Iván Duque, bogotano de 41 años y abogado con maestría en economía, es el nuevo presidente de Colombia, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia, realizada este domingo. El boletín oficial de la autoridad electoral señala que el 98,20% de las mesas informadas le dan la victoria a Iván Duque, con el 53,97% sobre el 41,81% a favor de Gustavo Petro, representante del partido FARC.
Duque llegó a esta contienda presidencial como senador y apuesta del Centro Democrático, un partido fundado hace apenas 5 años por su mentor, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Se trata del presidente más joven en la historia moderna de Colombia y, como discípulo de Álvaro Uribe, su llegada a la Casa de Nariño significa la llegada al poder de la derecha y de quienes se han opuesto a los acuerdos de paz firmados por el gobierno de Juan Manuel Santos con la hoy desmovilizada guerrilla de las Farc, informa el periódico El Espectador.
Desde el 7 de agosto, una mujer asumirá la vicepresidencia de Colombia: Marta Lucía Ramírez asumirá las tareas que el próximo presidente de Colombia, Iván Duque, le delegue para su periodo de gobierno, como establece la Constitución.
Ramírez estudió derecho en la Universidad Javeriana y tiene una especialización en derecho comercial de la misma universidad. En 1996 fue fellow del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard.
¿A quién representa Duque?
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Según el diario, Duque representa a la mitad de esa Colombia “indignada” por las “concesiones” que se le dieron a las FARC, a cambio de transformarse en partido tras medio siglo de guerra. Durante la campaña, prometió “modificaciones estructurales” al Acuerdo de Paz de 2016, que desarmó a unos 7.000 combatientes, aunque ha dicho que eso no significa volverlos “trizas”.
“Queremos que quienes han cometido crímenes de lesa humanidad tengan sanciones proporcionales que sean incompatibles con la representación política”, ha dicho. Lo convenido en La Habana estipula que los jefes exguerrilleros reciban penas alternativas de prisión si confiesan crímenes y reparan a los millones de víctimas de un conflicto en el que también participaron paramilitares de ultraderecha y agentes del Estado.
Al presidente venezolano, Nicolás Maduro, lo llama “dictador” y “genocida”. De hecho, ese fue uno de los caballos de batalla durante todo el proceso electoral, que aunque fue rebatido por su rival, quien no dudó en calificarlo como una estrategia de difundir miedo, caló en gran parte de la ciudadanía.
Obtuvo su curul en 2014 dentro de una lista cerrada que lideró el exmandatario. Y fue ungido como candidato presidencial tras derrotar en encuestas internas a otros 4 aspirantes.
Su discurso ha girado en torno a la recuperación económica, la lucha frontal contra la corrupción y la delincuencia, y a lograr una sustancial mejora de los sistemas de la salud y educación.