Agosto 21, 2025 -HC-

Bolívar se trajo el cetro del inca


Miércoles 20 de Agosto de 2025, 10:15pm






-

En la noche cusqueña, donde las piedras aún susurran leyendas incas y el aire inspira con historia, Bolívar escribió su propio capítulo de gloria. Parafraseando el título del libro de Iván Zegada que cuenta la historia de los pasadores y tejedores, La Academia con dos estocadas precisas, venció a Cienciano 2-0 en el Garcilaso de la Vega, y dejó en silencio a un templo que esperaba otra narrativa.

Martín Cauteruccio de penal, como un poeta del área, dibujó el primer verso al minuto 14. Luego, Damián Batallini, justo antes del descanso, selló el segundo con la serenidad de quien conoce el arte de la espera. Cada gol fue una pincelada en un lienzo de ambición.

Altura compartida, pero espíritu distinto. Cusco y La Paz comparten el cielo alto, pero esta vez fue Bolívar quien voló más lejos. Con inteligencia, buen fútbol y alma de guerrero, el equipo boliviano tejió su triunfo con hilos de orden, presión y temple. Carlos Lampe, desde el arco, fue el guardián de los sueños, mientras el mediocampo marcaba el ritmo como un corazón que no se acelera, pero nunca se detiene.

Cienciano buscó respuestas en su tradición cusqueña, pero no las encontró en el presente de realidad, equivocando claramente su búsqueda de revertir el marcador adverso de la semana pasada en Miraflores. Bolívar lo despojó de certezas y lo dejó mirando al horizonte, donde ya no brillaba la esperanza.

El sueño continental sigue despierto. Bolívar no solo ganó un partido. Ganó respeto, ganó confianza, ganó el derecho a soñar más alto. Con el marcador global de 4-0, avanza hacia los cuartos de final de la Copa Sudamericana con la mirada fija en la cima, donde espera un nuevo desafío: Godoy Cruz o Atlético Mineiro.

Esta victoria no se mide solo en goles. Se mide en carácter, en visión, en la certeza de que el fútbol también puede ser poesía. Bolívar, con la camiseta celeste como bandera, cruzó fronteras y dejó claro que su ambición no conoce límites en este segundo semestre del año de su centuria.

Luego de quedar fuera de la Libertadores en este 2025, año de su centenario, Bolívar ha encendido su luz más brillante en el firmamento sudamericano. La Academia, con el alma inflamada por la historia y el presente, ha tejido una racha de victorias que ya se cuentan como gestas. Primero fue Palestino de Chile, doblegado con autoridad: 3 a 0 en La Paz, en el Hernando Siles, y luego 3 a 0 en Santiago, como si el celeste no conociera fronteras. Después, Cienciano de Perú, otro gigante andino, cayó por 2 a 0 en la Sede de Gobierno y volvió a sucumbir por el mismo marcador en el Cusco, donde Bolívar jugó como si el aire también le perteneciera. Cuatro partidos, cuatro triunfos, diez goles a favor, ninguno en contra. La segunda mitad de este año es una sinfonía de fútbol y alegría, como si la centuria no solo celebrara el pasado, sino anunciara un futuro de conquista.

Bolívar, con su celeste vibrante, se convirtió en un río que arrasó con todo a su paso. Y así, con el eco de los cánticos que cruzan la cordillera, la Academia avanza con paso firme, dejando atrás rivales y dudas. El continente vuelve a mirar a La Paz y al Estadio Siles con respeto, porque aquí, hay altura de juego y ese buen fútbol también se refleja fuera del país, un equipo que sueña despierto y que convierte cada partido en una obra de autor.

El boleto a cuartos de final ya está en manos de Bolívar, y con él llega más que prestigio: también oxígeno financiero. La clasificación representa ingresos vitales para las arcas del club, que en este año busca no solo celebrar sus logros, sino cimentar su futuro mediático. El equipo responde con entrega y talento, demostrando que el elemento humano está presente y comprometido. Desde la defensa hasta el último toque en ataque, la Academia ha mostrado que puede competir con solvencia en el plano internacional. Hay cohesión, hay hambre, y hay una idea clara que se traduce en resultados.

Pero en el fútbol, como en la vida, nada está ganado hasta el último suspiro. Bolívar va por buen camino, sí, pero este es un viaje que se recorre paso a paso, sin perder la humildad ni la concentración. El siguiente rival será, sin duda, más exigente, más desafiante, más despiadado. Y es ahí donde se verá si este equipo está hecho para la historia o solo para el recuerdo.

 La Academia tiene con qué soñar, pero también sabe que los sueños se construyen con trabajo, partido a partido, minuto a minuto. Este año especial, no es una meta, es una motivación. Y el camino aún tiene muchas curvas por delante.

Así como Bolívar ha demostrado carácter y jerarquía en el plano internacional, ahora debe volcar esa misma energía en el torneo de la División Profesional, en cotejos de ida y vuelta, donde hay puntos que recuperar y una afición que exige resultados. La presión de ganar cada encuentro no es una carga, sino un reflejo de la capacidad y el elemento humano del equipo: cuando se le exige es porque tiene con qué responder.

El plantel cuenta con talento, experiencia y una identidad futbolística que puede marcar diferencia en cualquier cancha. Es momento de reafirmar esa condición de favorito también en el campeonato local, con la misma convicción que lo lleva a brillar fuera de casa.

El partido ha terminado. Frente a un espejo, el Bolívar se mira a sí mismo y ve que el cetro y la capa le quedan bien, se está probando el traje de emperador, el tiempo dirá si se lo puede quedar, por el momento, lo que ve en el espejo es un reflejo, pero ve que le queda bien.

/////

.