la violencia del oleaje” ocurrió durante la faena de descarga del crudo del buque italiano Mare Dorium, y anotó que fue un “derrame limitado”. Repsol declaró a inicios de la semana a la Fiscalía que el vertido fue de siete galones (26,5 litros), y un par de días después el ministro de Ambiente, Rubén Ramírez, calculó 6.000 barriles (algo más de 950.000 litros). En una entrevista en la emisora Radioprogramas el miércoles, la portavoz de Repsol Perú, Tine van den Wall Bake, no reconoció la responsabilidad de la empresa en el desastre ambiental.

“Ha sido muy fuerte, ha matado el ecosistema: los muymuys parecen café”, comenta fuera de la refinería La Pampilla el pescador Einer Ames aludiendo al crustáceo que usan como carnada. El miércoles, tras una reunión de ejecutivos de Repsol con tres ministros, dos congresistas y líderes de asociaciones de pescadores, la compañía ofreció contratar a los hombres de mar para tareas de limpieza del crudo. Si bien algunos damnificados no están de acuerdo, Ames -preocupado por el día a día- espera que el empleo se concrete “con medidas de seguridad”. Pese a que es una sustancia tóxica, “ya hemos visto a personas trabajando sin guantes”, advierte.

El viernes, la emisora Radioprogramas reportó que una empresa subcontratada por Repsol reclutó a algunos pescadores lugareños y sus familiares en el balneario de Ancón: el pago ofrecido era de 26 dólares por ocho horas limpiando el crudo en la arena. La noche del jueves, la primera ministra Mirtha Vásquez habló de los trabajadores damnificados por el derrame de crudo, entre los que están los vendedores y sombrilleros de las 21 playas afectadas. La empresa “no puede contratarlos en actividades que impliquen algún riesgo o para las que no estén preparados, eso implica mayor exposición”, alertó en un pronunciamiento tras la primera sesión del comité de crisis que ha formado el Gobierno de Pedro Castillo para enfrentar el desastre ambiental.

El País 

 

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