El miércoles reciente, Samuel Doria Medina distribuyó más de 135.000 bolivianos en premios para destacados emprendedores bolivianos. En la ceremonia de entrega de los ocho galardones a los proyectos con más apoyo del público y del jurado del concurso “Emprender en tiempos de crisis”, Doria Medina recordó que “el emprendimiento no depende de los recursos naturales; por eso no se acaba, por eso no decae, por eso crea riqueza y la distribuye de la mejor manera: a los más empeñosos, a los más talentosos, a los más perseverantes”.
Explicó que el concurso se llama así porque se realizó tras las primeras señales del fin de un ciclo económico que basó todas las expectativas de desarrollo del país en el mecanismo de la propiedad estatal.
“El estatismo ha fracasado. El nuevo modelo para el país es el emprendimiento”, señaló Samuel en la parte más destacada de su discurso. “El emprendimiento da autonomía y libertad a los productores, que inventan su propio trabajo, y, al mismo tiempo, crea empleo, riqueza y solidaridad”, explicó.
La ganadora del primer premio del concurso, dotado con 50.000 bolivianos, fue Magali Quintana de “Manki”, un emprendimiento de la ciudad de Sucre que consiste en la producción de mantequilla de maní. En el segundo lugar se ubicó Jose Luis Maquera, con el emprendimiento Fabugoma de Santa Cruz. Recibió 30.000 bolivianos. Y el tercer puesto, premiado con 20.000 bolivianos, fue ocupado por Melissa Unzueta de Schmux Bolivia también de la ciudad de Santa Cruz.
Los ganadores fueron seleccionados de los 15 proyectos más interesantes, según la votación de un jurado de especialistas en distintos ramos de los negocios en Bolivia, ante el que demostraron que sus ideas son viables, tienen potencial de mercado y posibilidades significativas de éxito.
También tuvieron que convencer a los jurados de que estaban suficientemente comprometidos con las propuestas que trajeron al concurso, a fin de asegurar que estas tendrán una larga vida. El voto de los expertos sumó el 80% de la calificación total.
Los concursantes consiguieron el 20% restante en las redes sociales, donde se colgaron videos de las empresas finalistas para que el público votara por ellas. Esto permitió observar la aceptación popular de cada una. Todos los finalistas se trasladaron a La Paz para concurrir al acto de premiación.
4.430 personas se inscribieron en la primera etapa del concurso nacional, lo que significó casi 1.000 inscritos más que en 2022, cuando fueron 3.500, cifra que también fue un récord. “El concurso ha ido creciendo en el tiempo y también ha mejorado aprendiendo de sus errores y corrigiéndolos. Hoy podemos decir que es el más importante de este tipo en el país”, declaró Samuel, que es presidente de la Fundación Samuel Doria Medina Arana, el nombre de su padre, que lo organiza.
La mayoría de los inscritos (el 53%) fueron mujeres, lo que repite una tendencia ya observada en los concursos previos. El departamento con más postulantes fue La Paz, con 37% de la lista de inscritos, de los cuales más del 5% pertenecía a El Alto. En segundo lugar aparecía Santa Cruz, con casi 22% y, en el tercer puesto, Cochabamba, con casi 15% de los inscritos. A continuación, fuera del eje, se ubicaron, en orden decreciente, Tarija, Chuquisaca, Oruro, Potosí, Beni y Pando. La mayoría de los postulantes (53%) representaba a negocios que ya están en marcha. El resto presentó ideas de negocios aún por crear.
El concurso concede capital semilla a las ideas de negocios y a los emprendimientos ya establecidos que demuestren más potencial de mercado y más posibilidades de convertirse en empresas exitosas.
El diseño del concurso lo convierte en un mecanismo de capacitación y entrenamiento para todos los emprendedores que participan en él, en especial para los que llegan a las etapas más avanzadas. En el transcurso de las entrevistas, los participantes descubren las limitaciones de sus ideas y pueden superarlas.
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