Agosto 20, 2025 -HC-

Bolivia y la transformación digital en salud


Miércoles 20 de Agosto de 2025, 10:30am






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Bolivia enfrenta un desafío estructural en su sistema de salud: avanzar hacia un modelo moderno, equitativo y eficiente. En este contexto, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se presentan como herramientas clave para cerrar brechas, mejorar la gestión y garantizar el acceso universal. Sin embargo, el país aún no ha consolidado una estrategia integral de transformación digital, y los avances, aunque significativos, siguen siendo fragmentados.

Entre 2016 y 2021, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destinó más de 278 millones de dólares a proyectos de salud en Bolivia. De ese total, cerca de 5.88 millones se enfocaron en componentes de transformación digital. Cuatro proyectos destacan por su impacto: el BO-L1198, con 275 millones de dólares, fortaleció la gestión hospitalaria, los sistemas de información clínica y la vigilancia de la mortalidad materna; el BO-T1313 apoyó el desarrollo del Sistema Único de Información en Salud (SUIS) y la interoperabilidad con la seguridad social; el BO-T1340 introdujo herramientas informáticas para monitoreo de calidad y estudios epidemiológicos; y el BO-T1260 diseñó el SUIS y un plan estratégico de gobierno electrónico para el Ministerio de Salud.

El informe técnico elaborado en el marco de esta inversión revela hallazgos clave que deben ser considerados con urgencia. En primer lugar, se constata que el sistema de salud boliviano está altamente segmentado y fragmentado, con múltiples plataformas tecnológicas que operan de forma aislada, duplicando esfuerzos y debilitando la rectoría del Ministerio de Salud. La conectividad es limitada: solo el 45% de los municipios cuenta con tendido de fibra óptica, lo que restringe el despliegue de soluciones digitales. Además, se identifican deficiencias en infraestructura, obsolescencia de software y hardware, escasa formación técnica del personal y ausencia de una legislación actualizada en protección de datos.

El informe también advierte que la información generada por el sector salud se almacena, pero no se interpreta ni se explota adecuadamente. No existe una lógica de negocio definida que permita convertir los datos en conocimiento útil para la toma de decisiones. La falta de interoperabilidad entre sistemas, la inexistencia de estándares tecnológicos compartidos y la alta rotación del personal técnico agravan esta situación.

Frente a este diagnóstico, el documento propone una articulación entre los principios rectores de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) —como conectividad universal, interoperabilidad, inclusión y derechos humanos— y las seis dimensiones clave del BID: gobernanza, infraestructura, infoestructura, aplicaciones digitales, personas y cultura, y políticas informadas. Esta articulación permite construir una hoja de ruta coherente para Bolivia.

En el corto plazo, el país debe priorizar un diagnóstico nacional de conectividad en salud, que permita identificar los vacíos tecnológicos en los distintos niveles de atención. Este mapeo será esencial para orientar inversiones en infraestructura digital, especialmente en zonas rurales e indígenas. Paralelamente, se requiere la creación de una unidad técnica de transformación digital dentro del Ministerio de Salud, con atribuciones claras, presupuesto propio y capacidad de articulación intersectorial. Esta instancia debe liderar el diseño e implementación de políticas públicas en salud digital, en coordinación con actores como AGETIC, los SEDES y la cooperación internacional.

Otro paso urgente es la capacitación masiva del personal médico, administrativo y técnico en competencias digitales. La transformación no será posible sin un recurso humano preparado para operar, interpretar y gestionar herramientas tecnológicas. Esta formación debe incluirse también en las currículas universitarias de ciencias de la salud. Asimismo, Bolivia necesita aprobar una ley específica de protección de datos personales, que garantice la privacidad, el consentimiento informado y la seguridad de la información clínica. Finalmente, se debe implementar un piloto de historia clínica electrónica interoperable en redes de salud priorizadas, utilizando estándares internacionales como HL7 y SNOMED CT.

En el mediano plazo, Bolivia debe consolidar el SUIS como plataforma nacional de información en salud, integrando los subsistemas público, seguro social y privado. Esta integración permitirá contar con datos clínicos, administrativos y epidemiológicos confiables, útiles para la toma de decisiones y la formulación de políticas públicas. También se debe desplegar inteligencia artificial en salud pública, con proyectos orientados a la detección temprana de enfermedades crónicas, triage automatizado y gestión de pacientes. La expansión del programa de telesalud será clave para garantizar atención remota en zonas de difícil acceso, con interfaces accesibles y contenidos en lenguas originarias.

Además, se propone la creación de un observatorio de transformación digital en salud, que monitoree avances, indicadores y buenas prácticas, promoviendo la participación ciudadana y la transparencia. Finalmente, Bolivia debe establecer alianzas público–privadas para fomentar la innovación tecnológica, incentivando el desarrollo de soluciones locales adaptadas a las necesidades del país.

La transformación digital no es solo una cuestión técnica. Es una apuesta por la equidad, la eficiencia y la dignidad en la atención sanitaria. Bolivia tiene los elementos, los aliados y el conocimiento. Lo que falta es voluntad política, articulación institucional y compromiso multisectorial.

Las TIC pueden ser el motor de un sistema de salud más justo y resiliente. Pero para que lo sean, debemos pasar del diagnóstico a la acción. El momento es ahora. Que la salud digital en Bolivia no sea una promesa, sino una realidad construida entre todos.

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