Diciembre 29, 2025 -HC-

Ser agradecido: no solo un signo de buena educación, sino un acto de bienestar


Lunes 29 de Diciembre de 2025, 10:00am






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Hace algunos días leí un artículo científico sobre la gratitud, La ciencia de la gratitud, de Summer Allen (Universidad de California, Berkeley). Su lectura me pareció oportuna, pues estamos a pocos días de cerrar el año, un tiempo en el que, casi de manera natural, solemos detenernos a agradecer. En ese ejercicio, algunos encontrarán relaciones, experiencias y circunstancias que reconocen como dignas de gratitud; otros, en cambio, considerarán que su situación personal, la realidad del país o el contexto global no dejan demasiado espacio para agradecer.

Ambas posturas son válidas. Sin embargo, resulta interesante saber que la ciencia está arrojando luces relevantes sobre la gratitud, no solo como una emoción o un comportamiento pasajero, sino como una disposición humana que tiene efectos reales en nuestro bienestar y en la forma en que nos relacionamos con los demás.

La gratitud puede entenderse como una emoción, una virtud o incluso un mecanismo de respuesta frente a las cosas buenas que hemos recibido. La gratitud se asocia a mayores niveles de optimismo, satisfacción y felicidad. A nivel físico, además, puede tener efectos concretos: sanar, energizar y transformar vidas, señala Summer Allen en su investigación.

Ser agradecidos no implica ignorar las pruebas y dificultades que se nos presentan; más bien, supone adoptar una mirada más amplia de la vida, que nos permita identificar y valorar aquello que también es bueno.

Un ejemplo de vida que apareció de manera paralela, mientras estas líneas tomaban forma, es el de Jovi, una madre joven de un niño autista de 10 años. A poco de conocerla, compartimos parte de nuestras vidas. La suya no es nada fácil: muchos sacrificios marcados por carencias económicas, pero también una abundancia exuberante y profundamente significativa de personas que han acompañado —y acompañan— su camino.

Mientras me relataba su historia, una amplia sonrisa la acompañaba. Sus palabras dan cuenta del impacto de don Jorge, su primer jefe, quien la impulsó a estudiar y a contar con un espacio físico para vivir. Cuenta también cómo, junto a Margarita, han construido una hermosa amistad, dando forma a una comunidad natural y amorosa en la que comparten espacios de entretención, risas, comida y momentos de cuidado de sus hijos.

Están sus padres, a quienes acude siempre y que apoyan el cuidado de su hijo. Está su compañero, que la acompaña amorosamente en su vida. Están también aquellas horas extras de trabajo que le permiten costear los tratamientos que su hijo necesita. El relato de Jovi me impacta porque no nace desde el dolor sino desde un agradecimiento profundo y real, pese a las dificultades.

Por todo lo anterior, resulta oportuno —a la luz de estos antecedentes científicos y de ejemplos de vida como el de Jovi— animar a fomentar la gratitud no solo desde los espacios religiosos o el ámbito del hogar, sino también desde los espacios públicos, como la escuela y los medios de comunicación, y, por qué no, desde aquellos lugares donde hoy se construye y se difunde cultura a través de las redes sociales, pese a sus desafíos y, en muchos casos, a su falta de profundidad.

Abordar estos temas en una columna de opinión puede parecer irrelevante; sin embargo, si nuestro deseo es aportar con elementos distintos que nos permitan construir un país más sano y estable, necesitaremos espacios que generen contenidos de manera abierta y que contribuyan a la formación ética del ser y el hacer de la ciudadanía, evitando el tan poco constructivo “parecer” al que nos tienen acostumbradas las redes sociales.

Apuntemos a enseñar a niños, jóvenes y adultos a reconocer el valor de lo recibido, a desarrollar una conciencia más atenta y a fortalecer vínculos basados en el respeto y el bien común, con miras a construir una sociedad más humana, consciente y responsable.

Esto debiera estar presente en las políticas educativas de un país que busque su bienestar. ¡Cuánto agradeceríamos un giro en esa dirección en el arte de gobernar!

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