Hay voces que no necesitan alzar el tono para hacerse oír; presencias que atraviesan décadas sin pedir permiso, sin necesidad de justificar su permanencia. Sharon Stone (Pensilvania, 1958) es el fiel ejemplo. Hay una fuerza que permanece intacta en ella. Algo que sobrevive más allá de la celebridad, de la belleza y el mito. Icono absoluto de los 90, superviviente de sí misma y de una industria que quiso esculpirla a su antojo, hoy se muestra sin filtros: honesta, vulnerable y feroz. Esa mezcla de lucidez y rebeldía la ha acompañado siempre.
No sólo en su infancia, también cuando Hollywood quiso doblegarla, cuando la fama se convirtió en una jaula dorada o cuando la enfermedad –y un ictus– le robó medio rostro. Ahora vuelve a brillar con la fuerza de quien nunca dejó de creer en sí misma, reflejo de una mujer que ha sabido reinventarse, abrazar su esencia y convertir el paso del tiempo en un aliado. Con cada aparición, con cada gesto, recuerda al mundo que el talento no tiene fecha de caducidad. Resiliencia y magnetismo.
Acaba de dar vida a la villana Lendina en la cinta Nadie 2, la secuela que ha dirigido Timo Tjahjanto; está a punto de estrenar In Memoriam, la comedia con tintes dramáticos con aspiraciones al Oscar (sería de justicia) de Rob Burnett, y empieza a rodar ahora la tercera temporada de Euphoria como fichaje estrella de la serie americana de mayor éxito de los últimos tiempos, en la que compartirá protagonismo con Zendaya, Hunter Schafer y Rosalía. Doblen las apuestas…
Son las doce de la mañana en Los Ángeles cuando recibe a Harper’s Bazaar España en la que es su primera aparición tras el fallecimiento de su madre. Una mujer que, como tantas otras, influyeron en su vida.
En este punto de su vida, ¿cómo definiría lo que significa ser mujer?
Esa es una gran pregunta. Mucha gente está discutiendo sobre eso ahora, pero no creo tener la respuesta. Sólo puedo describirme a mí misma, no a todo el género. Sería absurdo tratar de describir a todos los hombres, ¿verdad?
¿Y qué parte de usted ha tenido que proteger para no dejarse moldear por la moral masculina?
Todo. Cuando era niña, mi padre me llamaba desde la calle donde jugaba y me decía: "Estás dejando que esos chicos te ganen porque quieres gustarles. Vuelve ahí y patea sus traseros, no dejes que te ganen porque quieres caerles bien". Así que yo volvía y les pateaba el trasero. También lo hice en el cine, pero la verdad es que no les gustas cuando haces eso.
¿La ha acompañado la sororidad a lo largo de su camino?
Por supuesto, ha habido mujeres que me han aconsejado: "Esto es lo que debes hacer para protegerte y cuidar una parte de ti misma, para seguir siendo fiel a quien eres", y esas mujeres han sido muy importantes e influyentes en mi vida. Muchas de ellas eran muy poderosas, y simplemente se acercaban, me tomaban de la mano, me daban dos minutos de consejo. En cierto modo, esas mujeres me salvaron la vida.
En los últimos años, el empoderamiento y la lucha feminista ha derrotado la masculinidad tóxica, ¿cree en ello?
Por supuesto. A veces, tienes esos momentos altruistas de mujeres que inspiran e importan. Y es mucho más grande que todo lo que el mundo masculino puede influir en negativo. Aunque ellos crean que controlan todo, olvidan que somos nosotras las que decidimos. Un día puede que despierten y se den cuenta de eso, de que decidimos si nacen o no, pensamos por nuestra cuenta incluso cuando están dentro del útero… Somos las diseñadoras de este mundo. Llámalo Madre Tierra, Madre Naturaleza, Madre Gaia… Pero también digo que si la gente se sentara simplemente un rato en el césped a contemplar, metieran los pies en el agua y miraran al cielo, verían que eso es todo. Puedes fingir que los hombres hacen esto, que las mujeres hacen aquello, gritar, hacer nuevas reglas, cambiar las fronteras…, pero la única verdad y las únicas fronteras están en los lagos, los cielos, los árboles y la naturaleza. No importa lo que hagas, siempre habrá un coyote que salga del bosque un día y te mire, y puede suceder en la Quinta Avenida. No importa quién creas que eres, la vida es vida, la naturaleza es naturaleza, tu día es tu día. Así que relájate.
Dice que las únicas fronteras las delimita la naturaleza. ¿Por qué los gobiernos se empeñan en elevar muros, deportar al inmigrante y crear desigualdad, como está sucediendo ahora en Estados Unidos?
No importa lo que esté pasando ahora. Míralo a lo largo de miles de años, en todos lados, todo el tiempo…, ¿cuánto ha importado? Nada. Mira cuántas personas creyeron que eran lo más importante del mundo, incluyéndome a mí. Hay quienes dirán que Sharon Stone fue dueña de los 90, y en muchos sentidos podía entrar en una habitación y hacer que la gente hiciera casi cualquier cosa. Era una especie del poder absurdo y malsano de la fama. Una noche, entré a una fiesta, a la que no queríamos acudir, pero tenía un contrato que me obligaba, y si no iba no me pagaban, así que le dije a mi equipo de peluquería y maquillaje: "Quien haga la cosa más loca, gana". Bueno, yo conseguí que todos los hombres de la fiesta me dieran sus corbatas. Me fui con 50 de ellas. Pensé: "Fantástico, ¡gané!". Otra persona se llevó una jardinera de dos metros en la parte trasera de una limusina, y mi peluquera dijo que había ganado. "¿Cómo que has ganado?", le pregunté; entonces se subió el vestido y llevaba puesta ropa interior masculina. Todos dijimos: "Vale, ganó". Eso era el poder de la fama.
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