Javier Milei fue elegido como presidente de Argentina y asumirá el cargo el 10 de diciembre con e desafío de gestionar una grave crisis, altos niveles de pobreza, reservas en mínimos y pagos pendientes al Fondo Monetario Internacional (FMI). Durante su campaña propuso reducir el Estado al mínimo y expresó su confianza en que el mercado resolverá los problemas gracias al desarrollo del comercio y las exportaciones.
Milei propone una “reforma integral” para que Argentina sea “el país pujante” de comienzos del siglo XX. El “Estado paternalista”, cree el ultraliberal, ha sido el principio de todos los males y por eso propone reducirlo al mínimo. Milei pretende, entre otras cosas, bajar el número de ministerios de 18 a ocho, quitar “de forma progresiva” los planes de ayuda social y recortar los fondos de jubilaciones y pensiones. Sus propuestas estrella en materia económica son la dolarización y “liquidar” el Banco Central. Milei promete, además, un “ajuste profundo” que “pagará el sector público” y terminar “en tres meses” con el cepo cambiario, el régimen que hoy restringe la compra y venta de divisas.
Ya rumbo a la segunda vuelta, el líder de La Libertad Avanza matizó sus ideas más polémicas, como la libre portación de armas, el fin de los planes sociales o la libre venta de órganos.
En varias oportunidades, Milei dijo que tiene pensado comenzar con un plan de “tres generaciones” que se extendería más allá de su administración, con el objetivo de que el país encare un camino que, a su entender, lo llevará a una senda de crecimiento sostenido.
Dentro de este conjunto de medidas se encuentra una de sus iniciativas más polémicas, la de establecer un sistema de libre competencia de monedas que, con el tiempo, derivaría en una dolarización y en la eliminación completa del Banco Central, que considera el principal causante de la inflación actual.
Para lograr esto, tiene dos caminos: uno es haciendo un acuerdo con los Estados Unidos para compartir el señoreaje, es decir, que cuando el gobierno norteamericano emita dinero, enviaría también billetes a la Argentina, y el otro es realizarlo por voluntad propia, adoptando el dólar como medio de pago legal para todas las transacciones, como ocurrió en Ecuador.
Para avanzar con estas reformas, el presidente electo tiene que pasar por la Cámara de Diputados y por el Senado, pero en caso de que el resto de los bloques no las aprueben, convocaría a un referéndum o a una consulta popular para buscar el aval de la ciudadanía.
Por otra parte, Milei también trabaja en un plan para modificar las leyes laborales, que según él será “sin vulnerar derechos existentes”, el cual consiste en ir hacia un modelo de seguro de desempleo, en el que el propio trabajador aporte de su sueldo a un fondo personal que utilizará si renuncia o es echado.
Para financiar el alivio fiscal, Milei tiene pensado implementar lo que él mismo denominó durante la campaña como el “Plan motosierra”, el cual se basa en un fuerte ajuste del gasto en algunas áreas del Estado. Por ejemplo, eliminaría la obra pública y, en cambio, implementaría “un sistema de iniciativa privada a la chilena, con way outs a la peruana e incentivos a la suiza”, por lo que los proyectos de infraestructura en el país, como las rutas, los hospitales, o los mejoramientos en la red de ferrocarril, entre muchas otras cosas, pasarían a estar en manos del sector privado, el cual tendría un ingreso mínimo garantizado por el Gobierno.
También sacaría diversos subsidios, como los que actualmente están en el transporte, en la energía y en varios servicios públicos, permitiéndoles a las empresas operadoras endeudarse para evitar que el costo sea trasladado a las facturas de los usuarios.
Además, pretende reducir el déficit fiscal a partir de que el Estado deje de hacerse cargo de algunas empresas públicas, como Aerolíneas Argentinas, que se la entregaría a sus empleados para que ellos mismos la administren como una cooperativa, o la petrolera YPF, la cual sería privatizada.
Además, pasará de los 18 Ministerios que hay en este momento, a tener solo ocho: Economía, Relaciones Exteriores, Infraestructura, Capital Humano (que agrupará a las áreas de niñez, salud, educación y trabajo), Defensa, Seguridad Interior, Justicia y del Interior.
En cuanto al vínculo con el resto de los países, el mandatario ya advirtió que no piensa tener “promover las relaciones con comunistas”, entre los que incluyó a Venezuela, Cuba, Nicaragua, Brasil y China, aunque aclaró que permitirá que sean ”socios comerciales del sector privado”.