Abril 19, 2024 [G]:

Bolivia en la edad media


Jueves 15 de Diciembre de 2022, 6:00pm






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¿Por qué todo conflicto en el país tiene que resolverse al estilo de Juego de Tronos? Es increíble la infinita capacidad que tenemos los bolivianos para intentar matarnos los unos a los otros. Sin diálogo previo alguno, pasamos del insulto a la matanza final, sin embargo, me temo, que de tanto jugar este peligroso riesgo, llegará un momento en el que ya no podremos regresar atrás, porque la sangre estará corriendo por todo lado.

¿Apocalíptico? ¿Negativo? ¿Pesimista? Sí, porque a cada conflicto nuevo que surge en el país, va incrementándose el nivel de violencia y no es que uno llegue a esta conclusión debido a lo ocurrido en los dos últimos años, sino que esta espiral viene construyendo y tejiéndose años atrás, debido a que en este país no se ha resuelto en primer orden, el tema del racismo, si no logramos resolver este aspecto, me temo, que continuaremos viviendo con esta violenta tendencia hasta el fin de nuestros días.

El racismo en Bolivia es el principal obstáculo que domina todo conflicto o disenso por muy superficial o profundo que sea, si no lo resolvemos o lo que es mejor, frenamos, no podremos seguir adelante, mucho menos resolver el tema político y, por lo tanto, estaremos desenvainando la espada con el único propósito de degollar a nuestro adversario ante el primer rechazo.

No es nada sencillo derrotar al racismo, para ello debemos reconocernos racistas y ese primer paso es complicado, porque exige compromiso y sobre todo trabajo, empezando por desnaturalizar el que llevamos dentro y practicamos a diario, más allá que esta debe ser una política de Estado concreta y permanente. Soñar no cuesta nada, pero soy un convencido que solucionando este mal nacional, podremos resolver los otros conflictos de manera más sencilla, sin la necesidad de eliminarnos de la faz de la tierra, por ejemplo.

Ahora, en lo que a conflictividad se refiere, hace rato que hemos perdido la capacidad de negociación, debido a que básicamente nadie quiere perder y todos quieren ganar, olvidando que todo conflicto surge porque básicamente existen dos puntos de vista contradictorios entre sí, por tanto, para resolverlo pacíficamente, ambas partes deben estar dispuestas a ceder y apelar al diálogo como primera herramienta para evitar que la sangre llegue al río, pero no, estamos acostumbrados a que sea al revés, primero hacemos todo lo posible para degollar al enemigo y luego si puede, cuente con una cabeza o no, dialogamos.

No podemos reflexionar sobre el conflicto si no consideramos que los y las bolivianas tenemos serias deficiencias para comunicarnos, que normalmente emitimos mensajes confusos, poco precisos, con altos niveles de especulación y con una alarmante capacidad para ser malinterpretados, este detalle al parecer insignificante es trascendental porque no solo nos produce la frustración permanente de no sentirnos comprendidos, sino que también impulsa el ejercicio de la violencia, porque ante la imposibilidad de comunicarnos, asumimos que no nos entienden, que el único camino que queda es agarrarnos a puñetes y a esto debemos añadir el aderezo de la herencia machista y patriarcal que arrastramos, quiere decir que la ensalada de la violencia que nos serviremos estará muy intensa.

¿A qué viene todo esto? A los niveles de laxitud que se han asumido después de un haber vivido un conflicto tan intenso como el del paro cívico cruceñista, el país tiene que poner un freno jurídico y penal a toda acción en nombre de una causa (justificada o no) dan aval, licencia e impunidad para ejercer niveles de violencia contra el otro, si continuamos siendo tan permisibles (Y cuéntese para atrás), seguiremos naturalizando este comportamiento cavernícola, que tanto nos polariza y por lógica, perjudica a los principales protagonistas de esta historia, a los políticos en pugna.

Las encuestas que se van publicando, poco a poco, van confirmando que se va construyendo un centro, un espacio central en el que se van ubicando todas las personas que ya están agotadas de tanta confrontación, que tan solo buscan estabilidad y trabajo (capacidad de ahorro), que van demandando no el olvido y el perdón, sino la solución de la conflictividad en el país, sin necesidad que esto signifique el fin del mundo, si tan solo, los políticos llegaran a la conclusión que es viable derrotar al adversario sin necesidad de envenenarlo, la situación sería diferente.  La política es justamente el arte de lo imposible, creo que ya va siendo hora de aplicar herramientas políticas alternativas a la eliminación mutua, así quizás dejemos de ser un país que vive una y otra vez el capítulo con más muertes y matanzas de la teleserie de moda.

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