La investigación Acoso sexual en la UMSA: percepción, vivencias y acciones para el cambio, realizada por la Coordinadora de la Mujer y la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) identificó que un 25% (uno de cada cuatro) de las y los estudiantes encuestados reportaron haber sido víctimas de hostigamiento y/o acoso sexual dentro de esta casa de estudios superiores, y un 47% conoce a personas cercanas que los sufrieron. Plantean la necesidad de contar con una estrategia integral que atienda esta problemática, que incluye la creación de una unidad especializada en la atención y prevención de violencias universitarias.
Además de visibilizar la prevalencia del problema, el estudio identifica graves barreras para la denuncia, tales como el miedo a represalias, la desconfianza en las instancias institucionales, la normalización cultural de la violencia y los procesos administrativos largos y revictimizantes.
Frente a este panorama, la investigación propone una intervención integral, que incluye la creación de la Unidad de Atención y Prevención de Violencias Universitarias (UAPVU), el diseño e implementación de un protocolo integral de prevención, atención y sanción del hostigamiento y acoso sexuales, el establecimiento de campañas de sensibilización permanentes y programas de formación obligatoria para autoridades, docentes, administrativos y estudiantes en temas de género y derechos humanos.
Principales hallazgos
El estudio, basado en una metodología de Investigación Acción Participativa Feminista, combinó encuestas digitales a 1.697 estudiantes, entrevistas a víctimas y grupos focales en las 13 facultades de la UMSA. De ese total, 423 reportaron haber sido víctimas de hostigamiento y/o acoso sexual en el ámbito universitario, esto representa el 25% de la población estudiada; de ellos, 75,4% son mujeres, 23,4% son hombres y 1,18% son personas no binarias.
Las formas más frecuentes de hostigamiento y/o acoso sexual incluyen comentarios de índole sexual (24%), insinuaciones ambiguas o indirectas (12%), extorsiones u ofrecimientos indebidos (3%); conductas digitales: llamadas o correos (2%), amenazas (2) y proposiciones sexuales explícitas (1%).
Con relación a los/as agresores/as, de acuerdo con el estudio, en el 42,32% de los casos son los compañeros/as de clase y en el 36%, personas con autoridad académica, es decir, docentes, ayudantes académicos, superiores jerárquicos y tutores de tesis. En tanto, el 20% de las/os encuestadas/os prefirió no identificar al agresor, lo cual revela barreras emocionales, miedo o desconfianza en los mecanismos de denuncia.
Además de visibilizar la prevalencia del hostigamiento y/o acoso sexual, el estudio analiza los impactos que el acoso sexual genera en las víctimas: bajo rendimiento académico, abandono de materias o carreras, afectaciones emocionales severas (como ansiedad y depresión) y aislamiento social.
Tanto el hostigamiento como el acoso sexual son conductas violentas de carácter sexual no deseadas ni consentidas por la víctima, que impactan de manera desproporcionada a las mujeres. Mientras el hostigamiento sexual suele darse en relaciones jerárquicas de poder asimétrico (docentesestudiantes), el acoso sexual se da entre pares (estudiantes).
El presente estudio es un esfuerzo conjunto de la Coordinadora de la Mujer y la Universidad Mayor de San Andrés, con el financiamiento de la Asociación Sueca para la Educación Sexual (RFSU).