Septiembre 02, 2025 -HC-

TIC y pobreza estructural en Bolivia: entre la conectividad y la exclusión digital


Martes 2 de Septiembre de 2025, 11:30am






-

En Bolivia, el avance de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ha sido significativo en la última década, especialmente en áreas urbanas. Según el Censo Nacional 2024, el 87,7% de los hogares urbanos cuenta con acceso a internet (fijo o móvil), y el 95,2% dispone de telefonía celular. Estos indicadores reflejan una creciente penetración tecnológica que ha transformado la forma en que las personas se comunican, acceden a información y participan en la economía digital.

Sin embargo, este progreso no es homogéneo. En las zonas rurales, solo el 53,9% de los hogares tiene acceso a internet, y apenas el 38,3% cuenta con telefonía móvil. La tenencia de computadoras, laptops o tablets en estas áreas es de apenas 9%. Esta disparidad revela una brecha digital profunda que no solo es tecnológica, sino estructural.

La variable de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) permite entender mejor esta desigualdad. Las NBI —que incluyen carencias en servicios básicos, educación, vivienda y empleo— afectan directamente la capacidad de los hogares para acceder, sostener y aprovechar las TIC. En comunidades con alta incidencia de NBI, la conectividad no se traduce en inclusión ni en oportunidades reales. La tecnología puede estar presente, pero no logra transformar.

Este fenómeno plantea un desafío crítico: ¿cómo garantizar que las TIC sean herramientas de equidad y no factores que profundicen la exclusión? La respuesta no está solo en ampliar la cobertura de internet, sino en diseñar políticas públicas que integren la inclusión digital con la superación de la pobreza multidimensional.

La transformación digital debe ser concebida como un proceso integral, que articule infraestructura tecnológica con desarrollo social y económico. Esto implica:

  • Llevar conectividad a zonas donde el mercado no llega, mediante alianzas público-privadas y modelos comunitarios.
  • Distribuir dispositivos tecnológicos con fines educativos y productivos, priorizando hogares con NBI.
  • Formar capacidades digitales en comunidades vulnerables, con enfoque intercultural, bilingüe y territorial.
  • Incorporar las TIC en planes de desarrollo económico, salud, educación y empleo, entre otros.

Además, es fundamental reconocer que la brecha digital no es solo una cuestión de acceso, sino de uso y aplicación significativo. La alfabetización digital, la seguridad en línea, la participación ciudadana y el emprendimiento tecnológico deben formar parte de una agenda nacional que promueva una ciudadanía digital activa y crítica.

Bolivia tiene la oportunidad de convertir la inclusión digital en una política de Estado, orientada no solo a conectar, sino a empoderar. Para ello, se requiere voluntad política, inversión estratégica, articulación multisectorial y alianzas internacionales.

Es momento de construir una gran alianza nacional por la equidad tecnológica. Gobiernos, empresas, academia y sociedad civil deben converger en una estrategia común que vincule las TIC con la justicia social. La transformación digital no puede ser un privilegio de quienes ya están conectados. Debe ser el motor de una Bolivia más justa, resiliente y preparada para los desafíos del siglo XXI.

///

.