La delicada situación política y social en el Perú tiene grietas profundas que van más allá de una pronta solución, desde Bolivia le recomendaría al nuevo Gobierno y a los legisladores opositores que aprendan del caso boliviano, ya que a pesar de las diferencias se pueden encontrar grandes similitudes.

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1. Lectura política, entender el momento histórico

La primera lección es con relación al llamado de elecciones. En Bolivia, cuando asumió la presidencia Jeanine Áñez, tenía un único mandato: llamar elecciones para la conformación de un nuevo gobierno elegido en las urnas. Lamentablemente, ella y sus colaboradores se contagiaron de la efervescencia popular y dilataron esta convocatoria. Hoy podrán justificar este atraso por la llegada del Covid-19, como en Perú hablan del mandato constitucional del congreso. Al final eso le dio tiempo al MAS, no solo de rearticularse sino - sobre todo - de reencontrarse, ya que después de la renuncia de Evo Morales, todos sus seguidores estaban de capa caída.

Lo mismo le está ocurriendo a la presidenta Dina Boluarte, quien en un principio trató de bajar los decibeles de las protestas convocando a elecciones recién para el 2024, ahora adelantarlas para fin de año, lo único que logró fue que los enfrentamientos y las víctimas sigan creciendo. La izquierda habla de “defensa de la democracia” y en esa línea irá poco a poco sumando adeptos. Hoy el partido del expresidente Pedro Castillo está fragmentado y desorientado; pero, con el pasar de los días y la inestabilidad en ascenso, la izquierda populista está en plena rearticulación.

Cuando el 7 de diciembre el entonces presidente Castillo, ordenó instaurar un "gobierno de excepción" y convocó a elecciones de un Congreso constituyente horas antes de una programada moción de vacancia en su contra, no veíamos adeptos en las calles desesperados por respaldarlo. Hoy la situación y el mal manejo del nuevo gobierno muestran otro termómetro en las calles.

2. Alba o Runasur, son pura distracción

Ni a Perú ni a ningún país de Latinoamérica le debería preocupar la conformación de Runasur, esta organización “antimperialista” como la llama su máximo promotor, Evo Morales, tendrá el mismo éxito que el ALBA-TCP. Lo que sí debería preocupar a los gobiernos es la injerencia y modus operandi de los operadores políticos de izquierda en las democracias de la región.

El manejo de censura hacia Evo Morales, por parte de los legisladores opositores peruanos lo único que logró fue “free press” y atención para el expresidente. Si su intención era frenar la injerencia externa en la política de su país, deberían investigar el ingreso de cubanos y venezolanos vinculados al castrismo en el sur del Perú. Si su objetivo era intimidar al expresidente boliviano, lograron lo contrario, le dieron palestra, micrófonos y atención regional, contrario al aislamiento que tiene en Bolivia por parte del gobierno de su propio partido político.

3. Modelo económico

En contraste a la inestabilidad política reinante en el Perú, en el ámbito económico ha logrado cosechar grandes éxitos en las últimas tres décadas. Según el Banco Mundial, el Producto Interno Bruto ha multiplicado por más de seis veces su valor desde 1993, si en 2001 un 20,3% de los peruanos vivía con menos de US$2,15 al día, en 2022 esa cifra se redujo al 5,8%.

Todos los economistas expertos coinciden en dos factores para este crecimiento sostenido e inclusivo;

1. Banco Central independiente y con una política monetaria equilibrada, los miembros del Directorio son elegidos por el Gobierno y Congreso, pero una vez asumen sus funciones tienen total independencia y libertad, ¿podemos decir lo mismo del caso boliviano?
2. Pero la clave de este crecimiento está en su constitución, misma que hace años quiere ser cambiada por la izquierda. La constitución en su artículo 62 prohíbe que los contratos firmados puedan ser modificados por leyes posteriores, todo se resume en reglas claras y seguridad jurídica a las operaciones y la inversión extranjera. Qué tan importante resultó ser serio y no cambiar la visión y modelo de país cada que asume un gobierno.

Sin embargo, a pesar del crecimiento y mejora de las condiciones, siempre habrá reclamos de cambio, todavía hay grandes desafíos, como lograr estabilidad política, mejorar la redistribución de los recursos y luchar frontalmente contra la corrupción, pero el camino no pasa por deshacer todo lo avanzado en base a asesoramiento cubano y una nueva constitución inaplicable y engañosa como la nuestra.

Al final, en Perú o en Bolivia, cuando los manifestantes toman las calles y se enfrentan a la policía automáticamente comienzan a sumar adeptos no porque sus reclamos sean válidos sino por la falta de criterio y rechazo que generan los uniformados, con el avance de los conflictos la izquierda comienza a desnudar su verdadero objetivo: Asamblea Constituyente

¿Pero según los expertos no era su constitución parte del crecimiento económico? Sí, pero el populismo de izquierda está dispuesto a poner en riesgo la inversión a cambio de manejar el país a su libre albedrío.

Por eso mismo estos días, meses y años serán gravitantes para el futuro del Perú, ya que la madre de las batallas que tienen por delante se llama: Democracia vs Poder Absoluto

Alejandro Castellanos Pinell

Cientista Político, Universidad del Salvador (Buenos Aires – Argentina)