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En el municipio de Laja se creó la Asociación de Panificadores 10 de Septiembre, que congrega a 50 artesanas que cada día, desde las cuatro de la mañana, elaboran más de 46 mil panes que son enviados a las ciudades de La Paz y El Alto. Desde allí también se distribuye a Oruro, Santa Cruz y Cochabamba; los panes son llevados en minibuses.
Martes 8 de Noviembre de 2016, 4:30pm
La Paz, 08 de noviembre (Urgentebo.com, Soledad Mena).- El pan de Laja, apreciado por quienes conocen de sus virtudes saludables y de su sabor, es un producto paceño que no ha conseguido hasta ahora un mercado definido y sus productores piden apoyo para que sea promocionado con el fin de mejorar sus condiciones.
En el municipio de Laja se creó la Asociación de Panificadores 10 de Septiembre, que congrega a 50 artesanas que cada día, desde las cuatro de la mañana, elaboran más de 46 mil panes que son enviados a las ciudades de La Paz y El Alto. Desde allí también se distribuye a Oruro, Santa Cruz y Cochabamba; los panes son llevados en minibuses.
Horneado sobre piedra, el pan de Laja es patrimonio paceño y es un producto cada vez más apetecido. Sin embargo, los productores piden a los municipios de El Alto y La Paz espacios fijos para vender su producto o, de otra manera, les asignen un tiempo específico.
“En la plaza San Pedro, Obrajes y en otros lugares deberían darnos permiso para vender, queremos que nos den un día a la semana o dos días, y no una hora, queremos que haya esa oportunidad para nosotras”, expresó Lourdes Tola, presidenta de la Asociación 10 de Septiembre.
Gonzalo Tazola, director de Recurso Humanos de la Alcaldía de Laja, indicó que, en el marco del plan Área Metropolitana paceña, gestionan la venta de sus productos del productor al consumidor con la alcaldía de La Paz.
Mientras tanto los panes son ofrecidos en puestos de a la venta en las calles como la Sagárnaga, en el puente distribuidor de la Ceja, la Terminal de El Alto, final avenida Naciones Unidas, Cementerio General y la feria 16 de julio a un precio de 40 centavos la unidad.
Las ciudades de El Alto y de La Paz son los principales mercados para la venta de este producto típico de Laja. Y desde estas urbes es enviado al resto del país.
“Los que más nos compran son los de la hoyada, mandamos cada día dos minibuses llenos de pan hasta el lugar, cargados de 30 fardos”, explicó Lourdes Tola.
Para mantener frescos los panes, las caseras los ponen dentro de bolsas plásticas y luego son envueltos en manteles blancos. Así el de Laja se distingue de los otros panes que son exhibidos en canastas o cajones, lo que acelera que el producto se seque.
En la actualidad, 50 panificadores reciben cada 15 días 20 quintales de harina de la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa). Los productores esperan que se les asigne el cupo de 35 quintales, como ocurría antes, pues ante la falta de la materia prima boliviana, se ven obligados a comprar harina de Argentina.
Fue declarado como “Patrimonio cultural inmaterial del departamento”, por la Gobernación de La Paz en el 2010 al ser un producto tradicional y artesanal del municipio de Laja.
El uso de la leña para calentar el horno y la cocción sobre las piedras de Laja, le dan el sabor diferente alos demás panes.
“El cocinado del pan de Laja se desarrolla sobre el piso, sobre la piedra. Esa es la diferencia a comparación de los panes comunes que se hornean en lata y se usa la leña, por eso es el sabor agradable y diferente”, dijo.
Un elemento sustancial para distinguirse sobre los otros productos es que el pan de Laja se elabora con harina cernida y sin levadura.
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