La justicia en Bolivia atraviesa una etapa crítica. El “Informe sobre el Estado de la Justicia en Bolivia 2023”, elaborado por Fundación CONSTRUIR, revela un sistema judicial fragmentado, lento y desconectado de las necesidades ciudadanas. A ello se suma una creciente desconfianza institucional y una brecha de acceso que afecta especialmente a poblaciones rurales y vulnerables. En este contexto, las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) no son un lujo ni una moda: son una necesidad estratégica para reconstruir la justicia desde sus cimientos.
Aunque se han dado avances puntuales —como la implementación de audiencias virtuales durante la pandemia— el ecosistema digital judicial boliviano sigue siendo limitado. Las plataformas no interoperan entre sí, los sistemas de gestión judicial carecen de estandarización, y los operadores de justicia enfrentan desafíos en competencias digitales. Según la Fundación FUNDETIC Bolivia, más del 70% de los municipios rurales no cuentan con infraestructura tecnológica adecuada para servicios judiciales, perpetuando la exclusión y la desigualdad.
Los desafíos estructurales son evidentes. Primero, la fragmentación tecnológica: múltiples sistemas judiciales operan sin integración ni estándares comunes. Segundo, la débil gobernanza digital: no existe una política nacional articulada que guíe la transformación judicial. Tercero, las capacidades institucionales son limitadas, con escasa formación en competencias TIC entre operadores de justicia. Cuarto, la brecha de acceso digital excluye a ciudadanos rurales sin conectividad ni alfabetización tecnológica. Y quinto, persiste una fuerte resistencia al cambio, con una cultura institucional poco abierta a la innovación y la transparencia.
Las cifras confirman esta crisis. En 2025, el 20% de los jueces bolivianos —unos 230 magistrados— enfrentan procesos disciplinarios por faltas graves y leves, y nueve ya han sido destituidos. Además, el Índice de Percepciones Ciudadanas sobre la Justicia (IPCJ 2024) muestra que más del 65% de la población considera que el sistema judicial es poco confiable y vulnerable a influencias políticas. Estos datos reflejan un sistema bajo escrutinio, pero también una oportunidad para reformarlo con visión estratégica.
En América Latina y el Caribe, varios países han logrado avances que Bolivia puede adaptar. Colombia implementó el sistema “Justicia Digital”, que interconecta juzgados, fiscalías y defensorías, reduciendo tiempos procesales. Uruguay transformó su gestión judicial con el expediente electrónico, y México desarrolló plataformas de justicia abierta que permiten consultar causas y sentencias en tiempo real.
Inspirados en estas experiencias y en las propuestas que viene desarrollando la Fundación FUNDETIC Bolivia, se plantea una hoja de ruta en cinco fases:
- strong>Diagnóstico nacional de madurez digital judicial: mapear capacidades, brechas y oportunidades institucionales.
- Diseño de una Política Nacional de Justicia Digital: articulada entre el Órgano Judicial, el Ministerio de Justicia, sociedad civil y actores tecnológicos.
- Fortalecimiento de infraestructura y conectividad: invertir en redes seguras, centros de datos y conectividad rural.
- Formación y certificación digital: capacitar a operadores judiciales en TICs, IA, ética digital y gestión de datos.
- Gobierno abierto y participación ciudadana: crear plataformas accesibles para seguimiento de casos, denuncias digitales y control social.
La transformación digital de la justicia no es solo tecnológica: es una apuesta ética por la equidad, la eficiencia y la confianza institucional. Bolivia no puede seguir operando con herramientas del siglo XX en un entorno que exige respuestas del siglo XXI.
Es momento de actuar. De convocar a los actores clave, construir consensos y avanzar hacia una justicia más rápida, justa, transparente y cercana a la ciudadanía. Las TICs no reemplazan la justicia, pero pueden ayudar a que esta cumpla su promesa: ser el pilar de una sociedad democrática, inclusiva y moderna.
La justicia digital no es el futuro. Es el presente que Bolivia necesita construir hoy.
Luis Sergio Valle, ciudadano boliviano.