Diciembre 21, 2025 -HC-

El pilar silencioso


Domingo 21 de Diciembre de 2025, 9:45am






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Estamos concluyendo el que será uno (más) de nuestros años inolvidables. Un periodo marcado por la incertidumbre, ya normalizada, pero que en este tiempo se profundizó y amplió, dañando la salud mental, las relaciones personales, de trabajo y, en general, la convivencia entre pares.

Dicen que es el año con una de las peores coyunturas económicas de las últimas décadas, por la falta de divisas y la devaluación paralela que han afectado el consumo; el déficit comercial, con la caída del gas y un mercado laboral altamente precarizado, son algunas de las cuestiones que como sociedad estamos enfrentando. Por otra parte, el cambio de gobierno se ha percibido como un cambio de era; es que 20 años son demasiado.

Hoy, por muy difícil que sea, estamos ante un nuevo momento, lleno de posibilidades, aunque los retos de quienes gobiernan son muchos y difíciles: controlar la inflación, el tipo de cambio, sostener la gobernabilidad, diversificar la economía, impulsar la reforma de la justicia, luchar contra la corrupción institucionalizada. Además, y no menos importante, está el desafío de recomponer el tejido social, trabajar para reducir la polarización y los odios.

Con este panorama, pregunto: ¿qué sector es el que nunca ha bloqueado las calles? ¿qué sector jamás ha hecho una huelga en el reino de las huelgas? ¿qué sector trabaja cada día, sin victimizarse, en uno de los países más pobres de la región?

El sector artístico y cultural, señoras y señores.

Si hay un grupo social que no se detiene, es el de las industrias creativas. La gente del arte hilvana una red invisible de contención en todas las épocas, en tiempos de paz, de conflicto, de pandemias, de revoluciones; con y sin dólares, con y sin gasolina.

En el país y el momento que nos ha tocado, marcados por una serie de inestabilidades e incertidumbres, con alto desgaste social, el arte cumple un rol esencial que va más allá de lo simbólico o distractivo. Las y los artistas, junto a quienes trabajan en las industrias creativas, sostienen un espacio que permite a la sociedad pensarse, expresarse y resistir incluso cuando escasean los recursos materiales. En momentos en que faltan certezas, el arte ofrece sentido, memoria, diálogo y reencuentro; canaliza el malestar colectivo sin violencia, fortalece la cohesión social y preserva la identidad cultural. Incluso sin marraquetas, la creación artística no se detiene: es una necesidad humana profunda y un pilar silencioso de estabilidad social en tiempos de crisis.

Una manera de abordar, entender y usar el poder del arte y las culturas, tanto para lo social, como para lo económico, es generando datos. ¿Por ejemplo, cuántas actividades artísticas hubo en La Paz en 2025? Mi monitoreo reporta al menos 200 por mes; calculo que es mucho más, pero personalmente, he registrado casi 2.500 eventos, entre conciertos de todo tamaño, obras de teatro, presentaciones de libros, exposiciones, conversatorios, musicales y más. Ya es una línea de base.

En este triste Bicentenario, marcado por crisis diversas, las industrias creativas han sido un tejido vivo de generación de empleo, movilidad económica, bienestar emocional, memoria colectiva y cohesión comunitaria que deben recibir apoyo, pues se trata de una inversión estratégica para toda la sociedad.

Esperemos que, como país, en 2026 podamos generar mecanismos de colaboración y articulación para fortalecer infraestructuras, formación, redes de distribución, sistemas de financiamiento y otras herramientas para potenciar la creación local, proteger nuestros patrimonios y asegurar que la cultura siga siendo ese pilar silencioso que sana, interpela y proyecta a Bolivia. Apoyar la cultura es, en definitiva, apoyar la economía, la salud social y el futuro democrático del país.

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