15 de julio (Urbente.bo / El Compadre).- Con su accidentada geografía, variedad de ecosistemas y caóticos panoramas coyunturales, La Paz concentra la base empresarial más grande de Bolivia y es la segunda economía más importante del país. Hoy, cuando el país se acerca a su bicentenario, y a 215 años del grito libertario, la región tiene el desafío de posicionarse y recuperar fortaleza económica, basada en el sector turístico, agroindustrial y la gastronomía.
La Paz cuenta con poco más de 3.023.800 habitantes y va en ascenso, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE - 2022). El aporte al Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia es del 28%, lo que representa alrededor de 13 mil millones de dólares en bienes y servicios.
Para el año 2023, las exportaciones de La Paz llegaron los 2.116 millones de dólares. Además, la minería es otro pilar fundamental que aporta aproximadamente 35% de las exportaciones de Bolivia. El departamento tiene más de 118 mil empresas vigentes y con capacidad de empleabilidad de hasta 186 mil personas. La administración pública es una de sus principales fortalezas.
“La Paz es la segunda locomotora del país, es el segundo departamento más poblado y los paceños expresamos nuestro deseo y compromiso de trabajar en forma coordinada con el Gobierno y con los empresarios para alcanzar un primer nivel de desarrollo en el contexto nacional”, señala Rolando Kempff, presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz, en entrevista con El Compadre.
El próximo año, Bolivia cumplirá el Bicentenario desde la declaración su independencia y los desafíos para la “La Paz del presente” son otros. La primera gesta libertaria de América el 16 de julio en 1809 dio una responsabilidad a la paceñidad para continuar en el camino con la mirada en el progreso, desarrollo y unidad.
Las diversas condiciones climatológicas y geográficas de La Paz permiten proyectar a la región como potencial de la agroindustria, sobre todo en el altiplano y el norte del departamento. La minería también puede llevar a la región hacia otros niveles.
“Estos sectores cambiarán el mapa económico del país y La Paz se constituirá en el futuro como actor central del desarrollo de la región y de Bolivia entera. Creemos que la paceñidad es un sector muy importante al igual que la minería, La Paz tiene la minería de oro y estaño que también coadyuvan en el desarrollo económico del país”, añade Kempff.
Según la Cámara Departamental de Industrias de La Paz (CADINPAZ), el ’capital humano’ es una de las fortalezas más importantes de la metrópoli paceña, pues concentra a la “población con mayor nivel de educación tanto primaria, secundaria y de grado de Bolivia, obteniendo la oferta de capital humano con mayor preparación en el país”.
LA FUGA DE MANO DE OBRA
Sin embargo, el economista Julio Linares lamenta que la falta de consenso entre las alcaldías capitales de La Paz y El Alto y en conjunto con la gobernación departamental provocan un escenario complejo y contribuyen a una fuga de la mano de obra, capital y experiencia.
“Y cada vez las industrias se van a escapar y nuestros hijos y jóvenes se van a ir también. Eso quiere decir que no solamente habrá una fuga de capital, sino también una fuga de mano de obra y de cerebros, nuestra gente se va a ir a trabajar a otros departamentos o al exterior y además, que toda su sapiencia y experiencia ya no estarán acá en La Paz”, menciona Linares.
Y no se puede hablar de La Paz sin El Alto, una fortaleza territorial y en mano de obra que suma en la meta de crecer en producción y desarrollo. La alteñidad es primordial para el asentamiento de nuevas empresas en el departamento y la incorporación del comercio informal al formal para la producción y mayor movimiento económico en busca de la industrialización.
div class="media media-element-container media-default">¿CUÁL ES EL FUTURO?
“El turismo es la punta de lanza para la economía”, menciona Linares. La ciudad de La Paz, por su diversidad cultural, gastronómica y accidentada geografía, tiene un altísimo valor turístico, pues en sus ciudades y localidades comunitarias recorre la historia que data de miles de años.
“Yo creo que la gran meta de nuestra ciudad tiene que ser el turismo y la gastronomía y es algo que nos hemos olvidado todos, se queda en el discurso, yo escucho al gobernador y al alcalde Ivan Arias hablar de turismo, pero nadie lo cumple. Ahora este debe ser nuestro siguiente paso”, lamenta Linares.
La nueva meta del turismo debe contar con planes estratégicos en alianza con regiones como los Yungas, Copacabana, Sorata y otras regiones que tienen cualidades turísticas.
Para Rolando Kempff, la marcha hacia el norte paceño y la industrialización es un acuerdo tácito entre gobierno y empresarios, porque así se podrá promover la agroindustria, el desarrollo piscícola, forestal, minería. “Recordemos que el agro en La Paz puede ser sostenible en el tiempo. En el tema agropecuario hay sostenibilidad, se tiene que apuntar a los productos que se producen en el altiplano, y esa es la mirada que se debe tener no solo a nivel de La Paz sino también a nivel nacional”, señala el empresario.
Para que esto suceda, el empresariado paceño y boliviano espera seguridad jurídica e impulso a la libre empresa, con la inclusión del sector informal al sector formal, sobre todo en la ciudad de El Alto, como parte fundamental del crecimiento de empresas por la amplitud territorial y poblacional.
Nuevos sectores de la economía
“Tenemos que incorporar la economía 4.0, el talento, la economía verde, la economía del reciclado, economía correspondiente en este sector e incorporar la inteligencia artificial que nos permite coadyuvar en este desarrollo.”, menciona el dirigente empresarial Kempff.
Además, las proyecciones del empresariado son llegar a consolidar una “economía naranja” para impulsar el turismo y la gastronomía tradicional y cultural porque ”Bolivia tiene mucho que dar” al igual que los países vecinos.
Y, en un futuro cercano, “aliviar los impuestos” e impulsar mayor apalancamiento de créditos productivos para el empresariado paceño