Octubre 09, 2025 -HC-

Dios te salve María... y de paso sálvanos de otro debate


Jueves 9 de Octubre de 2025, 6:45am






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Aun cuando los dos candidatos a la vicepresidencia acudieran al debate convocado por María Galindo y RTP, uno se pregunta: ¿vale la pena? No sería debate, como tampoco lo fue el anterior, que terminó siendo una obediente lista de complacencias y caprichos. Aunque, mal que bien, sirvió para desnudar los vacíos, vergüenzas y manías de ambos candidatos. ¿Qué más podrían aportar ahora? ¿Una segunda temporada del mismo barullo? El votante, curtido en promesas y aburrido de gritos, no se perdería gran cosa.

Si se aplicara un elemento tan básico del periodismo como ‘saber escuchar’, quizás tendría sentido. Pero sabemos que el estilo de Galindo es más bien un monólogo a todo pulmón, estridente y bullanguero que tapona los oídos y traba la razón. El grito se confunde con rebeldía. Sería un karaoke ideológico. En el anterior, recordemos, se formularon reglas, incluso se las firmó con solemnidad notarial, aun así, se las rompió sin ningún rubor. Imaginemos ahora.

Si de hacer show se trata, eso lo tenemos a diario y gratis. Basta con ver a cualquier diputado, senador o funcionario hacerse entrevistar en la TV o grabarse en TikTok.

Lo de ahora pareciera más bien un circo donde la novedad sería que las fieras domen al domador. El espectáculo quizás resultaría bueno, pero así todos olvidarían que lo único que importa es salvar Bolivia. Una locura.

Con todo, se nota que antes de pensar en superar esta multicrisis, el afán apunta a demostrar quién tiene más rating. Una pelea de egos mediáticos de la cual la audiencia ya se está hartando. Ya está cansada de gritos. Lo que se necesita son respuestas.

Alguien en redes criticaba que a ciertos políticos «les falta pantalones» para debatir. Quizás. Pero hay que ver que unos los traen tan holgados como de payasos, y otros tan chupines que se ahogan en sí mismos. El tema no pasa por ahí. No es cuestión de vestuario, sino de sapiencia. Exponer odios y traumas, no es debate. Y las barricadas, como la que se plantea hoy, generalmente, son símbolo de beligerancia más que de encuentro o coincidencias.

Distinto fuera si la disertación la hiciera un filósofo, un científico o un artista reputado. La expectativa se centraría en escuchar, aprender y ponerse manos a la obra. Acá es todo lo opuesto.

Así que, María, Dios te salve. Pero también, salvanos de otro debate.

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