La noche del sábado se vistió de luto. Bajo un cielo encapotado y el susurro del viento andino, el alcalde de La Paz, Iván Arias, llegó hasta la casa donde velaban a Franklin Soria, fundador y director de Hiru Hichu. En silencio, ofreció sus condolencias a la familia del legendario artista y propuso que la capilla ardiente se traslade al escenario que tantas veces aplaudió su voz: el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez.
Allí, donde las luces no se apagan nunca para el arte, amigos, familiares y seguidores colmaron la sala para despedir al fundador y director de Hiru Hicho. La quena de Soria ya no sonará en vivo, pero su melodía sigue flotando en el aire, como una oración hecha canción.
La mañana de este domingo, el alcalde volvió a estar presente, esta vez en el Teatro Municipal, para acompañar el velorio y participar en la misa de cuerpo presente. Visiblemente conmovido, Arias expresó su admiración por el legado musical de Soria y se solidarizó profundamente con su familia. Él, también devoto del Señor de la Cruz de Colquepata —como lo era Franklin—, compartió el sentimiento de pérdida que atraviesa no solo a una familia, sino a toda una ciudad.
Franklin Soria falleció la noche del viernes 27 de junio, tras complicaciones en su salud que lo mantuvieron hospitalizado desde mayo. Había sido dado de alta, pero una caída posterior agravó su estado. Murió en su ciudad natal, La Paz, rodeado del cariño de quienes le deben tanto.
Junto a sus hermanos Roger y Víctor —también fallecidos— fundó en 1969 la agrupación Hiru Hicho, referente de la música folclórica y carnavalera de Bolivia. A lo largo de más de cuatro décadas, Soria no solo hizo música: cultivó identidad, tejió memoria y forjó comunidad. Fue también fundador de la fraternidad folclórica Señor de la Cruz de Colquepata, reflejo de su fe y de su compromiso con la cultura popular.
Con su grupo grabó más de siete discos y paseó su arte por escenarios de Bolivia y del mundo. Canciones como Vida y Salud, El Cambita, Tercera Edad y Cabellos de Plata forman parte del imaginario popular de generaciones enteras.
“No es un adiós, es un hasta pronto, porque sigue sonando la melodía de su quena”, escribió la agrupación Hiru Hicho en redes sociales. Una despedida que no suena a final, sino a promesa.
Porque en cada zampoña, en cada tarqueada, en cada morenada, en cada entrada de carnaval, el eco de su voz volverá a cruzar los cerros.
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