Septiembre 15, 2025 -HC-

El control electoral como derecho ciudadano y pilar de la democracia


Jueves 3 de Julio de 2025, 6:00pm






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El control electoral es un derecho ciudadano esencial que garantiza la transparencia, la legitimidad y la justicia en los procesos democráticos. En Bolivia, un país con una historia de grandes tensiones políticas y desafíos electorales, este derecho cobra especial relevancia de cara a las elecciones generales programadas para el 17 de agosto. En un contexto marcado por la polarización política, el divorcio interno del Movimiento Al Socialismo (MAS) y la desconfianza en las instituciones, están surgiendo iniciativas ciudadanas que buscan fortalecer la vigilancia ciudadana y asegurar que la voluntad popular se respete. En esta lectura exploraremos la importancia de esta fiscalización como derecho ciudadano en el país, su fundamentación en la teoría política y el papel de estas iniciativas expresadas en plataformas para el fortalecimiento de la democracia.

El control electoral en Bolivia no es solo un mecanismo técnico, sino una expresión directa de la soberanía popular, un concepto central en la teoría política. Jean-Jacques Rousseau argumenta en “El contrato social” (1762) que “la soberanía reside en el pueblo y que este debe ejercerla activamente para garantizar que el poder político refleje su voluntad”. No hay que olvidar que las elecciones de 2019 estuvieron marcadas por acusaciones de fraude y protestas masivas, por lo cual la vigilancia ciudadana es un pilar fundamental para restaurar la confianza en el sistema electoral.



El control electoral abarca desde la observación ciudadana en las mesas de votación hasta la participación en auditorías y el uso de herramientas digitales para monitorear el proceso. En el contexto de las próximas elecciones, plataformas como Cuidemos el Voto y la Red Observa Bolivia son iniciativas clave. Con su integración a tecnología como “blockchain” y aplicaciones con inteligencia artificial, buscan garantizar la transparencia mediante la participación de ciudadanos y delegados de partidos políticos. Por ejemplo, Cuidemos el Voto es una alianza entre la sociedad civil y agrupaciones políticas que utiliza una aplicación integral para monitorear el proceso electoral, permitiendo a la ciudadanía reportar irregularidades en tiempo real.

Desde la perspectiva de la teoría política, el control electoral encuentra su fundamento en pensadores como John Locke y Jürgen Habermas. El primero, en su “Segundo tratado sobre el gobierno civil” (1689), sostiene que el consentimiento de los gobernados es la base de la legitimidad política, lo que implica que los ciudadanos tienen el derecho de supervisar los procesos que determinan quién ejerce el poder. En Bolivia, este principio es especialmente relevante dado el terrible historial de irregularidades electorales, como las documentadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 2019, que incluyeron manipulación de actas y fallos en la cadena de custodia.

Mientras que la teoría de la democracia deliberativa de Habermas destaca la importancia de la participación ciudadana en la esfera pública para garantizar decisiones políticas transparentes. En el país, las plataformas de control electoral, como la desarrollada por asoblockchainbo que utiliza “blockchain” para garantizar la inmutabilidad de los reportes electorales, son un ejemplo de cómo la tecnología puede facilitar una esfera pública más inclusiva, eficiente y transparente.

En “Poliarquía” (1971), Robert Dahl subraya que la participación efectiva y el control ciudadano son esenciales para una democracia funcional. En Bolivia, donde el MAS ha dominado la política desde 2005, la fragmentación actual del partido y la polarización política hacen que el control ciudadano sea crucial para evitar especulaciones y acciones de manipulación electoral. Bajo este marco, las plataformas de observación, como Cuidemos el Voto y la Red Observa Bolivia, buscan capacitar a los ciudadanos para que actúen como observadores y denuncien cualquier anomalía, fortaleciendo así la integridad del proceso.

El ejercicio del control electoral en el país enfrenta múltiples desafíos. Uno de los más significativos es la desconfianza en las instituciones electorales, exacerbada por los eventos de 2019, cuando la OEA apuntó a una “manipulación deliberada” en los resultados. Esta desconfianza ha impulsado iniciativas ciudadanas, pero también ha generado tensiones, como las protestas violentas tras la inhabilitación de Evo Morales para las elecciones de este año.

Otro reto es la exclusión de sectores vulnerables en el proceso de control electoral, como las comunidades indígenas y las mujeres. Aunque la Constitución Política boliviana reconoce 36 nacionalidades indígenas y les reserva siete escaños en la Cámara de Diputados, sus intereses a menudo son ignorados. Asimismo, las mujeres  —que ocupan el 46% de los escaños en la Cámara Baja— enfrentan violencia política y barreras patriarcales que limitan su participación en la vigilancia electoral.

Aparte, podemos señalar que la manipulación tecnológica, como la desinformación en redes sociales, son una gran amenaza. En Bolivia, donde el acceso a internet es limitado en áreas rurales, las plataformas digitales de control electoral deben garantizar el acceso para todos los ciudadanos, no solo para la población urbana que goza de una mayor conectividad.

Por ello las iniciativas como Cuidemos el Voto y la Red Observa Bolivia son ejemplos de cómo la sociedad civil está tomando un rol activo en el fortalecimiento de la democracia. No solo monitorean el proceso electoral, sino que también capacitan a los ciudadanos para que comprendan sus derechos y responsabilidades; por ejemplo, se anunció que asumirán una misión de observación electoral ciudadana, buscando que se garantice la transparencia en las elecciones.

La educación cívica es fundamental para el éxito de estas iniciativas, tal como señala John Stuart Mill, “la participación ciudadana educa a los individuos en los valores cívicos y fortalece la cohesión social”. En Bolivia, donde la polarización política y la desconfianza son altas, las plataformas de control electoral están trabajando para empoderar a los ciudadanos mediante talleres y campañas de sensibilización, porque el control electoral Sí es un derecho ciudadano que encarna los principios de soberanía popular y participación activa.

En conclusión, en un ambiente electoral marcado por la división política y los antecedentes de irregularidades, las plataformas como Cuidemos el Voto y la Red Observa Bolivia representan una esperanza para la democracia. Respaldadas por la teoría política de Rousseau, Locke, Habermas y Dahl, demuestran que la vigilancia ciudadana es esencial para garantizar elecciones libres y justas. Además, fortalecer este derecho requiere no solamente tecnología y capacitación, sino consciencia, un compromiso colectivo para superar las barreras de exclusión y polarización.

En un país donde la democracia ha enfrentado crisis recurrentes, el control electoral ciudadano es la herramienta más poderosa para proteger la voluntad popular y construir un futuro más justo. Las elecciones de agosto serán una oportunidad para que los bolivianos, a través de estas plataformas, reafirmen su papel como guardianes de la democracia.

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